
LA EDAD DE ORO Y LA ALEVOSÍA A TAN BAJO COSTO
En una habitación de un hotel de segunda clase en Miami (Florida), Linda Lovelace filmó, con recursos casi amateurs, la película por la cual pasaría a la historia como una de las actrices porno más importantes de la industria. Se trata de “Deep Throat”, gema de culto en tiempos de liberación sexual y hippismo. Un perfecto ejemplar de género hardcore convertido en astronómico éxito de audiencia luego de costearse por una suma ínfima de dólares. Pero, se sabe, en la tierra de los sueños tejidos en celuloide nada es gratuito.
El salto a la fama de Linda, curiosamente, la revelaría años después como impensado ícono feminista: la actriz había sido violada durante el rodaje, revelando que fue constantemente sometida por su manager y esposo, el despreciable Chuck Traynor. Fuera de la pantalla, su vida fue absolutamente caótica; un indetenible espiral descendiente de drogas, mafia y prostitución, que culminara con un trágico accidente de tránsito, en el año 2002. El inestable discurrir de la nativa de New York dentro de los sets de films condicionados volvió a instaurar el interés en el gran público, luego del documental “Into Deep Troat” (2005) y la biopic “Lovelace” (2013), protagonizada por la ascendente actriz Amanda Seyfred.
La trama inicial, entre bizarra y elemental, nos muestra a una mujer insatisfecha sexualmente, quien extravía su clítoris y, en su desesperada búsqueda, recurre a un especialista en la materia, encontrando una inédita solución. Allí está la masculinidad, descendiendo lo más profundo posible, todo sea por apaciguar el deseo y hallar la fórmula mágica…para la autosatisfacción. No hace falta tener buena memoria para no olvidarlo: contamos diecisiete escenas de felaciones en el film dirigido por Gerard Damiano.
“Garganta Profunda” adquirió condición de culto dentro de su género. Inseparable de la polémica, en tanto de la trascendencia intelectual más allá de la referencia al género erótico al que pertenece, marcó un antes y un después en la historia, ofreciendo un marco narrativo que vertebró las distintas secuencias de sexo explícito incluidas. En tiempos donde la pornografía en internet está a un click de distancia, banalizando lo erótico y cosificando la belleza femenina en su proliferación masiva, bien podríamos comprender que “Garganta Profunda” colocó la piedra fundamental sin medir los riesgos.
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