
Elegía, de Federico García Lorca
“Como un incensario lleno de deseos,
pasas en la tarde luminosa y clara
con la carne oscura de nardo marchito
y el sexo potente sobre tu mirada.
Llevas en la boca tu melancolía
de pureza muerta, y en la dionisíaca
copa de tu vientre la araña que teje
el velo infecundo que cubre la entraña
nunca florecida con las vivas rosas
fruto de los besos.
En tus manos blancas
llevas la madeja de tus ilusiones,
muertas para siempre, y sobre tu alma
la pasión hambrienta de besos de fuego
y tu amor de madre que sueña lejanas
visiones de cunas en ambientes quietos,
hilando en los labios lo azul de la nana.
Como Ceres dieras tus espigas de oro
si el amor dormido tu cuerpo tocara,
y como la virgen María pudieras brotar
de tus senos otra vía láctea.
Te marchitarás como la magnolia.
Nadie besará tus muslos de brasa.
Ni a tu cabellera llegarán los dedos
que la pulsen como
las cuerdas de un arpa
¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!
cuyo aliento tiene blancor de biznagas.
Venus del mantón de Manila que sabe
del vino de Málaga y de la guitarra.
¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
lotos de saetas, olas de naranjas
y espumas de rojos claveles que aroman
los niños marchitos que hay bajo sus alas.
Nadie te fecunda. Mártir andaluza,
tus besos debieron ser bajo una parra
plenos del silencio que tiene la noche
y del ritmo turbio del agua estancada.
Pero tus ojeras se van agrandando
y tu pelo negro va siendo de plata;
tus senos resbalan escanciando aromas
y empieza a curvarse tu espléndida espalda.
¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
Virgen dolorosa que tiene clavadas
todas las estrellas del cielo profundo
en su corazón ya sin esperanza.
Eres el espejo de una Andalucía
que sufre pasiones gigantes y calla,
pasiones mecidas por los abanicos
y por las mantillas sobre las gargantas
que tienen temblores de sangre, de nieve,
y arañazos rojos hechos por miradas.
Te vas por la niebla del otoño, virgen
como Inés, Cecilia, y la dulce Clara,
siendo una bacante que hubiera danzado
de pámpanos verdes y vid coronada.
La tristeza inmensa que flota en tus ojos
nos dice tu vida rota y fracasada,
la monotonía de tu ambiente pobre
viendo pasar gente desde tu ventana,
oyendo la lluvia sobre la amargura
que tiene la vieja calle provinciana,
mientras que a lo lejos suenan los clamores
turbios y confusos de unas campanadas.
Mas en vano escuchaste los acentos del aire.
Nunca llegó a tus oídos la dulce serenata.
Detrás de tus cristales aún miras anhelante.
¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del alma
al sentir en el pecho ya cansado y exhausto
la pasión de una niña recién enamorada!
Tu cuerpo irá a la tumba
intacto de emociones.
Sobre la oscura tierra
brotará una alborada.
De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blanca.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas”

¡OH, MUJER ESBELTA, MATERNAL Y ARDIENTE!
Nacido en Granada y emblemático integrante de la Generación del ’27, Federico García Lorca continúa siendo un intelecto y una pluma relevante a nuestro tiempo. Asesinado a comienzos de la Guerra Civil, a sus tempranos treinta y ocho años, permanece como una figura atractiva de ser representada en los escenarios más importantes de habla hispana. Un autor que no cesó en indagar en las diversas formas del lenguaje escrito para vehiculizar sus obsesiones bajo el síntoma de la urgente denuncia. Podemos adentrarnos en su prodigioso cuerpo de trabajo y observar una serie de rasgos que van desde la concepción más tradicional de la poética de su tiempo hasta el más vanguardista de los abordajes. En Lorca hallamos y nos maravilla el carácter lírico, la prosa y el verso, la metáfora y el simbolismo.
Durante los años ’20, sus textos exploran el drama histórico; la valentía y rebeldía que nace del corazón del poeta jamás traicionará sus ideales. No resulta dificultoso, en lo absoluto, pensar en un Lorca atrapado, encorsetado, el cuerpo de una mujer del siglo XXI, sintonizando con las luchas por la igualdad de género. Así es como captó la esencia de Mariana Pineda, en inmejorable retrato de una mujer liberal condenada a muerte, emblema de la resistencia y quien bordara en su bandera tres palabras claves para comprender las características propias a una heroína lorquiana: ‘libertad’, ‘igualdad’ y ‘ley’, en detrimento de ‘casamiento’, ‘hijo’ y ‘casa’. A lo largo de su obra, firmará versos diametralmente opuestos a lo inscripto por las leyes imperantes. Rumbo a su madurez conceptual y estética, el autor de “Bodas de Sangre”, pieza maestra del teatro español, posteriormente conecta con los diferentes ismos, arribando así el teatro experimental en los años ’30, una época que circunscribe el territorio conceptual de la presente “Machada”.
Quien fuera fundador de la compañía itinerante La Barraca e íntimo amigo de Salvador Dalí y Luis Buñuel, se convirtió con los años en un fuete crítico de su época, denunciando la opresión imperante sobre las minorías: los mendigos, los negros, los gitanos y las mujeres. Combatió arteras figuraciones de aquellos intranquilos de conciencia. Su discurso contrarresta los preceptos vigentes en los años de la Segunda República. Todo en Federico es revolución y deseo de contrarrestar lo impuesto. Así dio voz a quienes estaban privados de la indispensable libertad de expresión, en una España que se internaría en cuarenta años de plomo franquista. Cuando, simplemente, se está prohibido reír o llorar. El dogma inalterable de la vieja farsa rural…
«Machada» es una obra de teatro independiente que combina cuatro textos de García Lorca -«El Retablillo de Don Cristóbal», «Los Títeres de Cachiporra”, «La Doncella, el Marinero y el Estudiante» y «Yerma»- como columna vertebral de su cosmovisión. La empatía que nos genera revisitarlo aquí describe la virtud de una obra que nos anima a repensar y reflexionar, en contrario a naturalizar aquellas costumbres que rigieron enquistándose. En tiempos donde se combate la violencia de género, el decálogo feminista formulado en sus textos reivindica la sororidad con un gran sentido de creatividad e inspiración al describir las coordenadas sociales, culturales y políticas de un tiempo. El irracional machismo en un país que no se avergüenza de ello hace del olvido su modo de educación social, soslayando una fracción temporal donde la modernización social fue llevada adelante por un grupo de mujeres transgresoras y reivindicatorias. Es la porción histórica que al poeta le interesa colocar en relevancia; y lo hace congestionando y atravesando el discurso oficial.
La toma de conciencia que preocupa a Lorca, quien visitó la ciudad de Buenos Aires en 1933, evidencia la opresión de su tiempo. La rebelión de sus mujeres pone en valor la sororidad en medio de un paradigma patriarcal imperante, en favor de normas impuestas (y aceptadas por la mayoría) en un tiempo político turbulento y ensombrecido donde ciertas formas deben ‘cuidarse’. Existen códigos que maniatan emocional, sexual e intelectualmente a la mujer. La retrógrada doble moral de la Iglesia Católica castiga y oculta, sistemáticamente. ¿Qué mantiene a las mujeres alejadas de problemas? El ‘lado b’ de la historia ha sido tramado por valientes que dan cuerpo y voz al relato sesgado, y no se trata, precisamente, de damiselas de la alta sociedad. Son empoderadas que pugnan por la libertad y la auto realización, en quienes el deseo es el motor de toda búsqueda. ¿Con qué ojos las mujeres de Lorca mirarían a las mujeres de hoy?
Cuando la muerte cobra forma de marido, Machada enciende un cigarrillo y escarba en el dolor. Hay sueños que se rompen en el aire más pronto que tarde, como perlas de su collar deshecho. Años de martirio pesan…alrededor todo es tedio y vulgaridad. Hay que actuar con la ingratitud que la situación requiere. Brindamos con una copa de vino y el espacio escénico nos invita a pertenecer. Porque Federico coloca patas para arriba lo reduccionista del mandato. “Machada” es la tragedia cotidiana de una mujer en la flor de la edad que ve marchitarse sus días, porque el tiempo no frena. La masculinidad invisible acecha. Violenta y perpetra; aliena y somete. La fortaleza, la honradez y la lucha por la igualdad, se convierten en rasgos que caracterizan a las mujeres protagonistas del dramaturgo. Las endemoniadas se sublevan y conviven, todas en una, en Machada, bajo la piel de una poderosa interpretación brindada por la excepcional actriz Mariángeles Bonello (protagonista de “Cosméticos”, lee su reseña acá: https://revistasieteartes.com/2021/12/16/en-escena-resena-de-la-obra-cosmeticos-teatro-del-pueblo-c-a-b-a/). A través de su cuerpo, su voz y sus gestos, cobra forma de poema la auténtica tragedia de una mujer sola. Pero no está sola.
El tradicionalismo inquisidor reprime y entre medio emergen allí mujeres como Machada, replicándose en el rostro de miles de anónimas, quienes no se dejarán oprimir por mandatos machistas, arcaicos y crueles. Mujeres que alzan la voz, por sobre la sumisión y el silencio generalizado. La incógnita es coetánea ¿Qué se espera de ellas? ¿De quién es el apellido que bordarán en sus sábanas? ¿Cuál es el próximo mandamiento a romper? ¿Reside la suerte en una bruja profetiza o en la esperanza del anhelo maternal? Capturando la absoluta atención del público, el sublime talento de la intérprete despliega sobre las tablas un conmovedor abanico de emociones. Machada monologa, se retuerce de placer contenido y enumera sus amantes. Sus ojos tristes miran hacia la nada. Cuenta pétalos de rosas como romances frustrados, pero la rutina devasta un mejor porvenir. La casada a la fuerza quiere desear y amar a quien quiera, de la A a la Z. Si es que hay algo a lo que mantenerse fiel, acaso …Existen formas para sostenerse ante la adversidad, pero sin pies para escalar el monte, Machada se derrumba. Llegará el día en que arrulle el fruto inanimado de su deseo… ¿para qué vivir sino?
Gracias a la gran adaptación llevada a cabo por la directora Andrea Martínez, “Machada” visibiliza con inteligencia el cuestionamiento hacia la pesada carga que la sociedad deposita en una mujer, a través de años en donde la naturaleza del deseo se contrapone a obligaciones y expectativas. Tiempos prolongados en adiestramiento y amedrentamiento. La moral condena una posición subordinada, pero en el resquicio aparecen los derechos próximos a ser conquistados. Sobre la fisura, tambalea lo que constitucionalmente se avala. Allí está Lorca interviniendo con su pluma tan nefasto panorama, porque sabe que la tierra sana no podrá dar frutos si no recibe agua, como el vientre seco no podrá engendrar lo fecundo y dar descendencia. Como todo adelantado a su tiempo, el poeta supo hacer de su arte un instrumento de evolución y una indetenible lucha subida a la ola emancipatoria de la mujer.

Elenco y ficha técnico-artística completa:
Dirección / ANDREA MARTÍNEZ
Intérprete / MARIANGELES BONELLO
Vestuario y arte / MARIA FLORENCIA PELLE
Producción y Asistente de Dirección / SOLEDAD LÓPEZ
Diseño de luces y sonido / LUCILA CORTELEZZI
Diseño publicitario, fotografía y video / CAMILA VIEDMA
Categorías:En Escena
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