
CALEIDOSCOPIO
Un grupo de ladrones pretende dar un golpe maestro, pero esta no es una ‘heist-series’ cualquiera. Narrado de una forma absolutamente novedosa, acción, drama y crimen se mixturan en esta experimentación De carácter lúdico. Podemos ver los episodios en el orden en que nos dé la gana, y el modo aleatorio a través del cual está concebida la narración de esta serie nos recuerda a la muy lograda ‘Interrogation’, de CBS, un producto pensado para verse de idéntica forma: al derecho, al revés, o intercalado. La historia no pierde sentido ni la brújula del motivo tras el atraco: siete mil millones de dólares de botín. La traición, el pasado, el pecado y la avaricia frustran planes, como elementos omnipresentes de un ejercicio audiovisual no lineal.
Ocho entregas, de cuarenta y cinco minutos cada una, cumplen a rajatabla la típica fórmula del rentable subgénero. Con ligereza, “Caleidoscopio” presenta un abordaje innovador, corriendo el riesgo de no dispersar las intenciones de contestar el principal interrogante: ¿qué motiva el robo y la venganza? Episodio a episodio, sumamos desafíos pensantes en pos de no perder el sentido. La remisión respecto a “Interrogation” es patente: se nos relata una parte en el tiempo puntual de cada historia, concatenando un puzzle temporal que abarca veinticuatro años. Conoceremos aspectos del pasado y del futuro; en complejo diagrama de personajes, eventos y consecuencias. Creada por Erik García, “Caleidoscopio” nos anima a buscar el mejor orden posible para la interacción del otro lado de la pantalla. Giancarlo Espósito, de “Breaking Bad” y “The Mandalorian”, estelariza un reparto completado por Rufus Sewell, Hay Courtney y Paz Vega
SANDMAN
A través de diez capítulos, la primera temporada de “Sandman” adapta la serie de comic homónima, autoría de Neil Gaiman, el también creador de “Stardust” y una de las plumas más interesantes del cómic mundial. Editada hace treinta años, la novela gráfica rondó por décadas los estudios cinematográficos, sin poderse materializar la transposición. Imágenes oníricas y aplanadas, mediante la técnica de ‘ojo de pez’, conforman la base estética de una obra televisiva con destino de culto. Su sello de identidad lo encontramos en preguntas que la humanidad se ha hecho por siglos y siglos; hay algo profundamente atávico en la naturaleza de “Sandman”. La clave, nuevamente es el tiempo, mientras un tono victoriano y siniestro parece el preferido del reconocido director David S. Goyer (“El Juego del Miedo”), quien aquí firma créditos de guion.
Tremendamente fiel al texto original, una mezcla de hondura y fantasía anida en lo más oscuro de una narración ampulosa. Entre preludios y nocturnos, la complejidad del comportamiento del alma humana anuncia exiguas esperanzas a las puertas del infierno: no habrá descanso al abandono. Mezcla de mitología, cuentos populares y leyendas, la presente versión de “Sandman” cala profundo en los fans del género. Una enésima alegoría se traza, acerca de la importancia de soñar y, porqué no, tener pesadillas. Pesadillas en donde poder enfrentarse a los horrores de la vida real. Por otra parte, ¿cómo sería un mundo sin sueños? ¿A qué aspiraría la humanidad sin ellos? Los demonios no sueñan con el cielo, se nos advierte. Resulta notable la magnitud del discurso metafísico y filosófico que en cada episodio de coloca de manifiesto, en el contexto de una aventura por demás terrorífica.
ALTERED CARBON
Basada en la novela del mismo nombre, escrita por Richard Morgan en 2002, esta serie de Netflix se expande a lo largo de tres siglos de distancio. Los recuerdos y la conciencia de las personas se almacenan en un chip de unidad extraíble y, solo así, la vida del individuo se prolonga. Adepta al subgénero ciberpunk, y sazonada con abundantes dosis de sexo y desnudez, “Altered Carbon” nos presenta una visión futurista sumamente atractiva. A lo largo de diez capítulos, nos sumergiremos en un futuro lejano librado a la imaginación de sus creadores. Un presupuesto elevado consigue plasmar una gran impresión estética que remite a “Blade Runner”. Lluvia eterna cae en la noche, alumbrada con luces de neón; bienvenidos a las emergentes formas de un mundo que hace auténtico desprecio de lo corpóreo. Implacables reglas para las formas nuevas de vestir lo moral abren un profuso debate.
Con suficiente ambición, Laeta Kalogridis se pronuncia acerca de la hegemonía capitalista existente (hay males que nunca mueren), los placeres mundanos, la inteligencia artificial y lo paradojal de la clonación física y mental. El concepto de la inmortalidad irrumpe, entre juegos de azar y mujeres. Lo pasajero y lo esencial podrían confundirse en esta singularísima gema sci-fi, elucubrada bajo las bases estéticas hiper barrocas y noir. Instrumentos en función a ejercitar una osada fundamentación religiosa, en donde el concepto es llevado al extremo. Si bien la capacidad de control de la I.A. sobre la labor humana se visibiliza como un aspecto sosegado, un modelo de sociedad que no se rige por apariencias quebrará más pronto sus barreras éticas. Los crímenes reciclados en el futuro traerán consecuencias, y no solo filosóficas.
LA CHICA Y EL COSMONAUTA
El notable desarrollo de la industria polaca de los últimos años posibilita la llegada a plataforma de un producto sumamente singular. Ciencia y ficción se ven nuevamente hermanadas en una historia de amor en triangular que trasciende al tiempo. Entre 2022 y 2052 tiene lugar el presente relato, entendido como una reflexión acerca del afecto incondicional y su sustentabilidad en el tiempo. El regreso de un astronauta desaparecido despierta un amor olvidado del pasado. Bajo influencias de productos como “Interestelar”, de Christopher Nolan, la serie viaja en uno y otro sentido a lo largo de los años, bajo el alumbramiento de saturadas luces de neón y las arrojadas aventuras militares al puro estilo de “Top Gun”.
Dirigida por Bartek Prokopowicz y escrita por Agata Malesińska (“En las profundidades del bosque”), un ambicioso diseño visual, en elaborados efectos especiales y recreación de un futuro cercano, nos adentran en un misterio cuyo eje argumental buscará responder la incógnita principal: ¿por qué el tripulante de regreso no envejeció? Elucubramos posibles teorías acerca de este futuro cercano tramado. Potencial emoción de un triángulo amoroso se confunde con las intenciones conspirativas de corporativos soviéticos. Si bien no aspira a destino de excelencia, el experimento científico asume interés y entretenimiento; el viaje promete valer la pena. <<This is ground control to Major Niko…>>
42 DÍAS EN LA OSCURIDAD
Basada libremente en la historia real de Viviana Haeger (llamada Verónica Montes en la ficción), quien desapareciera en 2010, “42 Días en la Oscuridad” consigue captar inmediato interés, envolviéndonos en un clima contemplativo en igual medida que sugestivo. El misterio acerca de la desaparición de una mujer de mediana edad consigue captar nuestra atención de inmediato. La audiencia construirá sus propias teorías en busca de la verdad, mientras los días avanzan rumbo a la fatídica cifra de cuarenta y dos. El entorno familiar de la víctima se ubica en el centro de las sospechas y el torpe desempeño policial cubre de negligencia la investigación. Una magnífica fotografía captura el encanto de los lagos del sur de Chile, en lo que conforma la primera producción de Netflix del país hermano. Circundando el volcán Osorno, un entorno bucólico se presenta lluvioso y nublado. En medio del pintoresco páramo, el enigmático hecho quiebra por completo la tranquilidad imperante.
El entorno colabora a la sensación de opresión perseguida, en contraste con el recorte urbano en donde paralelamente se desarrolla la acción. Una omnipresente música incidental, constantes giros en la trama y una gran construcción de personajes secundarios, se conforman como sólidas bases de este producto true-crime, ubicándose en la línea de productos rendidores como “El Caso de la Escalera”. Transcurren los años y, flashbacks mediante, los hechos se reconstruyen: las evidencias no son lo suficientemente consistentes. Tiempo después del macabro hallazgo, los seres queridos de Verónica continúan buscando justicia. El juicio ocupará una gran porción del desenlace, mientras la serie no escatima el valor de una mirada que se pronuncia acerca de lo social. Luego de seis atrapantes episodios, la fatal revelación final nos alecciona que la verdad es solo una cuestión de perspectiva. Existen preguntas en busca se respuesta, cuya sola formulación corroborará la auténtica naturaleza del mal.
Categorías:La Pantalla Seriada
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