
EVIIL DEAD: EL DESPERTAR / Puntaje: 7
Con el correr de las décadas, “Evil Dead” fue cimentando su legado y poblando su universo de secuelas que constituyen el mítico cuerpo de una de las creaciones cinematográficas más preponderantes en la historia del cine de terror. Títulos como “Posesión Infernal”, “Terroríficamente Muertos” y “Ejército de Tinieblas” hicieron la delicia de una horda de fans ávidos de incesantes baños de sangre, quienes conservan en un lugar especial de la memoria cinéfila al mítico Bruce Campbell, en el papel de Ash. En 2013, en busca de su enésimo resurgir, el realizador Fede Álvarez reelaboró, a ojos de las nuevas generaciones, el concepto de la trilogía original de Sam Raimi, estrenadas en 1981, 1987 y 1992, respectivamente.
El sentido lúdico de maridar comedia con horror, de modo salvaje y brutal, hizo un auténtico culto de esta clase de films de explotaition dentro del cine de terror. Años después, cómics y videojuegos se revelaron como nuevas formas de vida para este referente popular. El summum de lo sanguinario nacido del misterio que hospedaba una cabaña en medio del bosque, y que se traslada, para su reciente estreno en salas, a un apartamento emplazado en un decadente edificio sito en un marginal barrio urbano. Un libro secular trae consigo la maldición: el ángel caído invade cuerpos y utiliza armas de tortura en igual medida que epítetos bastante ocurrentes para atormentar y persuadir. La piedad se ausenta de la suerte que correrán inocentes niños que integran un núcleo familiar con absoluta ausencia paternal.
El propio Raimi funge como productor ejecutivo, legando la tarea de director al irlandés Lee Cronin (autor del cortometraje “Ghost Train”), para esta flamante continuación de la saga, originalmente pensada para plataformas de streaming y producida por Warner Bros. No existe mejor lugar que la gran pantalla para disfrutar de suculentos homenajes a clásicos del cine de terror, y es de apreciar el buen gusto a la hora de recurrir a un trabajo analógico del maquillaje y sus efectos especiales correspondientes. Una estética cuidadísima, refinada y funcional, se aleja del realismo para contemplar la locura que estalla en pantalla ante nuestros ojos, sin pudor alguno. Orgiástica y endemoniada fiesta para los incondicionales de esta variante genérica que no cesa en encontrar una vuelta de tuerca más a la hora de atraparnos. No despojada de clichés y elementos random propios del tipo de impacto que vamos a buscar, “Evil Dead: El Despertar” sabe bien cómo utilizar el aspecto claustrofóbico que ahoga las esperanzas de salir con vida del edificio a esta familia.
Cronin se muestra como en experto en narrar la descomunal pesadilla: una variada lección de lentes, angulaciones y perspectivas en cada plano vuelven al film impecable, inventivo y atractivo desde lo visual, mientras dos apartados técnicos como música incidental y edición de sonido resultan pilares fundamentales para conseguir el principal cometido de abrazar lo excéntrico al alcance de la mano y lo exageradamente descabellado. La devastación satánica desencadena la barbarie en modo ultra gore y no discrimina lazos sanguíneos. Peca de ambiciosa a su desenlace y un desaforado reguero de vísceras nos acaba bañando, apretujados a la butaca y debatiéndonos entre la carcajada y el escalofrío.
EL EXORCISTA DEL PAPA / Puntaje: 3
El terror arribó a la sala a oscuras en Semana Santa, con el estreno de “El Exorcista del Papa”, ficción que se inspira en los hechos reales que recogen parte de la historia del exorcista jefe del Vaticano desde 1986, a quien se le atribuyen cerca de cien mil intervenciones. El corte autobiográfico llevado a cabo sobre la eminencia pretende imponerse en un film en donde traumáticas vivencias poseen peso específico a lo largo de la trama, basándose la misma en los libros publicados por el Padre Gabrielle Amorth. El resultado final será opacado por un mayúsculo ridículo.
Incesante motivo de interés resulta para la gran pantalla la enésima mirada sobre un personaje acerca del cual se pronunciara William Friedkin, el eminente director de “El Exorcista”, quien estrenó en 2018 el documental “The Devil and Father Amorth”, narrando pormenores del noveno exorcismo realizado a una mujer por el reconocido hombre de fe italiano. Dirigida por Julius Avery, aquel que produjera “Overlord”, junto a J.J. Abrahams, el corte fantástico de endeble composición y algunas pinceladas de comedia resueltas de modos precario, priman en una obra ambientada en la España de los ’80. Más concretamente, en una abadía de San Sebastián. Allí, un demonio atrapado en el seno de una humilde familia amenaza con la tranquilidad imperante, requiriéndose los servicios del nativo de Módena.
Proveyendo un equilibrio pobremente concebido, entre lo visceral y lo gráfico del horror, “El Exorcista del Papa” ejerce una metódica narrativa que nos hace partícipes más bien incómodos de la investigación que toma curso. El poco entusiasta film no tardará en salirse de control y dilapidar buen potencial. Un personaje con un carisma y un carácter muy particular, aquí cobra vida en la piel del ganador del Premio Oscar Russell Crowe, cuya versión actual se parece más y más a la de un veterano y obeso Orson Welles. La tentación lo confronta adquiriendo diversas formas: Satán se camufla tras la apariencia de un niño que escupe palabras pecaminosas, para luego mutar en curvilínea mujer. De un momento a otro, el se sale de carril cayendo en lo desmedido. Ni una aparición de la Virgen María (que la hay) podría salvarnos de semejante desproporción. El padre Amorth pareciera encarnar una versión impostada de Van Helsing. Blasfemia sería creer que esta película puede asustarnos. Crowe hace lo que al alcance encuentra para no perder del todo la fe en que sea posible resucitar a aquel fiable y taquillero actor de primera clase, aunque su carrera se haya hundido en el fango de la mediocridad durante la última década y media.
Como parte de un género que no cesa en nutrir su historial con títulos de la clase de “Posesión Infernal”, “El Expediente Warren” o “La Luz del Diablo”, el presente film sigue la línea trazada en la más absoluta oscuridad por tales referentes, atiborrándose de efectos visuales, la mayoría de ellos más irrisorios que espeluznantes. Lejos de enmarcarse dentro del realismo e identificándose por fuera del canon que persigue una cinta de terror tradicional, “El Exorcista del Papa” resigna buenas intenciones, minuto a minuto, rumbo a un desenlace plagado de yerros. No obstante, y a pesar de hipotecar todo verosímil habido y por haber, nos ofrece una inédita mirada que el arte cinematográfico nos debía sobre uno de los personajes más singulares dentro de la iglesia católica.
RENFIELD / Puntaje: 5
La nueva película de Christopher McKay irrumpe en la gran pantalla haciendo gala de un hype fenomenal y contando con Nicolas Cage en su reparto, bajo la piel del Conde Drácula. El nativo de Long Beach, próximo a cumplir sesenta años y en su regreso a la cartelera luego de la disfrutable “El Precio del Talento”, une fuerzas con el director de “La Guerra del Mañana” (2022), a quienes se les adosa Ryan Ridley, guionista de la serie “Invencible”, en co-autoría junto a Robert Kirkman.
“Renfield” representa un descalabro a toda velocidad y un homenaje a la historia del cine de Drácula, profusa por antonomasia. A través de imágenes mimetizadas con estilo se nos recuerda al mitológico conde llevado a la gran pantalla por Tod Browning para el film estrenado en 1931, con Bela Lugosi como protagonista. La narrativa en hipertexto y la cultura de la hipérbole confluyen confiando el destino del producto en una series de clichés que se saben tan inmortales como la sed vampírica. La aventura da comienzo, con música del histórico Marco Beltrami, e indaga en los códigos del humor terrorífico que, con sapiencia, conocen en sus respectivas trayectorias Ridley y Kirkman. Sendos nombres propios que se escriben con mayúscula en el mundo de la novela gráfica; currículum al que “Renfield” pretende sacar partido.
Las películas de vampiros constituyen un subgénero con vida propia, inagotable y es así como la presente obra incorpora ingredientes preexistentes para sazonarlos con intermitente creatividad e ingenio. El poder y el sometimiento son conceptos a explorar en esta moderna historia de monstruos. “Renfield” trasciende la referencia mera, la parodia y el guiño, con miras a ensayar un salvaje divertimento autoconsciente de su condición. McKay coloca la violencia al servicio del espectador: sangre a borbotones inunda el plano en una New Orleans atestada de corrupción policial y dominancia gangster. Gore en digital y carcajadas se confunden, para regalarnos un festival de amputaciones y explosiones de cuerpos.
Nicholas Hoult y Nicolas Cage se combinan en este desaforado y auténtico festín carnal (coincidiendo en un set por segunda vez luego de “El Hombre del Tiempo”, de Gore Verbinsky, estrenada en 2005). Lo desaforado en Cage luce amenazante en igual medida que patético. Grotesco y delirante, entrega una perfomance de la cual solo él es capaz. Resulta atractivo el modo en que el film confronta sendos caracteres, paliando así otras carencias. Los intérpretes ofrecen antagonismo puro, reflejado en relaciones tóxicas, abuso intelectual y físico. Técnicamente inobjetable, colores pop, intensos y vibrantes, sumado a una música grandilocuente y a un nada desechable dinamismo en el uso de la cámara, se ejecutan en sincronía para diagramar una criatura cinéfila mixturada con vigor y espíritu comercial.
Categorías:Rincón Cinéfilo
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