
AUSTRIA: “LA DAMA DE LOS MUERTOS”
La nueva apuesta de suspenso, crimen y misterio made in Austria deletrea ante nuestros ojos una palabra de significación universal: venganza. Repleta de sorpresas, e impactante desde el minuto inicial del primer episodio, un total de seis entregas componen un producto destinado a entretener, en donde la trama se desarrolla a pura velocidad. Basado en la novela homónima de Bernhard Aichner, describe las oscuras dinámicas de una pequeña comunidad. Presenciamos una historia de neta venganza, en modo de justicia por propia mano, aunque en su núcleo abunden registros de comedia negra y cierto pesimismo. Es creación compartida en créditos por Barbara Stepansky, Benito y Wolggang Mueller.
LUXEMBURGO: “CAPITANI”
Estupendamente escrito, este thriller sabe crear atmósferas incómodas. A fuego lento se cuece un drama criminal engañoso. Un viaje al centro de un oscuro pasado familiar nos revela la aparición del cadáver de una adolescente en lo profundo de un bosque. Seguido del suicido del principal sospechoso, el episodio conmociona a un apacible poblado, y es tarea del detective que da título a la serie reunir las pistas que desentrañen el misterio. Manteniendo buen ritmo, e influenciándose de dramas policiales del estilo de “The Woods”, resulta sumamente rendidor. La breve duración de cada capítulo (escasos veinticinco minutos de promedio) contribuye a reforzar la idea central perfectamente ejecutada. Acompaña una gran descripción de personajes y el cautivante entorno del pequeño gran infierno comunitario.
BÉLGICA: “DOS VERANOS”
Un oscuro y perturbador secreto aflora en cinta de video, treinta años después de ocurrido. No se puede dejar atrás el recuerdo ni borrar los crímenes cometidos. En el verano de 1992, un episodio de violencia cambió para siempre la existencia de aquel grupo de adolescentes festivos. Una agresión sexual se convierte, en el presente, en el centro de una trama que tracciona dos líneas de tiempo en paralelo. El remordimiento, la culpa, el temor por la propia reputación dañada y el abuso se poder son ingredientes emocionales que van arrojando luz acerca de lo que cada comportamiento oculta en su maniobrar. Plagado de áreas de gris amoralidad, el argumento hace foco en un hecho premeditado y luego negado, por motivos evidentes. Al reconstruirlo, las piezas encajan. Los niños ya se han vuelto hombres, responsables de sus acciones. El pasado está demasiado descompuesto y fracturado como para componerse, rumbo a un inevitable y trágico final.
ISLANDIA: “KATLA”
Baltasar Kormákur posee un talento innato para generar productos de acción de instantáneo impacto y espectacularidad, tanto en la pantalla cinematográfica («Everest», «Bestia») como en la hogareña. De su factoría pudimos conocer en el pasado año el misterio en dos temporadas “Trapped”/“Entrapped” (disponible en Netflix), serie bajo la cual el cineasta modeló su visión del noir escandinavo. Para la presente ocasión, en hito que constituye la primera producción íntegramente islandesa para Netflix, retorna a la gélida y fascinante geografía que conoce como la palma de su mano. Huella identitaria que se convierte en un personaje más de este eruptivo drama consistente de ocho episodios, eficaz en explorar el dolor, el arrepentimiento y la pérdida. Una nube de cenizas cubre el poblado, un volcán en erupción consuma su secreta actividad. El recuerdo de seres queridos desaparecidos activa el enigma. «Katla» indaga en cómo los seres humanos enfrentamos el trauma, al tiempo que la furia de la naturaleza nos recuerda lo pequeño que somos.
DINAMARCA: “COWBOY DE COPENHAGE”
Nadie podría dudar a estas alturas que Nicolas Winding Refn es un esteta absoluto, responsable de brindarnos joyas cinematográficas de impacto como “Drive” y “Sólo Dios Perdona”. De regreso a su Dinamarca natal, por primera vez desde que emigrara a Hollywood, desembarca en la pantalla doméstica con un producto que se nos ofrece como estilizada muestra de su virtuosa exploración sensorial: POV, tomas de cámara en mano e iluminación sobrecargada de saturadísimo neón son las marcas estilísticas de un producto que merece nuestra total atención. Un ritmo lento nos envuelve de misterio, mientras lo más condenable de nuestra condición emerge en subrepticias capas de violencia. Esta miniserie se conforma como un crudo y violento friso del inframundo criminal danés, atiborrado de traficantes de armas, negocios de prostitución y asesinos a sueldo. El estimulante universo visual de RWN se amolda al formato episódico con total plasticidad.
AUSTRALIA: “PINE GAP”
Greg Haddrick y Felicity Packard se dividen los créditos de este producto de espionaje militar proveniente de Oceanía, primeramente emitido por ABC en 2018. Inmiscuyéndose en los pormenores de una agencia de inteligencia ubicada en el desértico valle y que resguarda la seguridad de las grandes potencias, ofrece entretenidas dosis de política, tecnología y relaciones diplomáticas. La sospecha y la paranoia terrorista se desarrolla sobre un relato que se extiende a lo largo de ocho episodios y una temporada. Existen maniobras en las altas cúpulas en las que conviene no entrometerse. Su polémica -y panóptica- mirada acerca de los protocolos de las macroeconomías de Oriente la llevó a ser prohibida en países como China y Vietnam. «Pine Gap» es un concienzudo estudio de poder.
POLONIA / “La Gran Inundación”
Esta flamante apuesta disputa con la sexy y atrevida “Glitter” (un retrat0o sobre el negocio de la prostitución en los años ’70) el lugar de mayor preponderancia dentro de la oferta de novedades de la industria televisiva polaca para la temporada 2022. Inspirada en hechos reales ocurridos en 1997, una excelente recreación de época nos coloca en la catástrofe que se avecina de cara a una inundación de proporciones gigantescas, acontecida a la subida del río Oder. Una tragedia climática, conocida como el Diluvio del Milenio. La serie, inteligentemente, confronta la visión científica que alerta acerca de las negligentes causas con la necedad política que intenta minimizar los daños. Una de las mayores catástrofes que Polonia sufriera en el siglo XX es relatado con dramatismo y buen pulso. En las antípodas de la espectacularidad con la que Hollywood elegiría abordar un conflicto de semejante naturaleza.
SUECIA / “Clark”
En 2018, el director Robert Bourdeu lleva al cine la extraña historia de un robo de un banco con rehenes en 1973 que se convirtió en el origen del ‘Síndrome de Estocolmo’, aquel comportamiento en donde el rehén desarrolla apego y cariño por su captor. Clark Olofsson era el nombre del temible delincuente, encarnado por Ethan Hawke, en quien se inspirara la historia que fuera también reciente objeto de una serie estrenada en Netflix. “Clark”, en formato miniserie de seis episodios, nos muestra sin tapujos, y en clave de comedia, el innato arte del engaño perpetrado por el responsable de robos, delitos y fugas, aquí en la piel de Bill Skaaarsgard. Parte del mito, la verdad y la mentira, confluyen en la gestación de un descarriado social. Un viaje salvaje en donde ‘el mejor de los peores’ busca destacar en algo. Flashbacks en blanco y negro, imágenes de archivo y sobreimpresiones, juegos de texturas en colores saturados que intensifican emociones, versatilidad de formatos empleados, maquillajes y vestuarios que vibran en los años ’60 y ’70. Todos ellos, elementos que muestran la maestría de su adaptación. “Clark” no glorifica al personaje ni justifica sus fechorías, pero encuentra, por alguna precisa razón, motivo de encantamiento en el poder de manipulación que este personaje ostentaba.
Categorías:La Pantalla Seriada
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