ESTRENOS DE CINE / «Sintiéndolo Mucho», el documental biográfico sobre Joaquín Sabina. Por MAXIMILIANO CURCIO

LA PLÁCIDA ESPIRAL DEL HUMO QUE SE VA

Estrenada en simultáneo junto a la primera gira mundial que lo ha traído a Argentina luego de cuatro años, “Sintiéndolo Mucho” es un preciado abordaje documental sobre la figura de Joaquín Sabina, llevado a cabo por el experimentado Fernando León de Aranoa. Trece años de seguir al cantautor, a sol y a sombra. Concluye la gesta en este retrato sin filtros ni apologías, desnudando el miedo y la vulnerabilidad que siente un artista atravesando el crepúsculo de su carrera. Las cosquillas antes de salir a escena mutan en insufribles síntomas. Noches sin dormir y mucha coca nos hacen creer que este tesoro de la canción popular ya quema pronto nueve vidas. Y porque fue bueno mientras duró, a los cincuenta dijo basta a los excesos y no volvió a recaer. Otro almanaque cae. Tras bambalinas, Joaquín se acojona, ¿cómo rebosa la piel en la nocturnidad? La primera parte del metraje nos retrotrae a los instantes previos al infortunado accidente en Wizink; se nos hace un nudo en la garganta. ¿De veras comenzaremos tan bajo?

Pura elipsis temporal, viajamos una década antes. Las ruedas del automóvil surcan el asfalto, estamos de nuevo en la carretera. La dupla creativa junto a Benjamín Prado funciona de maravillas en el arte de hacer canciones. El rockero con alma de poeta se acopla a su viceversa, tarareando aquella melodía de desamor que la fulana no dejará de escuchar. Hay cábalas que con los años no cambian: Joaquín se calza el bombín y así homenajea al cine mudo y a Charles Chaplin. En el espejo se proyecta una figura que desconoce de sí, pero da pelea. La voz áspera, y por alevosía, gana la partida. Sabina luce eufórico. La cámara, en absoluto tímida, se adentra en rincones que nadie pudo ver durante tantos años; el ejercido es un acercamiento a un artista en pública exhibición de auténticos asuntos privados. Los nervios en la inmediatez del concierto llevan al magistral cantautor a cumplir el rol de incómodo protagonista, no obstante, el pánico escénico será vencido, porque el poeta es dueño de lo que sabe hacer. Más luego, llegan al recuerdo estaciones clavadas en la memoria.

Durante la jornada del diecisiete de marzo, en simultáneo a la proyección en salas en Argentina. estrena nueva canción: “Contra Todo Pronóstico”, y el guiño argentino no se hace esperar. Sabina se luce de cara a la flamante gira, a pura gambeta, de Messi al Diez. Podés escuchar la canción en el siguiente link. https://www.youtube.com/watch?v=9WKP6LFzJ3M

Escapar y huir fueron su primer mandamiento. Puertas al infinito abriéndose por sucios trenes que iban hacia el norte. Londres espera. Años después, en el sótano de la Mandrágora, el émulo de Dylan falsifica pasaportes con partida clandestina. Amanece en México y, entre tequilas, por cantinas sin ton ni son, recorre la tierra de José Alfredo Jiménez. El compositor rescata de su mentor el justo valor de la cursilería, del romanticismo barato y de la demagogia en los versos. Nadie lo notará, con unas copas de más. Sin exagerar, e ingrediente suficiente como para que el corazón hable a través de él, un tahúr que no se cansa de arriesgar. Contra todo pronóstico, sí. Respirar para seguir huyendo. Primer plano de León de Aranoa, Joaquín muere y resucita. Muerde el pastel, sopla setenta velas. Delante de un gran hombre, está una gran Jimena, asistiéndolo, sin dejarlo medio paso…y aunque pase desapercibida, es un pilar. Frente a cámara, se burla el genio de la palabra de aquellos amores eternos que colapsan en un corto invierno. Prefiere el desengaño del corazón a la hora de componer, pero su hogar está en calma, llegó la hora de sentar cabeza. ¿Dónde han ido a parar las musas?

Su colega Leiva, junto a quien el cantante se encuentra componiendo un nuevo disco de estudio, al momento del estreno del presente documental, le acompaña con fidelidad incontrastable. Sabina se denuda: ama a los animales y a los toros; es un poco de izquierdas, otro tanto anarquista. Javier Bardem fue uno de los primeros privilegiados en ver el metraje, y dijo a su amigo Fernando: ‘Joaquín es un tipo al que quisieras tener como amigo’. Brinda este flaco bendito con el vaso lleno y la página en blanco, por culpa de amores tóxicos, la bienaventurada salvación. Implora inspiración, sabe Dios a quien, y luego tose como extirpándose el pecho. Los años no vienen solos, pero aún no es la hora de cortarse la coleta, aunque su gira despedida ‘no lo anunciará’, advierte.

En Revista Siete Artes cubrimos el primer show de Joaquín Sabina en el Movistar Arena. Podés leer la reseña acá: https://revistasieteartes.com/2023/03/13/alta-fidelidad-joaquin-sabina-se-presento-en-el-movistar-arena-de-buenos-aires/

Un magnífico flashback nos lleva de regreso a aquel lugar que parece detenido en el tiempo, cuando la primera frontera se llamaba ‘Martínez’. En el pueblo gris dónde no pasaba nada, un joven prodigio incomoda al régimen imperante. En la mente de Joaquín se elucubran planes de vida machadiana. La sobriedad, ante todo. Poeta -y profeta- en su pueblo, sesenta años después, es recibido como un semidios. Revisten a la calle melancolía recuerdos de roña y de caspa de un Úbeda fascista y clerical. Tiempos de prejuicios y persecuciones. El franquismo, vomita Sabina. No hay inmunidad en el retorno a la infancia. Allí lo homenajean: contemplan su faz más terrenal. Y si al punto aparte le sobraban dos suspensivos camino al alivio de luto, el autor de “Contigo” y “Sin Embargo” seguirá escribiendo, porque el placer engaña al dolor, y hay noches que la suerte toca…y noches que no. El registro audiovisual nos coloca dentro del Wizink Center, la fatídica noche del 12 de febrero de 2020.

El día del accidente es recapitulado, exhibiendo registros de grabación diversos, cuando una extraña luz lo envolvió encegueciéndolo y lo empujó fuera del escenario. Torero, el show debe continuar, y en la liturgia está presente la muerte, dijo Sabina, ferviente asistente a la plaza donde se lució Manolete. No hay guión preestablecido, su cara cuenta de antemano el temor más conocido de aquel para quien jugar con fuego se convirtió en su peor enemigo. Por salida de emergencia, va camino al hospital, pero, atención, derrapa quien lo de por concluido. Dos años después, se confiesa: todavía quiere escribir la canción más hermosa del mundo, aunque sabe que no es meramente una cuestión de madurez artística. Pero lo intenta, sorteando viento y marea, porque por la boca muere el pez y de su vida ha hecho milagros de fértil poesía.



Categorías:Miradas Secuenciales

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: