
LUCIENDO LOS TATUAJES DE UN PASADO BUCANERO
Por MAXIMILIANO CURCIO
Joaquín Sabina regresó a los escenarios para presentar una nueva gira que lo llevará a recorrer Latinoamérica, España y Centroamérica. Sí, el español más argentino de todos está de vuelta. “Contra Todo Pronóstico” desafía calendarios, infortunios y tormentas; prevaleciendo el intento de hacer posible otra quimera. Renuente al retiro, el bendito ubetense se calza saco y bombín; una postal que luce para el retrato. Sus conciertos comenzaron el pasado febrero en Costa Rica, prolongándose durante el presente mes de marzo en Colombia, Perú, Chile y Argentina, donde tiene programadas seis veladas de lleno total en el Arena de Buenos Aires, así como una presentación en el Estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba -el 18 de marzo- y otra en el Autódromo Municipal de Rosario el -29 de marzo-. Pruebas de su perenne vigencia.
Meses atrás, el emblemático compositor se convirtió en el centro de las miradas del medio cinematográfico, gracias al documental dirigido por Fernando León de Aranoa y titulado “Sintiéndolo Mucho”, un sensible material audiovisual que lleva a cabo una pormenorizada semblanza del maestro de la rima en nuestro idioma (Podés leer la reseña acá: https://revistasieteartes.com/2023/03/13/alta-fidelidad-joaquin-sabina-se-presento-en-el-movistar-arena-de-buenos-aires/). Tamaña tarea resulta concatenar fragmentos de vida de una auténtica leyenda: el metraje estuvo más de una década en preparación por parte del destacado cineasta. Proyectada en pantallas en España, en noviembre de 2022 y arribando a nuestras salas locales durante la semana entrante, el imperdible registro recoge el testimonio de un Sabina confesional, mientras el incansable hacedor de canciones inoxidables al paso del tiempo consiguiera un hito más dentro de su fabulosa trayectoria, obteniendo el Premio Goya en el rubro Mejor Canción Original.
¿Dónde había estado Sabina este tiempo? Allí, donde habita el olvido, lejana sonaba la última melodía junto a su primo Serrat. En el WiZink Center, en 2020, justo cuando la pandemia comenzaba a hacer estragos, y en el día en el que celebraba su cumpleaños número setenta y uno, la jornada se interrumpía de la forma más triste. Un accidente sobre el escenario nos hizo temer lo peor por la salud de Joaquín, retrotrayéndonos a aquel nefasto ictus en agosto de 2021. Afortunadamente, solo sufrió tres fisuras en el hombro izquierdo. Cuesta arriba, enfrentaría un largo y sinuoso camino de recuperación. ¿Dónde está la salida de ese gris laberinto? Nada que no haya superado antes, el diablo sabe más por viejo. La calle melancolía cobraba nuevo fulgor, y solo porque le duele más la muerte de un amigo que la que le ronda, ensayó la penúltima burla. Vade retro a la jubilación anticipada. Entrando a la zona de rigor, acumulando noches sin dormir, abrevó las heridas con sal y solo porque buscaba un final feliz, solo supo volver al comienzo, dibujando el contorno de la escultural Magdalena con pinceles de color celeste y blanco.
Corría el año 1988, y Joaquín Sabina se presentaba en Buenos Aires (en el Teatro Ópera), para dar a conocer “El Hombre del Traje Gris”. ¿Qué otra cosa sería sino amor a primera vista? Nacía una historia de incondicional amor que pervive hasta el día de hoy, y porque en cuestiones de amor, como admite el cantante durante los primeros tramos de su show debut porteño, más vale pensar con el corazón y no con la cabeza. En su bitácora sentimental, Argentina ocupa un lugar insustituible. Lo sabemos y es algo que debemos honrar, aunque quizás no todas las generaciones presentes en el estadio sean absolutamente conscientes de que nuestro suelo ha recibido la ilustre visita de uno de los más grandes músicos y poetas de habla hispana del último siglo. Treinta y cinco años después de aquel Calle Corrientes, el telón vuelve a abrirse, aunque ya no está El Diez entre nosotros para que su compinche entone “Dieguitos y Mafaldas” y la mitad más uno delire.
Durante el presente 2023, el músico encara la primera gira mundial en solitario en casi cinco años, aspecto no menor, y lo hace sin uno de sus músicos históricos: Pancho Varona, desvinculado durante los pasados meses, producto de una serie de desinteligencias que acabaron mal, como noche de domingo. Aquí, otro domingo y no uno más, la magia se adueña del escenario pasadas las veintiuna horas, mientras Joaquín se apoya en una soberbia banda -entre históricos que permanecen y nuevos tripulantes que lo secundan- para dar forma a un rosario de clásicos incontrastables. ¡Que la antología elegida sea para reivindicarte y no para despedirte! Nostalgia e intimidad, sagacidad y templanza son los estados de ánimo que acompañan al nativo de Jaén, quien sabe cautivar a su público casi sin moverse desde la silla en donde permanece durante todo el concierto. Con timidez y más pereza, sin la euforia de otros tiempos, el respetable devuelve el gesto, casi sin levantarse de sus butacas. Hecho llamativo, el inigualable rito tribal que debe ser un concierto siempre encuentra a quien se resista a perderse en tiempo y espacio.
Porque tenemos memoria y es contigo o sin ti, ¡ah, este amor que mata! ¿Qué vale más que cien mentiras? A pie de página el genio de la palabra firma un tratado sobre sexo, rock y drogas. Las emociones llegan y son inefables, no se puede atrapar el alma en un algoritmo. Sobre las tablas está quien entregó su vida al arte de contar historias al borde del abismo. No es poco en tiempos donde el lenguaje suprime elementos y anula la especificidad. Contraste de Sabina a sol y sombra, en espejo está el mito, caminando al precipicio del renglón. La estrofa dejó atrás aquella nube negra, ya no hay porqué escapar. Con la fórmula imbatible bajo el brazo, el ídolo otoñal regresó para congregar multitudes que lo esperan porque, ‘de momento, nada de adiós muchachos’. Entre canción y canción, recita algunos versos y enumera todo lo que nos es posible vibrar y sentir. Esa es su patria, fuera de ello nada; otra de sus frases para enmarcar en poster. Versos que de inmediato se nos cuelan en el corazón; tal como el eximio letrista alguna vez nos enseñó: las lágrimas son para llorar cuando valga la pena. Y vale aclarar, no son de mármol. Otra vez, nos sobran los motivos: la pluma irreverente y canalla de un Sabina y viceversa que sobrevive intacta; la mirada chispeante que destila picardía y la ronca voz, aunque algo más rota que lo habitual, aquella que tanta falta nos hacía escuchar. El trovador profeta del vicio sigue cantando sus verdades irrenunciables, no es hora aún de quemar las naves.
Músicos: Antonio García de Diego (teclados, guitarra, armónica, coros, voz), Jaime Asua Abasolo (guitarras, coros, voz), Borja Montenegro (guitarras), Josemi Sagasti (saxos), Pedro Barceló (batería), Laura Gómez Palma (bajo) y Tamara Barros (coros, voz).
SETLIST
Cuando era más joven / Sintiéndolo mucho / Lo niego todo / Mentiras piadosas / Lágrimas de mármol / Cuando aprieta el frío / Con la frente marchita (debut del tour) / Por el bulevar de los sueños rotos / Llueve sobre mojado (del disco junto a Fito Páez, “Enemigos íntimos”) / Yo quiero ser una chica Almodóvar (Mara Barros en voces) / La canción más hermosa del mundo (Antonio García de Diego en voces) / Tan joven y tan viejo / A la orilla de la chimenea / Una canción para la Magdalena / 19 días y 500 noches / Peces de ciudad / Y sin embargo te quiero + Y sin embargo / (Mara Barros en voces) / Princesa / BISES: El caso de la rubia platino / (Jaime Asúa en voces) / Contigo / Noches de boda + Y nos dieron las diez / Pastillas para no soñar / La canción de los buenos borrachos (outro)
Categorías:Alta Fidelidad
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