
LOS SUEÑOS QUE SUEÑA ALGUIEN COMO VOS
Celebrando el suceso que lo tiene como protagonista en “El Equilibrista” desde hace ya varias temporadas, el excepcional Mauricio Dayub comparte su agenda teatral con la maravillosa “El Amateur, Segunda Vuelta”. El destacado actor y dramaturgo lleva a las tablas una semblanza de vida conmovedora, que estrenara en 1997. La gran repercusión adquirida llamó la atención del medio cinematográfico: en 1999, Juan Bautista Stagnaro adaptó y dirigió para la gran pantalla una lograda versión, con protagónicos del propio Dayub y Vando Villamil.
Amateur, dícese del placer de la práctica que no se encasilla dentro del canon de lo que llamaríamos profesional. Amateur, una palabra que lo es todo. Al maestro no lo etiqueten de profesor. Y el ‘tordo’ no es doctor, pero es enfermero y se las arregla. Por hobbie o pura solidaridad. Otros miran la labor ajena y la critican, dicen que endurece. Ellos sí lo hacen por afición y sin esperar justa retribución por aquello. Y, si bien, no todo lo que ‘creemos que vemos’ es todo lo que ‘es’, lo que estamos a punto de presenciar aquí es una auténtica lección de vida. Dayub, autor del relato protagonizado por los personajes Pájarito (él mismo) y Lopecito (Gustavo Luppi) metaforiza la quimera de un hombre que quiere batir un récord, solo porque semejante hito lo hará único en el mundo. La singularidad que otorga el espíritu de resiliencia y tenacidad combustiona la inextinguible llama interior que pervive en todo aquel que no está dispuesto a bajar los brazos. El reloj comienza a correr…
El magnífico texto coloca, delante nuestro, una verdad impostergable: puede que existan cien razones para no seguir peleando, pero seguimos buscando aquella que sea más fuerte que las otras cien. He aquí el poder simbólico que iguala cualquier peldaño que deseemos alcanzar en esta vida a la labor de un atleta de alto rendimiento, en su tarea de superar una lejana marca. ¿Cuál es la principal motivación? La felicidad. Ser feliz haciendo lo que nos gusta, pareciera ser una premisa de dificultoso alcance; el mundo de hoy ya casi ni sueña y quienes hacen girar esa enorme rueda lucen anestesiados. Para seguir, solo se trata de seguir. La fuerza y el deseo interior contrarrestan todo obstáculo habido y por haber. ¡Díganselo a Mojarrita! Atado de pies y manos, respirando bajo el agua. Hay imágenes que permanecen imborrables desde la infancia.
En el apartado visual, la grandiosa escenografía de Graciela Galán, desplegada por el director Luis Romero, en la sala de Chacarerean Teatre porteño, eleva el espectáculo a un nivel superlativo, mientras que iluminación y utilería se aprecian como instrumentos dadores de instantes plagados de sorpresa a lo largo de un recorrido repleto de risa y ternura. “El Amateur” se conforma como una bella fábula en donde nuestros ojos podrían no dar crédito a lo que ven. Lo verosímil aquí cumple otras reglas, sigue otros preceptos. ¿Acaso importa si ya despertamos o aún estamos dando brazadas en el aire? Si en “El Equilibrista” el mundo era ‘de los que se animan a perder el equilibrio’, en “El Amateur – Segunda Vuelta”, el intérprete y dramaturgo viene a decirnos que la aventura levanta vuelo, la redención aguarda allí, cada vez más cerca, donde se cruzan los caminos.
Dayub, multifacético y actor de raza, controla cada músculo de su cara, cada fibra de su cuerpo. Presenciamos la reconversión de ‘Pajarito’; quien le da vida se mimetiza bajo la piel de competidor nato que arriesga todo cuánto tiene, porque para ganar hay que saber apostar y no desperdiciar las horas durmiendo. A través de su utopía, la presente es una pieza que invita a creer y a hacer de la virtud en la superación un imprescindible instrumento de evolución individual. Solo se trata de soñar y de buscar la brújula muy dentro nuestro. Hacemos a un lado pastillas para dormir que tan solo dan sueño, justamente, porque quitan la capacidad de soñar. Y el sueño es genuino, no sabe engañar. Ya no hay miedo ni dolor. El frío y el cansancio son solo sensaciones…¡pero cómo quema el sol! Empatizamos profundamente con sendos personajes, suerte de engranaje de un inmenso aprendizaje: pedaleamos para lograr el objetivo junto a ellos.
La amistad será inquebrantable hasta el final; ahora sí, pertenecemos al mismo equipo. Luppi, brillante intérprete, complementa descollante, haciendo las veces de excepcional motivador. Dota a su personaje de una fuerza espiritual encomiable, no obstante, su periplo no estará despojado de dudas. Por momentos reflexivo, en otros impulsivo, se convierte en el termómetro que guía el subibaja emocional que atraviesa ‘Pajarito’, haciendo piruetas, sorteando peripecias. En “El Amateur”, el sueño propio se cumple a través del sueño del otro. Pretendemos hacer historia, la propia y personal. No vale hacerse el muerto ni está permitido rendirse antes de llegar a la meta. Le hicimos promesas a Papá, para que Mamá nos vea nacer por segunda vez.
“El Amateur” es una gran enseñanza de vida, y se concibe como tal sin ningún tipo de especulación al respecto; su esencia es auténtica, tan universal como argentina. El escenario representa la vida y las obras de teatro de Mauricio poseen alma y un cabal sentido de la belleza: sabe de qué matices dotar a los proyectos teatrales que lleva adelante. Obra sumamente significativa para su trayectoria profesional, la semilla original desde la cual nació, casi tres décadas atrás, por el anhelo de trascender haciendo de lo que se ama un arte cotidiano, sigue germinando. La magia que perpetúa este acto de alquimia no agotará nuestro asombro gracias a la sensibilidad de este enorme artista.
Categorías:En Escena
muy buena reseña maxi
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Gracias Daniel!
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