LA SATISFACCIÓN SEXUAL EN PILOTO AUTOMÁTICO

El ‘nuevo extremo francés’ es un subgénero que, estilísticamente, aborda la decadencia sexual a través de la violencia y la psicosis que alimenta el costado reprimido del deseo. Hundiendo las raíces de su nacimiento en el cine arte experimental y el drama psicológico, Catherine Breillat se confirmó, hacia fines de los ’90, como una de las pioneras del polémico movimiento, adquiriendo con “Romance” reputación internacional. En el presente film, Breillat se centra en la sexualidad desde el punto de vista de una mujer, comprendiendo y retratando los obstáculos que enfrenta camino a la propia satisfacción.

Implícita subyace la obsesión por el sexo a lo largo de toda la filmografía de la autora; centro gravitante de tramas convencionales, evidentes en posteriores abordajes como “Sex Is Comedy” (2002). Subvertida la idea de amor, se reconstruye el mensaje acerca de lo que las mujeres quieren: un conflicto clave sobre la intimidad física de la pareja protagonista funciona como inmediato disparador. El sexo es esencial como expresión de amor, dice Marie, quien desea a su compañero con locura y encuentra degradante la negativa de él -Paul- a siquiera tocarla. Ella repite, textual: «un hombre que se coge a una mujer la honra». “Hay más en la vida que sexo”, afirma Paul, declinando las expectativas. El muchacho considera al insaciable apetito sexual de su partenaire como repugnante. Incluso no demuestra demasiado interés ante una tentadora felación. ¿Es una delgada línea la que separa al deseo del miedo?

Los interrogantes se acumulan, ¿es el enamoramiento un estado que destruye el amor? Durante los primeros tres meses, Marie y Paul lo han hecho sin parar porque no hay mejor forma de pasarlo. Sencilla y brutalmente carnal. En “Romance”, hay fuego y pasión contenidos debajo de la atenuada superficie de una incipiente relación pronta a resquebrajarse. ¿Qué es lo que ha ocurrido entre ambos? Un acuerdo silencioso acerca de lo que se desea del cuerpo de aquel a quien se ama ha sido pautado. Bajo tal premisa podría entenderse, metafóricamente y acaecido el quiebre, la rupturista visión romántica de la directora, para quien, el equilibrio entre lo físico y lo cerebral traerá satisfacción garantizada.

Es hora de que Marie busque otros rumbos. Ella, más osada que tierna, afirma que el deseo puro es efímero. Liberada de su prisión patriarcal, desciende en una infernal espiral de delirio; la sexualidad es un hoyo que debe ser llenado. La joven encuentra cicatrices que ni ella sabía que poseía y ante el rechazo de Paul buscar el placer por fuera de todo límite permitido. Bordea el masoquismo y la sumisión, se prostituye y es penetrada analmente, con rudeza. Los episodios oscilan entre el sexo consentido y la agresión sexual. Nos familiarizamos con los rostros de los personajes tanto como con sus genitales. ¿Qué recordaremos más pronto? Breillat yuxtapone escenas de gráfica sexualidad.

Para la cineasta francesa, las fantasías masculinas del cine más convencional no parecen de su agrado y serán dejadas aquí de lado. ¿Quién toma la iniciativa y quién asume la pasividad? La mujer necesita deseo masculino y urgente atención erótica; y allí va a la caza de su próximo semental porno. La directora «Romance X» reinventa la idea de la pareja y lo que significa estar en el otro. De modo inteligente, perfila el film una mirada sobre la integridad del sexo en la identidad humana, porque, bajo su lente, amor y sexo no son valores que se anulen camino a la realización mutua. 

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