BILL RUSSELL: LEYENDA, de reciente estreno en Netflix, con motivo del 89° aniversario del natalicio del mito Celtic, representa una opción interesantísima e insoslayable, para todo amante del baloncesto. Recurriendo a profuso y valioso material de archivo en blanco y negro, así como a entrevistas a jugadores de antaño (K.C. Jones, Jerry West, Tommy Heinshom, Bob Cousy, Wilt Chamberlain), de la era moderna (Julius Erving, Shaquille O’Neal, Larry Bird, Magic Johnson) o contemporáneos (Jayson Tatum, Stephen Curry), existe a lo largo del metraje un denominador común: respeto unánime a la hora de referirse al inigualable William Fenton Russell. Conmueve escuchar testimonios del propio Russell y su círculo íntimo; tomamos dimensión de la principal virtud de este ejercicio audiovisual: colocar en perspectiva la enorme huella, a nivel deportivo y humano, dejada por el fenomenal baloncelista. Un héroe silencioso, renuente al calificativo de estrella como jugador, mentor generacional y pionero coach, fallecido en el pasado mes de julio.
Dirigido por el veterano Sam Pollard, de vasta trayectoria cinematográfica, experto documentalista, nominado al Oscar y calificado por su colega Spike Lee como un ‘maestro del cine’, BILL RUSSELL: LEYENDA valida las credenciales de un atleta en las antípodas del molde de leyenda hoy concebido como tal. La voz del actor Jeffrey Wright recita pasajes de las memorias biográficas editadas por quien fuera nacido y criado en la humilde población de Monroe (Luisiana), en una plantación de algodón. Nieto de esclavos, Russell debió soportar la humillación, la postergación y la segregación de la América blanca dominante. Supo erigirse como un baluarte de la defensa de los derechos civiles de su comunidad. La historia personal de Russell toma curvas peligrosas, poniendo en peligro su propia integridad personal, supo convertirse en el epítome de la lucha afroamericana durante el siglo XX. Un gigante destinado a torcer el escepticismo de sus detractores, rumbo a un derrotero profesional de inalcanzable gesta: obtuvo once campeonatos en un total de trece temporadas en activo, porcentaje de efectividad en extremo arduo de eclipsar.
Lee la crónica biográfica sobre Bill Russell titulada «HÉROE DE LEYENDA»
La prestigiosa cadena, que ha convertido a los documentales deportivos en una entidad en sí misma, es la encargada de colocar en el centro del relato a través de casi doscientos minutos de duración, al creador de una cultura ganadora, emblema legendario de un plantel de naturaleza blanca que supo abrazar el término ‘colectividad hermanada’. El eterno número seis fue la columna vertebral de la intocable dinastía bostoniana; verde y blanco fueron los únicos colores que vistió y su carácter fundacional excedió los límites del rectángulo de juego: fue el primer jugador en ejercer, simultáneamente, la labor de director técnico, una vez consumado el retiro de Red Auerbach. Surgido de la Universidad de San Francisco, resulta imposible no considerar a Bill dentro del Monte Rushmore imaginario esculpido por los más grandes atletas de la historia de la NBA. Ilustre ejemplo de tiempos más románticos, Russell sostuvo auténticos duelos de titanes con gigantes como Chamberlain, y con gran lucidez antepuso el triunfo colectivo al brillo personal. Cuando el fuego sagrado hubo de extinguirse, el gran Bill dijo adiós. Tenía treinta cinco años de edad y un nuevo horizonte asomaba delante.
Las páginas doradas de este deporte no han conocido hasta la fecha a nadie como él. Bill y su defensa suprema; Bill y su apetito competitivo; Bill y su infinita generosidad; Bill y su inconfundible risa contagiosa. El flamante ejercicio audiovisual se percibe como un reconocimiento, tanto a su trayectoria deportiva, a su integridad humana y a su inteligencia de estratega, en igual medida como a sus logros de activista inclaudicable, en años donde su propia seguridad personal (y la de su familia) corrió riesgo de vida. Russell, quien en plena escalada a la gloria luchara por la igualdad de oportunidades en medio de un paradigma retrógrado, junto a estandartes de los derechos de la comunidad afroamericana como Kareem Abdul-Jabbar o Muhammad Ali. Por ello, sus logros se miden dentro y fuera de la cancha; la escultura en tamaño real que se erige, a modo de celebración, a las puertas del Boston Garden, lejos está de ser una lápida. El homenaje es en vida, y los ojos de Russell pudieron verlo.
interesante resumen del documental de este deportista
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muy buen resumen del documental de este deportista
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Muchas gracias!
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