ESPECIAL 7A: «Suburra» evoluciona a «Gomorra». Por MAXIMILIANO CURCIO

En las calles de una emblemática ciudad del empobrecido sur, se firma con sangre la novela de Roberto Saviano, rumbo a convertirse en uno de los éxitos televisivos más preponderantes de la industria italiana. El escritor concibió este hito literario en el año 2006, con solo veintiséis años de edad, llevando a cabo una precisa disección de características y síntomas que impulsaron el impune dominio establecido por los principales líderes de la camorra napolitana. El fenómeno se extiende al medio cinematográfico (film dirigido por el gran Mateo Garrone, en 2008) y la buena recepción reconvierte el producto en fiable formato doméstico durante el lustro 2014-2019. Una horda de asesinatos resulta la carta de presentación de cada temporada. Durante cinco años, la serie exhibe pulso firme a la hora de establecer su esencia: matar es la ley, el disparo impacta certero. Existen otros métodos, claro; infalibles cada uno de ellos. Los grupos criminales pelean, se traicionan, se aniquilan. Visceral, la serie marca un tono amenazante que la convierte en un clásico instantáneo.

Concebida como una inmediata continuadora de semejante plato de violencia, “Suburra” (2017-2020) satura la pantalla del modo más inquietante posible. Basada en la cautivante novela de Carlo Bonini y Giancarlo de Cataldo, también posee un antecedente cinematográfico, bajo la dirección de Stefano Solima (realizador de “Sicario: El Día del Soldado”), en 2015. Estrenada por Netflix y causante de resonante impacto, sus primeros minutos nos convidan de un frenético, sórdido y orgiástico festín. Un escándalo político dispara el contexto narrativo que emplaza a la serie, a modo de precuela. La noche más oscura se cierne sobre un popular barrio de la antigua Roma, atemporal escenario de amoralidad imperial que prevalece en batalla campal entre el crimen organizado, las bandas locales, la iglesia y el ámbito inmobiliario. Hazte la fama…la sed de poder se incrementa. Con emoción, cada episodio nos depara sorpresas difíciles de digerir. No existe la calma en el empedrado en donde la lealtad a los principios del hampa regula ambiciosos juegos de poder.

“Suburra” describe una tragedia shakesperiana regada de balas. Un microcosmos corrupto cobra vida en derredor a las paredes del Vaticano, alimentando la polémica. Daniele Cesarano y Barbara Petronio fungen como creadores, mientras directores de la talla de Michele Placido, Andrea Molaioli, Giuseppe Capotondi, Piero Messina y Arnaldo Catanari se intercalan el rol detrás de cámara en cada episodio. El pecado es moneda corriente y describe nuestra condición humana. En el bajo mundo se lleva a cabo la acción, inmortalizada en brutales escenas en donde patricios, plebeyos, prostitutas y curas accionan como elementos intercambiables de esta impiadosa y putrefacta rueda.

Chantajes, extorsiones, tráfico de drogas a pequeña escala, ventas de terrenos ilegales y feroces intereses de la cúpula política colisionan con el accionar mafioso, cuyas ansias de ascensión el cine ha retratado de modo magistral. Los límites se diluyen flagrante delito. La sangre emana a borbotones y llega a la orilla.  Adictiva y convincente, este ejercicio de thriller mafioso nos transmite la tensión y la codicia que reina en la élite criminal de una capital expuesta en su espiral de decadencia.



Categorías:La Pantalla Seriada

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