
-Nahir, ¿quiénes son tus principales maestros y referentes en la actuación?
Mis principales maestros en la actuación son Norman Briski y Claudio Depirro. Si bien tuve muchos profesores en la carrera y luego me fui profesionalizando con otros en escuelas y talleres. Los que han dejado una huella grande en mi vida son Depirro y Briski. Depirro fue mi primer profesor en la carrera de Formación actoral, y fue una sorpresa muy grande como llevaba a cabo las clases. Yo venía de estudiar teatro en mi infancia y adolescencia con clases más tradicionales, pero estas clases con Claudio eran totalmente diferentes; ahí conocí el término “orgánico” y el estar vivo en escena, reflexionar y dejarte atravesar por las palabras para ser contadas. Eran jornadas muy movilizadoras porque siempre nos exigía más y más compromiso en cuerpo y alma entera.
Acerca de Briski… siempre me gusta decir que además de ser mi maestro en la actuación él es un gran maestro de la Vida. Norman es un libro abierto, es impresionante todo lo que sabe pero también la gran intuición que tiene para con sus estudiantes. No había forma de irte de sus clases sin pensar, sin entender un poquito más sobre la coyuntura social y sobre cada entorno que nos rodea, que nos va modificando y nos construye como personas. Descubrir que somos seres deseantes y actuantes. Entonces siempre antes de decir que Si o No a una obra o a un nuevo personaje, mi pregunta es ¿para qué hago esto? Y como actores inmersos en una sociedad de consumo poder cuestionarse para qué es la gran huella de Norman. En el seminario de improvisación aprendí sobre la singularidad y estar en primera persona en escena. También cómo se construye una escena. Luego también hice seminario de Interpretación donde estudiamos las obras y a sus autores antes de interpretarlas. Tuve el honor de ser co-maestra de clase en Teatro Caliban y asistirlo en una obra, por lo cual lo compartido junto a él fue muy nutritivo.
Por otra parte, mis referentes en actuación son Mads Mikkelsen y Naomi Watts. Elijo a estos actores por la gran versatilidad que muestran en sus respectivas trayectorias. Además de que soy una gran fan del cine, me parece que el trabajo de un actor allí es tan comprometido como el vivo de una obra de teatro.
-Llevás adelante un rol protagónico en extremo exigente en “Yo me Tengo que Bañar y a Nadie le Importa”. ¿Qué nos podés contar de esta experiencia?
Esta obra me está enseñando muchísimo a nivel actoral. Desde el principio fue un desafío encarnar a Rocío por la complejidad del rol, porque como actriz mi mayor deseo es dar vida a los personajes sin juzgarlos y tratando de entenderlos en todas sus aristas. Fue un proceso de ensayo muy productivo, lo que favoreció la construcción del rol, paso a paso, junto con mis compañeros de escena y con la dirección de Juan (NdR: Juan Washington Felice Astorga), que además de dirigir es el dramaturgo de la obra. Lo que facilita aún más el ida y vuelta entre director y actrices o actores.
-Ejerce la obra una mirada aguda, sin concesiones y fiel al estilo de su director, acerca de la condición humana, interpelándonos. ¿Considerás que el teatro es una herramienta para conocernos mejor a nosotros mismos?
Sí, sin duda alguna, considero que tanto el que actúa como el público vivencian una trasformación. Creo que lo más lindo del teatro son todas las preguntas que uno puede hacerse y como todas las preguntas siempre hablan de uno mismo y su universo. Por un lado se mezcla el universo creado por el espectáculo y el universo propio, y de ahí parte una nueva construcción de la realidad.
-Rocío canaliza la necesidad de ser oída por su entorno generándose a sí misma daño físico. A tu criterio, ¿absorbe y exhibe una víctima como ella las fragilidades más notorias de nuestra sociedad?
Rocío se lastima a ella misma por no poder callar esas voces de la exigencia, que claramente es la exigencia de un mundo capitalista. Por eso la respuesta es: ¡Sí! Las víctimas de esta sociedad son muchas y expresan su fragilidad en un mundo poco hospitalario, en un mundo de competencia y alienación constante de exigencias que poco tienen que ver con la sensibilidad de cada individuo. Para muchas personas puede resultar muy duro hacerse lugar y ser escuchado en esta sociedad.
Podés leer nuestra crítica a YO ME TENGO QUE BAÑAR Y A NADIE LE IMPORTA en el siguiente link: https://revistasieteartes.com/2022/09/19/en-escena-yo-me-tengo-que-banar-y-a-nadie-le-importa-teatro-codigo-montesco-por-maximiliano-curcio/

-El de Rocío, a través tuyo, es un grito de absoluta desesperación, en búsqueda de sortear la permanente postergación que sufre. ¿De qué manera pensás que intenta esta pieza comprender y empatizar con su accionar?
El grito de Rocío es su arma para expresar todo lo que le sucede inmersa en una familia y modelo de vida que no le permite avanzar y crecer, su obra artística es su grito… yo creo que la tesis de esta obra, pensando en Rocío, tiene que ver con que ella tiene mucho deseo de vivir, por eso se quiere morir; porque no logra tener la vida que desea, no logra que su escritura sea plasmada como quisiera y el entorno que la rodea parece no ayudarla. Lejos de querer ser oída para llamar la atención, ella quiere expresar sinceramente, sin tabúes, lo que le sucede con este mundo…. Por ejemplo: ¿quién no se preguntó alguna vez por qué tengo que ir trabajar ocho horas por día en un lugar que me resulta tedioso o simplemente no me gusta? Y de estas preguntas que Rocío se anima a cuestionar se desprende una cierta empatía, porque ese grito de Roció es el pensamiento de muchas voces calladas.
-¿Cómo vivís el ida y vuelta con el público teniendo en cuenta la proximidad existente entre la escenografía y ellos? ¿Qué climas favorecen este tipo de puestas?
La proximidad con el público nos obliga a nosotros como actores a crear más intimidad entre nosotros, a vivir más el famoso “aquí y ahora” … volviendo siempre a lo principal, que es la vinculación entre nosotros. Además de que, sin dudas, la energía del público es una retroalimentación y eso es lo mágico del teatro. La energía que circula entre el espectador y los actores es única y distinta en cada función. Entiendo que es un clima apropiado para esta obra se construye de manera favorable con aquellos espectadores que tengan ganas de cuestionarse y reflexionar la propia existencia; ganas de meterse en este mundo que expone las miserias que se esconden en nuestra sociedad y que considero que todos negamos en algún punto para sobrevivir.
-Retornaste a colaborar junto a Juan Washington Felice Astorga para las últimas funciones en Espacio Noavestruz de “No me Vuelvas a Hablar de Amor”. ¿Qué desafíos encontraste en el rol que te toca interpretar?
Me encantó este nuevo desafío porque no tiene nada que ver con Rocío, es un rol mucho más relacionado con la vida y el entendimiento, en contraposición con el de Rocío que está instalada en un lugar más de cuestionarse la vida. Adriana, de “No me Vuelvas a Hablar de Amor” explora lugares como sensualidad y placer. Como actriz lo más desafiante es interpretar diversos roles. Además de que me incluí para una sola función con un grupo nuevo ya constituido con muchos ensayos, eso también es desafiante… subirte al escenario sin ensayos previos e intentando vincularte lo más posible con los actores y ayudando a que todo vaya hacia adelante.
A nuestra reseña sobre NO ME VUELVAS A HABLAR DE AMOR podés encontrarla en el siguiente link: https://revistasieteartes.com/2022/10/24/en-escena-no-me-vuelvas-a-hablar-de-amor-por-maximiliano-curcio/
-A la hora de actuar, ¿qué desafíos individuales te representan el cine y el teatro? ¿cómo abordás sendos mundos interpretativos?
Como actriz el cine me gusta tanto como el teatro, son dos mundos diferentes para explorar. El teatro tiene la espontaneidad e interacción inmediata con un tercero, mientras que el cine tiene la magia de contar con imágenes que son estimuladas por el propio actor, usando su imaginación como eje principal. Actuar en audiovisual me resulta un desafío enorme, por lo cual me formé en Escuela de Actuación Frente a Cámara, con Emiliano Romero, y siempre intento continuar estudiando y perfeccionándome.
-¿Qué proyectos artísticos tenés planeados para 2023?
Me interesa muchísimo continuar con este grupo de actores y en esta obra. Como también continuar trabajando con Juan Washington Felice Astorga, porque amo los universos que crea con su dramaturgia. Yo a Juan lo conocí en Caliban y cuando veía las escenas que mostraba en el seminario de interpretación, o mismo cuando he visto sus obras en otros teatros, siempre me quedé muy movilizada e interpelada por el grado de veracidad que logra en los relatos y los actores. Bordea lugares sobre lo “no dicho” por muchos, sobre las miserias y deseos, pero también con una pizca de humor… y eso es: Juan encuentra humor en la tragedia y en la vida misma. Su universo dramaturgo es oscuro pero lleva mucha luz a muchas consciencias.
Tengo algunas propuestas de teatro que las estoy analizando, porque me gusta que lo que elija sea a conciencia y que me represente desafíos actorales. Lo que sí ya está planificado, es la segunda temporada de “Yo me Tengo que Bañar y a Nadie le Importa”. Como parte de otros proyectos, te cuento que también, vamos a filmar una película junto con un grupo de cine con el que ya venimos trabajando hace algún tiempo, y aprecio la oportunidad de crear material desde cero, tanto como actriz como productora. Vengo de una familia que siempre se dedicó a lo audiovisual; mi padre es director y de él supongo que desarrollé mi pasión por lo artístico. Así que no solemos esperar oportunidades de afuera, sino que creamos nuestros proyectos también, movidos por la ilusión de expresarnos y contar nuestra visión de esta vida…ya que, convengamos, que Argentina no está siendo el país más propicio para producir contenido audiovisual.

BIOGRAFÍA DE NAHIR DE CIANCIO
Nahir De Ciancio es Actriz egresada del Instituto Municipal de Teatro de Avellaneda (IMTA) Se ha formado con Actriz con maestros tales como Norman Briski, Caludio Depirro, Néstor Romero, Emiliano Romero y Eduardo Gilio. Como actriz, en teatro protagonizó “Antigona en el tiempo”, con dirección de Claudio Depirro, “Subitamente el último verano”, con dirección de Horacio Medrano.
También formó parte de las obras de Teatro: “La oreja de la calle”, con dirección de Francisco Campana; “Familia S.A”, con dirección de Marcelo Pérez y “De mil amores”, de y dirigida por Cecilia Cambiaso. Se desempeñó como asistente de dirección en la obra de teatro “La empanada verde”, de Norman Briski, además de haber trabajado junto a él en el área docente.
En Cine, ha participado del cortometraje “Ojos abiertos”, dirigido por Emiliano Vega, en 2007 y presentado en el festival “Arte Audiovisual de Bs. As.”; en “Hermanas”, dirigido por Gabriel De Ciancio, en 2013 -presentación “Festival de Cine Social” en Concordia / Entre Ríos- y en “Celos”, de la Escuela Taller Imagen de Cine y TV, en el año 2017. También, protagonizó “Partida”, dirigida por Alejandro Aratta, durante 2022.
En Televisión, ha participado como cronista de “Viajes y Paseos” durante el período 2013/1014, emitido por América Sport y Turismo Visión Argentina. Realizó la conducción del programa “Historia de mi Tierra” de 2010 a 2012, emitido por la señal Argentinisima Satelital. Como actriz y asistente de dirección participó de seria “Popovich” emitido por el canal “UNTREF”; serie “Plenilunio” emitido en YouTube en 2019 y 2020. Fue asistente de producción para Spot Producciones en 2013 y 2014; Realizó campañas publicitarias para la revista «Viva» del diario Clarín (2013) y para la cadena ESPN, con “El básquet y vos”, en 2017.
Créditos de fotografías: Alejandro Aratta
Categorías:Conversaciones Siete Artes
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