EN ESCENA: «No me Vuelvas a Hablar de Amor». Por Maximiliano Curcio

No me vuelvas a hablar de amor se propone indagar el vínculo de una joven pareja en crisis, interpretada por Alejandro y Carolina. La noche en que Alejandro decide no ir a la fiesta que tenían acordada con una pareja amiga todo se desmorona, cuando ambos confiesan tener amantes desde hace tiempo. Frente a la revelación, la pareja elabora un plan que consiste en acordar una cena con los amantes, pero haciéndose pasar por hermanos. Es el encuentro con los amantes el contexto idóneo para romper los códigos y producir una noche de grandes confesiones, peldaños para poder encontrar dónde radica hoy por hoy la idea del amor. Con un trasfondo de crueldad basado en la desesperada búsqueda por encontrar nuevas formas de amar. El encuentro deviene en situaciones incomodas, fábulas, risas, momentos amenos, y fuertes confrontaciones que van a marcar un antes y un después en la vida de los cuatro. La obra pretende formular nuevas preguntas sobre la problemática del amor en estos tiempos y en los venideros.

EL AMOR ES UNA FUERZA MISTERIOSA

Protagonizada por Gaston Colucci, Malena De Arregui, Melina Furgiuela, Franco Mastropietro y Valentina Richi, la muy recomendable obra “No Me Vuelvas a Hablar de Amor” se exhibe actualmente en el Espacio Cultural NoAvestruz. Con dirección y dramaturgia del brillante Juan Washington Felice Astorga, esta fenomenal propuesta teatral lo empareja con un equipo de viejos conocidos. Allí está María de Concepción en vestuario, reconociéndola el autor como una experta en interpretar la paleta de colores que persigue pacientemente, en búsqueda de ampliar posibles sentidos. En escenografía, se les une el genial y versátil Guillermo Bechthold, y, en el apartado musical, hacen lo propio Alejandro Baboian y la mencionada Malena De Arregui. El talentoso grupo entrega su arte para la gestación de una pieza de singular belleza y profundidad.

En “No Me Vuelvas a Hablar de Amor” se nos cuenta la historia de una pareja en decadencia, que contempla ante sus propios ojos como la pasión se ha ido paulatinamente apagando. Ante la crisis, se plantea una hipótesis: ¿qué pasaría si alguno de los dos tuviera un amante? Rotos ciertos códigos, es hora de confesar. Un juego inventado, con miras de cambiar otro plan de viernes idéntico y cotidiano, elabora un plan de intercambio de identidades. A fin de cuenta, lo real no es lo verdadero; el intento de recuperar la llama perdida corre los límites un tanto más. Gran enemigo, el paso del tiempo es implacable. Es comprobable, todo estímulo terminará marchitándose…’¿ya no soy tu reina?’, cuestiona ella. Obnubilado, él, se queda inmóvil, pensativo, sentado en un sillón transparente. Dinámicas de la convivencia y esa sangre que no hierve ¿Podrán los menguantes amantes enamorarse nuevamente? No están solos en la conquista: aparecerán frustraciones propias de la rutina. ¡Vaya palabra infalible! El camino hacia reencantarse se dificulta. Acostumbramiento y estancamiento son dos vocablos que atentan contra la empresa; el juego se complejiza.

Escapemos de la rutina, es la crisis inevitable aproximándose y esta pesadumbre de días iguales. Al rescate acude un intercambio fabulado, planteando una serie de singulares situaciones, con la intención de que los protagonistas adquieran (o repongan) las fuerzas debilitadas. Atención, la violencia es ilusión, se nos advierte: asoman nuevas características impensadas…se develan fantasías. Hazañas amatorias, que no eran las de Rocky (!esas eran hazañas!). Trampas compartidas, esa dulce condena que hace volver al juego perverso. Para todos los gustos: masturbatoria enseñanza de vieja escuela o espectáculo de mil ojos multiorgásmicos. Se clava la lanza en el centro de nuestro orgullo. Él sabe cómo hacerla temblar, nos ponemos verdes de envidia. No somos tan increíbles ni tan Hulk, pero de fondo suena “The Lonely Man”. Guiño certero a la nostalgia. Donde duermen dos, comen cuatro, pero -más guiños- no hay dupla como la de Diego y Claudio Paul. Las confesiones son un señuelo oral, a veces más vale morderse la lengua (o el borde de una copa vacía). La risa aligera momentos de incomodidad, entre las cuatro paredes se vive el amor en tiempos de cólera. La pareja confronta sus fantasmas; hermanados en la batalla, ya de tanto gritar sin escuchar no quedan fuerzas. Chiste va, réplica viene y una vocal cambiada que trastorna por completo el sentido. ¿Sabemos escucharnos? Más vale pájaro en jaula que ciento volando.

Un débil hilo rojo nos sostiene, repensamos la ideal del amor romántico. Y allí, en un extremo del escenario, la maravillosa Malena De Arregui pronuncia un sublime texto que conforma la columna vertebral de la obra. ¿Cuál es la idea del amor que la sociedad pretende hacernos creer? ¿Habremos, a fin de cuentas, amado todo este tiempo a la persona equivocada? Proyectando aquello que creemos, y no lo que en verdad es. Porque lo peor, en verdad, no es que el otro no lo sea como tal imaginamos o deseamos, sino que no se dé por aludido. Porque todo amor es temporal. Sí, no me vuelvas a hablar de amor, a vos te hablo, en ese espejo ya no nos vemos y en los dedos de Malena suena un bandoneón; ella dialoga con su instrumento, sabiendo que tiene entre manos un amor como ninguno. Con sensibilidad, pulsa cada botón. Si no se toca, el fuelle no se queja; son ventajas no humanas. Amor, hay tantas formas más posibles y no hay entrega y pureza como la del animal, si aprendiéramos a dar como Rufina. Todo vínculo se construye, todo está por crecer. Aprendizaje. En su cama hay lugar para tres.  

Los excelentes intérpretes sobre el escenario desarrollan complicidad y el elemento lúdico indaga en lo patético de la condición humana. Un rasgo primordial en la dramaturgia del enorme Felice Astorga, abrevando en lo trágico y en el humor, para describirnos a la perfección. Lo visual, lo arquitectónico, lo sonoro y lo literario son pilares de una obra descomunal. Herramientas artísticas de alianza imprescindible, mientras otra maravillosa puesta en escena con el sello de su hacedor nos lleva de viaje hacia nuestro propio hábitat; la concepción de lo que vemos en el escenario como una suma de partes es ley fundamental para un artista que abraza la colectividad como máxima. Su forma es el instrumento de un contenido. Seguimos formulándonos las mismas grandes preguntas. ¿Cómo se practica el arte de amar? ¿Es la felicidad un invento capitalista? La huella autoral del director se vuelve inconfundible. El bienestar social aquieta cierto inconformismo, pero el colchón matrimonial sigue inmóvil. ¿Cómo podemos rendirle homenaje a esa sexualidad a flor de piel que nos fundió aquella vez?  

Tragedia, drama, comedia, contradicción y locura son algunas de las fuerzas reguladoras del planeta llamado Juan Washington Felice Astorga; no se hace otro teatro similar en Buenos Aires. Con “No Me Vuelvas a Hablar de Amor”, el dramaturgo vuelve a reflexionar con hondura y desparpajo acerca de cuestiones universales, y es casi una obviedad mencionarlo. Porque esta clase de temáticas y coyunturas nos igualan a todos, en algún momento, y en mayor o menor medida. No hay mal de amor que dure cien años, resiste el cuerpo y dejamos el alma en la cancha. Jugaremos una y mil veces la misma partida, sabiendo que llevamos las de perder. Siempre ‘ese alguien’ como punto de referencia nos hará perder el equilibrio. ¿Quién te quita lo bailado? Entonces no podemos vivir sin amar y vamos al fondo de la cuestión, intentando extraer sabias enseñanzas: existe en la obra cierta idea misteriosa del amor, esa fuerza ingobernable…algo inasible y demasiado grande como para descifrarse por completo. Amores inalcanzables que nos obsesionan y realidades que nos desilusionan, en medida directamente proporcional. La noche se acaba, el helado se derrite, no es la boca en los besos el esperado panorama. Mejor buscamos un nuevo pasatiempo. La llama ya se ha transformando en algo que nos unirá, y siempre es por amor al teatro.

Ficha técnico artística y entradas disponibles en ALTERNATIVA TEATRAL: http://www.alternativateatral.com/obra54080-no-me-vuelvas-a-hablar-de-amor



Categorías:En Escena

4 respuestas

  1. Fuimos a verla con mi esposo la temporada anterior nos encantó quien no se ha identificado con alguna escena…Felicitaciones al dramaturgo y director es lo Mas da todo de Si en todo lo q hace esta ENAMORADO DE SU ARTE .vamos x Más y EXITOS

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