ACERCA DEL AUTOR
Carlos Avalle nació en el barrio de Saavedra, Ciudad de Buenos Aires, en el año 1953. Cursó estudios en la escuela nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano. Sus primeros trabajos datan de finales de la década del 60. Trabajó en sus comienzos con artistas como Gezs Vaz, Luis Mastro y otros. Artista plástico dedicando su carrera a la pintura y a la escritura. Uno de sus libros, TAXI, ha tenido tres ediciones hasta la actualidad. Ocasionalmente ha realizado murales y a lo largo de su carrera llevó a cabo una importante cantidad de muestras colectivas e individuales, recibiendo diferentes premios y menciones. Entre ellas se encuentran exposiciones en el museo Sívori en varias ocasiones, en la Manzana de las luces, MEEBA, Museo Nacional de la Nación, SAAP, entre otros.

Prólogo a la edición, por Maximiliano Curcio
Conocí a Carlos Avalle a fines de 2018, a través de una entrevista telefónica que me realizara, con motivo del lanzamiento de mi revista digital Siete Artes. La empatía fue inmediata y, a las pocas semanas, me había invitado a sumarme como columnista a su programa de radio, el emblemático “La Cultura del Payaso”, que, al momento de escribir estas líneas todavía se emite por la señal NTV Radio de Tortuguitas. No pude hacer menos que devolver la gentileza y ofrecerle a Carlos un espacio para escribir en la mencionada revista. Paralelamente a indagar en su actividad como artista plástico, conductor radial y escritor todoterreno, fui conociendo a la persona detrás. Y tuvimos ese tipo de conexión instantánea que suele ocurrir en los vínculos; pareciera que uno se conoce de toda la vida. Hablamos el mismo lenguaje, manejamos los mismos códigos. No es poca cosa, ¿verdad? Nos apasiona el arte, los animales, los deportes y somos hacedores culturales que sabemos muy bien de qué se trata impulsar nuestra labor desde los márgenes. Somos grandes melómanos, lectores empedernidos, cinéfilos exquisitos. Y, por sobre todo, grandes amigos, cuatro años después de aquel primer encuentro. Que en esta vida nuestros caminos se hayan cruzado es algo que siempre agradezco.
De la experiencia de Carlos aprendo. Todo lo que sé de radio me lo enseñó él, abriéndome las puertas a un mundo maravilloso. Respeto profundamente su obra plástica. Una obra que, con el tiempo de conocerla, aprendí a valorar y enriqueció mi mirada, mi sentido de la apreciación estética. Ello también aplica aquí, porque, como escritor que soy, puedo ponerme en sus zapatos, o debajo de su piel, y entender los sentimientos que atraviesan al hombre al ver concretado este libro. Que no es el primero, acaso. Especialmente, les recomiendo que lean “Taxi: Fragmentos de Vida de un Taxista Porteño “, un texto que dice mucho acerca de la huella de autor y la identidad presente en su pluma. Mientras leía el libro que ustedes en este momento tienen en sus manos, pensé en “Taxi” y sus instantáneas emocionales como un antecedente directo. Aunque observo que, en su flamante abordaje, el autor bucea en aguas todavía más profundas…¿cuántas vidas entran en una sola existencia?
Casi todos podemos reconocer el aforismo que dice que ‘si breve, dos veces bueno’. Aunque quizás no todos sepan, esto fuera enunciado por Baltasar Gracián en el “Oráculo Manual y Arte de Prudencia”, en 1647. Podría aplicarse dicha sentencia a la presente publicación, ya que, como su título lo indica, encontrarán en estas páginas relatos breves o pequeños ensayos, atravesados por la sensibilidad, la emoción, la profundidad, la reflexión y la veta poética del autor. Un gran narrador, un sabio observador del mundo que lo rodea. Un mundo que todavía está sorteando los coletazos de la últimas de las pandemias. Y Carlos sabe dónde refugiarse, encontrando sosiego en la naturaleza, cuyos ciclos y maravillas capta y describe con maestría poética. Podría esta ocasión, también, servirnos de guarida en tiempos sumamente agresivos y extraños; no obstante, como el autor bien sabe y lo expresa, a nuestro planeta, y a nuestra condición humana, los atraviesan males atávicos.
Damos inicio a la lectura, y la escritura fluye entre recuerdos que permanecen vivos y se nos relatan con precisión fotográfica. Ocupan una gran parte de este itinerario, vivencias y anécdotas personales que representan el espíritu de una época vibrante. La recordamos a todo color. La vida se hace de azares, misterios, pérdidas, reencuentros y caprichosos juegos del destino. Quien escribe bien sabe cómo convertir todo este bagaje en fértil materia creativa, haciendo de la nostalgia, la tristeza, el desconcierto, el humor, la ocurrencia, la picardía, la alegría y la agudeza, indispensables aliados. Estamos ante un encantador de almas, como todo eximio escritor. Así es como se me presentó este libro, atrapante de principio a fin. En cada una de sus cien pequeñas historias encontramos asombrosos trazos de vida, conmovedores rastros de historia…sedimentos de la memoria. Una escritura honesta y sensible, a corazón abierto, dispuesta a convertirse en instrumento. “CIEN” es tantas cosas a la vez. Un libro necesario, que es un examen de conciencia, en donde el autor repasa su propia vida. Toma vuelo el barrilete…
Las palabras consuman el acto alquímico y la imaginación hará todo lo demás: tenemos aquí el perfume de un tiempo, el sabor de aquella noche, el asombro inagotable ante la belleza que encontramos a nuestro alrededor solo si sabemos observar pacientemente…o, acaso, la indignación ante los poderosos de turno, directamente proporcional a esa belleza, que declina…pero el poeta sabe cómo transformarla. Avalle es un orfebre. Autorreferencial, quizás esté esculpiendo el paso del tiempo, y en cada experiencia, encuentra matices nuevos que recrea la memoria, tan engañosa, a veces. Se nos permite recordar (o saber) lo justo y necesario. Hablando de virtudes, no olvidemos que estamos leyendo a un gran pintor desplegando ante nosotros un lienzo de dimensiones descomunales. La retórica del tiempo se funde con la remembranza, sigue girando ese disco que nos deslumbró, continuará sonando esa melodía con la que invitamos a esa chica a bailar. Cada relato describe con precisión escenas oníricas, y el trazo dibuja figuras fantasmales. Simultáneamente, la ficción atrapa a la realidad. La literatura es dualidad, múltiples lecturas se despliegan. Cumplido el hechizo, ya estamos dentro de SU historia.
Porque un artista solo sabe brindar su curiosidad y búsqueda permanente. En eso, con Carlos, también nos parecemos. No nos gusta encasillarnos ni es la zona de confort un hábitat natural. Por tal motivo, doy fe de la encomiable labor de llevar adelante este proyecto personalísimo. Cada nueva creación es una criatura que traemos al mundo. Nuestro testamento. Un escalón más en nuestra trayectoria, hecha de odiseas y aventuras quijotescas. Luego, el desconocido camino que seguirá esa obra, en ojos y manos de fieles lectores, jamás dejará de depararnos sorpresa. Aspecto no menor, editar desde la autogestión y la independencia absoluta no es tarea sencilla. Estos ingredientes no hacen más que agregar valor, teniendo en cuenta los tiempos que corren, al acto de concretar un hecho cultural. Y en el prolífico quehacer artístico del amigo Avalle es que este libro, finalmente, consigue ver la luz. Y tengo el honor que me invite a prologarlo; algo que él ya ha hecho anteriormente con títulos de mi autoría. ¿Cómo iba a decirle que no?
Quiero cerrar este comentario introductorio contándoles que, en varias oportunidades, solemos conversar con Carlos y preguntarnos porqué escribimos. Él me dice que nuestros libros, en realidad son eslabones de una gran obra única. Piezas que forman e integran parte de un todo. Y coincido. Él me diría, ¿será que siempre estamos contando la misma historia? Una vez le pregunté porqué escribía. Si mal no recuerdo, me contestó que escribía el mejor libro que le gustaría leer. Yo creo que aquí lo ha hecho. Les presento “CIEN”, de Carlos Avalle, un artista inmenso.

Edición: Octubre 2022
Páginas: 118
Publica: Dinastía
Género: Ensayo
Categorías:La Biblioteca de Babel
Gracias Maxi. Una manera de conocer a Carlos. Gran abrazo !!!
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