RELATOS – CONOCIÉNDOTE. Por Daniela Patrone

Ya era otoño y extrañaba caminar entre las hojas de los árboles que caían para alfombrar la ciudad en tonos anaranjados y amarillos. Añoraba el sol en el rostro y la suave brisa acariciando sus cabellos.                                                                   Llevaba 48 días encerrada, apartada de su trabajo, la naturaleza, sus afectos y de él… del amor de su vida.                                                                                              El insomnio se había apoderado de sus noches y el sueño la acechaba a cualquier hora del día. El pijama era su vestido de gala las 24h y el cigarrillo su compañero en ese exilio.                                                                                                           Comía poco, no sentía deseos de cocinar. Solo quería una buena conversación, un abrazo, necesitaba un te quiero y el sabor dulce de un beso. La soledad se había convertido en un tormento.                                                                          Las noticias no ayudaban, encendía el televisor y todo era muerte y dolor.
Quería verlo a él, a su amor no correspondido, ese amor al cual solo se conformaba con mirar, aun sin saber si ella existía ante sus ojos.                                        Ese día lo pensaba más que nunca, lo sentía en el aire, en la piel, en su alma. En un momento se quedó dormida ¿o se desmayó? No lo sabía con exactitud, solo supo que se había soñado con ella misma de niña. Tuvo una infancia feliz, fue una niña feliz, llena de sueños y magia. ¿Qué había sucedido con ella? ¿Por qué la estaba traicionando entregándose a la depresión y al abandono? ¿Por qué la condenaba a no conocer la dicha y el amor sano?
De repente se levantó, corrió hacia el espejo y se miró. Los ojos que la observaban eran los de esa niña que alguna vez había sido.                                      Se dijo que aún estaba a tiempo de rescatarla. Después de 48 días entendió el motivo de su encierro. No se trataba únicamente de una pandemia ocasionada por un virus peligroso, se trataba del encuentro de la niña-mujer que habitaban en ella.                                                                                                                       Se duchó, buscó su ropa favorita y se vistió, se maquilló y perfumó… ¿Para quién? ¡Para ella misma! Pues había descubierto que no estaba sola, una mujer muy interesante la acompañaba y estaba deseosa por conocerla mejor.



Categorías:Pulsos

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