RESEÑA DE SHOWS: Fito Páez presenta «El Amor Después del Amor XXX Años». Por MAXIMILIANO CURCIO

ESTO PODRÍA SER UNA DECLARACIÓN DE AMOR: CRÓNICA MELÓMANA EN PRIMERA PERSONA

En la casa familiar de Fito, en Rosario, su papá escuchaba variada música. Desde orquestas de jazz a los tangos de Aníbal Troilo. Desde Jobim a Mercedes Sosa. Algo se fue colando por los poros y los oídos de aquel joven. Infancia y juventud, no aguantamos las ganas de leer la primera parte de sus memorias, próxima a ser editada. Todas esas influencias y melodías que alimentaron su espíritu; de allí a la partitura de un piano. Un paso más, mil escenarios, una vida en la carretera. Decenas de discos, las canciones en tu walkman. Parafraseando a Paez, quizás la mitad de las personas que estén leyendo esta crónica no sepan que diablos es ese artefacto. Vuelvo al comienzo, un niño sueña con subirse a la misma balsa que Litto. Irse de casa a tocar rock and roll. Y componer. Con su guitarra o <<con dos cuerdas>>, recuerda nuestro anfitrión entre anécdotas e inmejorable humor.

Corte, mañana ya es hoy y lo acompaña una hermosa banda. Sus inseparables. La ocasión celebra los treinta años del disco más vendido de nuestro rock nacional. “El Amor Después del Amor”. ¿Te acordás? Era ayer nomás, cantábamos en el planetario de Palermo, en la bienvenida de la primavera, los veinte años de aquel amor inoxidable. Años en donde Fito ensayaba otra fórmula con destino de hit, la enésima, trayendo en la pócima clásica las palabras mágicas. ¿Cambiaron las leyes del amar? Pero, decía un ángel, tu tiempo es hoy, y acá estamos, en Arena Movistar. Seis maratónicas jornadas, testimonio vivo de un legado. Vuelvo a aquello de las influencias intentando trazar un mapa de hitos insoslayables en la vida de un ser movido por sus pasiones. ¿Qué inspira a Fito? Está la melodía, falta la letra y aparece Fabi, nace “Brillante Sobre el Mic”. Luego cantan tomados de la mano. <<Si es amor, cruzará>>…dice Fito. Cuánta sabiduría, el verdadero amar. Allí están ellos solos, pueden más y son más fuertes. Nos eriza la piel.

Años antes, sale el cantante del cine de ver una de Almodóvar y piensa que esa chica jamás será su chica. En “Un Vestido y un Amor” está Cecilia, viéndolo desde primera fila. Luego recibirá un ramo de rosas. Fito, que es un caballero, le declara su amor después del amor. Y se lo canta mirándola a los ojos. Por ella. Por Caetano, también. Y cuenta aquella trasnochada que escuchamos mil veces y siempre, pero siempre, nos arranca una sonrisa. Lágrimas también, hay emociones intransferibles. Tenés que estar ahí. Decía mi padre que no hay mejor fotografía que la retina. Yo creo en ello. Soy una especie en extinción rodeado de new generations captándolo todo con sus pantallas, conectados con un cable directo a YouTube. ¡Oh, jóvenes, despertad a la nueva era! No, mi corazón conecta directo con el escenario y lo que vibra allí arriba. Floto. No tengo encendedor en el bolsillo, pero muero en mi ley. Cantando y bailando hasta que se vaya la noche. Vuelvo; exterior, ¿día?, toma veintidós. Sepán disculpar el exceso de nostalgia…pero si veinte años no son nada. ¿Treinta asoman? Vuelan las hojas del almanaque.

De repente Fito sigue componiendo y todas las circunstancias parecen estar en su justo lugar. Talento le sobra, hambre de gloria, divina gloria, se derrama. Un contrato discográfico y un estudio donde grabar a piacere. Está dispuesto a hacer historia. Oportunidad para no dejar pasar, no es la suerte, es hacer tu destino y luchar, cada vez tengo más ganas. “El Amor Después del Amor” estaba en marcha. Más influencias lo atraviesan. En la bola sobre el piano se acumulan acordes complejos. Concluyen McCartney y García. En la ciudad de la luz nació “Tumbas de la Gloria”. Charly, amado Charly, que junto a Andrés puso sus voces en “La Rueda Mágica”. Todos, un día como cualquiera, nos subimos a esa rueda…suenan los Stones, <<uh, una foto de…>>. Tu vieja, Fito, nunca los escuchó. La mía creo que tampoco, nunca pude preguntarle. Yo creo. Hablamos de maestros…Luis Alberto, eterno ángel guardián, viene a nosotros en “Pétalo de Sal”. Damos gracias, siempre. Y vos, Fito, alumbrando la belleza incandescente de estas catorce canciones que calaron tan hondo en un tiempo y lugar específico. A veces no nos hace gracia este país y los verdaderos artistas saben captar ese instante. “El Amor Después del Amor” es lo que es porque nació allí. El pulso del momento…el resto es historia. De las bateas a Vélez y de allí a los libros de rock, las cifras exorbitantes y los estribillos de tablón de cancha de fútbol. Fito, tomando el mando de la nave de la segunda generación de nuestro rock. La magnitud de un músico en completo dominio de su arte engendrando una catedral de melodías. Este septiembre, nos llevó de paseo, de principio a fin, durante seis veladas, por un álbum inscripto en nuestra piel y corazones, allí sus marcas. La de ese amor sin el cual nadie debe ni nadie puede vivir. Once músicos sobre el escenario para recrear esta fábula de amor que perdurará aquello que dictan las modas, lo que “debe ser”. No, ¡esto es un clásico! Lo hizo la gente.

Ey, ¿qué te pasa Buenos Aires? El ruido es ensordecedor. La puesta es grandilocuente. Luces por doquier, color y calor humano, ¡es tan suave verlo!. Hablando de (teckni) color, Fito saca a relucir su vestuario, se cambia entre set y set; luce radiante. Sets, son tres en total. Recorremos el disco, canción por canción, hay instantes de magia absoluta: algo de ello ya conté antes…”Thelma y Louise” ya son más de Fito que de Ridley (de alguna forma de esto se trata vivir…), digo <<siempre a más, never stop>> y nos sacude una poderosa versión de “Tráfico por Katmandú”, luego el hechizo trazado con un círculo de baba y esa melodía ultra pegadiza, más tarde una energía en el aire, creo poder captarlo, luego las palmas en seis por ocho, a veces este continente es ese muro de lamentos, !ay!. Enciendo un faso y llega Donna Helena sentada en nuestro asiento de acompañante; no habrá placer igual y ese funk precioso deviene en rock furioso, con Fito quebrando la voz y el cuerpo. El rosarino es cada vez mejor intérprete y sabe bien como reinventar la belleza existente en sus canciones, otorgándole nuevos arreglos y orquestación, adaptándolas a su presente musical, a su color y calor vocal, al pulso de una banda con la que se conoce de memoria. Trapos al viento, nos fuimos a rodar, mi vida. Decimos <<chau, hasta mañana>>, pero solo repetimos una letra de memoria, en verdad la noche recién comienza.

Calentamos motores, guardemos energía, las vamos a necesitar, anuncia Páez. Minutos después, intervalo en cuenta regresiva: se vendrá un puñado de clásicos de todas las épocas: “Es Solo una Cuestión de Actitud”, “11 y 6”, “Circo Beat”, “Al Lado del Camino”. ¿Había que llenar el barrio de luz? Dale alegría, el corazón agradece y resplandece Villa Crespo. Adentro, el estadio tiembla. Un rosarino nos ofrece el suyo sin marcar las cartas, simplemente dar. Nunca está de más, el “olé, olé, olé” baja de las tribunas, que nadie se siente. Una salvaje versión de “Ciudad de Pobres Corazones” nos anuncia que estamos cerca del final. Pero, antes, aplaudimos hasta que ardan las palmas de las manos a Juani Agüero y su extensísimo solo de guitarra. Los solos se aplaudían antes de que se filmaran en celulares, ¿recuerdan? Fito oficia de maestro de ceremonia en “Mariposa…”. Ahora cantamos nosotros para vos: “hoy solo te vuelvo a ver”. El maestro se da vuelta y mira a su orquesta, gesticula de espaldas al público, suenan los últimos acordes. Se hace un silencio. Un rugido y más aplausos lo interrumpen. <<Gracias Fito!!!>>, grito. O es mi hermano de al lado. Y si vos viniste a recibir todo nuestro cariño, lo que vinimos a recibir de vos es también libertad. A veces te sobrepasa, lo sé, entonces decidís callar todas esas palabras que se agolpan y es mejor envolverte de toda ese energía que contagia. Euforia. Mirá Fito, te lo hago fácil: Yo te amo.

ACERCA DE “El Amor Después del Amor” (1992)

ESA LLAVE ES MI AMOR

“El Amor Después del Amor” es el disco más vendido en toda la historia del rock nacional. Este suceso representó un antes y un después en la carrera solista de Fito Páez, posicionándolo como un referente insoslayable, no solo del rock en Argentina, sino consolidando su proyección internacional. Convertido en meteórico récord de ventas (agotó 700.000 copias al momento de su lanzamiento), el álbum encuentra a un músico inspirado, componiendo algunas de las gemas más logradas de su repertorio: “Tráfico por Katmandú”, “La Balada de Donna Helena”, “Creo” y “La Verónica”.

En compañía de un seleccionado de eximios músicos (Ariel Roth, Gabriel Carámbula, Osvaldo Fattoruso, Daniel Melingo, Daniel Colombres, Guillermo Vadalá y Ulises Butrón), Páez registró un álbum que marcaría un antes y un después en la historia reciente de nuestro rock. Además, contó con la presencia de ilustres invitados que sumaron sus voces: Andrés Calamaro (“La Rueda Mágica”, “Brillante sobre el Mic”), Charly García (“La Rueda Mágica”), Luis Alberto Spinetta (“Pétalo de Sal”), Mercedes Sosa (“Detrás del Muro de los Lamentos”), Claudia Puyó (“El Amor Después del Amor”), Celeste Carballo (“Dos Días en la Vida”) y Fabiana Cantilo (“Dos Días en la Vida”). El disco sería presentado, a través de dos multitudinarios shows (congregando 85.000 personas en total) en el Estadio Amalfitani, apoteósico estreno acontecido en abril de 1993.

Fito volvería a aquel histórico reducto en diciembre de ese año, convocado por Unicef, reeditando su romance con el público porteño. En su ápice creativo, su carrera solista parecía no conocer límites. A veinte años del exitoso lanzamiento, Páez congregó una multitud en el Planetario de Buenos Aires. Celebrando un amor imperecedero, 30.000 personas revivieron la magia intacta de un álbum imprescindible. A lo largo de los años, el músico se erigió como perfecto anfitrión de esa tribu porteña que comulga con una serie interminable de canciones que ya son himnos pertenecientes al inconsciente colectivo de una ciudad de pibes sin calma. El concierto reprodujo en vivo el disco entero y sería registrado en formato DVD, editado en conjunto con la versión original. Una gira llevaría al compositor por toda Lationamérica (Chile, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Perú, Paraguay y Bolivia) para culminar, en el histórico Luna Park porteño, en abril del año siguiente. Un flechazo certero a nuestro corazón.

RESEÑA PUBLICADA EN EL LIBRO «FITO PÁEZ: LAS CANCIONES EN TU WALKMAN» (Serie Rockeros – Ed. Vuelta a Casa, Maximiliano Curcio / 2020).


Categorías:Alta Fidelidad

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