ESTRENOS DE CINE: Recomendaciones en la cartelera de septiembre / Segunda Parte. Por Maximiliano Curcio

PASAJE AL PARAÍSO / Puntaje: 7 – Comedia romántica dirigida por Ol Parker, escritor de ambas entregas de “El Exótico Hotel Marigold” (2011-2015) y realizador de “Mamma Mia, una y otra vez” (2018). No pasa desapercibido que los buenos amigos en común George Clooney y Julia Roberts vuelvan a encontrase en la gran pantalla luego de la brutal “Money Monster” (2016, de Jodie Foster); este tipo de duplas escasean. Vale preguntarnos si está el género más dulce en capa caída, lo cierto es que este producto respeta, a rajatabla, la estructura y el concepto que la industria indica. Y lo hace superando expectativas. Una pareja divorciada, unidos por la decisión de boda de su recién graduada hija, se encontrarán en el paraíso de Bali. Más allá de lo previsible y standard que devendrá en derredor a estas historias de amor paralelas, resulta el atractivo de ver juntos a dos superestrellas, garantía de química innegable y en plan sabotaje. Las improvisaciones, los pasos de baile de Clooney y la risa contagiosa de Roberts alcanza para pagar la entrada. Brindamos con   y si hay turbulencia todo final feliz apacigua cualquier disfuncionalidad familiar. Ambos intérpretes se han encontrado por el camino en varias ocasiones; recordemos la saga “Ocean’s Eleven”, allá por comienzos del nuevo milenio. En “Pasaje al Paraíso”, la dupla se luce conociéndose de memoria, a lo largo de un recorrido en donde salvaje y choques culturales en extremo estereotipados. A la imperecedera belleza que porta Mrs. Roberts, con su sonrisa del millón de dólares, resplandeciente e imperturbable, se acompasa el carismático Clooney, quien aporta honda sabiduría en un par de líneas ejemplificadoras al reflexionar acerca del paso del tiempo, los sueños truncos, la paternidad y las crisis de pareja. No hay malas intenciones en una cinta manufacturada bajo los cánones old-fashioned. Finalmente, los astros siempre sabrán como cautivarnos.


MÁS RESPETO QUE SOY TU MADRE / Puntaje: 1 – Comedia costumbrista que emula a “Esperando la Carroza”, concepción del arte cinematográfico que atrasa. La ridiculez, más que gracia, da vergüenza ajena. Marcos Carnevale hace un cine anclado en un prototipo de humor que nos retrotrae a lo más banal y básico que nuestra industria ofrecía luego del vaciamiento cultural producido en tiempos de la dictadura. Adaptado de la exitosa obra teatral de Hernán Casciari, en este film abunda el chiste malo que no contagia. Para colmo, el mal gusto para realizar bromas busca sacar una carcajada con una situación que involucra a una mascota que perdió la vida. Imposible. Reincidiendo, tal búsqueda, en una olvidable escena perteneciente a “Granizo” (2021). Aquí, tropieza con una piedra aún más grande que la previsible y torpe película que estrenara Netflix. En “Más Respeto que soy tu Madre” se palpa falta de elaboración a la hora de delinear un grotesco paisaje social. El ofrecido es un vuelo audiovisual que se acomoda mejor al formato televisivo; las salas de cine le quedan grandes. Florencia Peña, en el rol de matriarca, encabeza un elenco que posee otro nombre propio de fuste: Diego Peretti. Capas de maquillaje encima intentan disimular a un intérprete forzado a más no poder. Su flojo tino para elegir papeles llama poderosamente la atención, encadenando una serie de participaciones prescindibles (“Ecos de un Crimen”, “La Ira de Dios”). El retrato es el de una familia disfuncional. No hay alegrías para el abuelo y el fin de siglo se aproxima. Tramo a tramo, todo se plaga de inconsistencias; lugares comunes y estereotipos vertebran una narrativa emprendida con trazo grueso. Alevosos primeros planos que dejan de lado toda sutileza. ¿Qué quedó del director de “Elsa y Fred” e “Inseparables”? Una dirección perezosa, un falso sentimiento de nostalgia y una bajada de línea político-económica que no acaba de cuajar emergen como las características principales de un producto que extravió el tono por completo.


FANNY, CAMINA / Puntaje: 6 – Fanny Navarro impactaba con su escultural belleza. Nacida en marzo de 1920, llegó a ser primera vedette del mítico Teatro Maipo durante 1945. Fue estudiante del Instituto Di Tella, y sus pasos profesionales la vieron alternar el teatro de revista, la tragedia y a la comedia sofisticada. Su carácter jamás paso desapercibido; tampoco su cercanía con el poder de turno. Ligada con Eva Perón, su carrera se desarrolló aún mas gracias a su alianza con el partido justicialista. De gran popularidad en el público, acabó convirtiéndose en una actriz proscrita, perseguida y torturada, al derrocamiento de Perón, por parte de la Revolución Libertadora, en 1955. Esta es apenas una semblanza acerca de la magnética figura de una artista que vuelve a convertirse en el foco de nuestra gran pantalla. En la sala Leopoldo Lugones del Complejo Teatral San Martín, sito en calle Corrientes del centro porteño, podremos disfrutar de una nueva perspectiva sobre la vida y obra de la protagonista de “Deshonra” (1952), en un largometraje en donde Alfredo Arias e Ignacio Masllorens comparten créditos de dirección. “Fanny, Camina” intenta hacernos reflexionar sobre toda forma de fanatismo castigada con igual proporción de extremismo. La de Fanny es una historia atrapante, una leyenda negra convertida en una frágil sombra de sí misma, que se balancea entre la glorificación y la estigmatización de una historia decidida a escuchar dos relatos posibles. En el envés del estrellato, encontramos a una víctima del sistema imperante, quien supiera ser una de las actrices argentinas con mayor proyección internacional. Alejandra Radano encarna a la ferviente confidente de Eva y simpatizante peronista. Su abordaje nos trae a la memoria la sensual y magnética interpretación que llevara a cabo Leticia Brédice, para el film “Ay, Juancito” (2004, Héctor Olivera). Rodada en blanco y negro y apelando a registros de melodrama, vemos a Fanny recorrer unas calles porteñas que intenta reconocer como propias, recreando episodios de una vida signada por las pasiones, los ideales y el injusto olvido de la historia.


CORTE / Puntaje: 6 – La génesis de este proyecto nace en lo puramente autorreferencial. Una historia personal a través de la cual Guadalupe Yepes, indaga en terrenos de ficción. Un proceso personal, tan interno y visceral, que se convierte en la síntesis de una obra fílmica, cuando crisis se escribe con mayúsculas. A la hora de canalizar el dulce caos, es natural del artista recurrir a las herramientas que tiene a mano: la escritura, la narración y la dirección son tres áreas en donde Guadalupe encuentra fértil terreno de exploración. En esta oportunidad, labores de guion, realización y producción nos hablan de una tarea múltiple por parte de la autora. Tres actos son anunciados en idéntica cantidad de encuentros que mantiene la (ex) pareja en la piel de Gilda Scarpetta y Alejandro Catalán, dos intérpretes de fuerte estirpe teatral; y es así como se nos induce en una historia que transita las distintas etapas de duelo -cinco en total- para ambos. El cine dentro del cine funciona aquí como gran ensayo, guion en bruto y gancho inagotable para estos seres atrapados en un círculo viciado. “Corte” es una experiencia narrada en tiempo real, en donde el ritmo emocional se acompasa al lenguaje audiovisual -notable elección estética en paleta de colores, movimientos de cámara- engrandeciéndose con la participación especial de los consagrados intérpretes Cristina Banegas y Luis Machín (la voz del psicoanálisis que busca comprender las neurosis). El descubrimiento de una infidelidad, la separación, la continuación del vínculo en otros términos y la contradicción entre dos deseos contrapuestos, fraccionan en instancias a la propuesta. El dilema vincular se presta al siempre bienvenido juego metatextual: observamos a una mujer dentro de su objeto retratado, sorteando los traumas propios del trance, rumbo a una superadora transformación. El vocablo del título se inscribe como necesidad impostergable remite a la drástica decisión a tomar sobre un síntoma que se repite, y reincide en el regreso a los mismos ciclos enfermizos. El daño que se alimenta, el modo incesante que lleva a transitar idénticos lugares oscuros, melancólicos… “Corte” adquiere forma y fondo. Yepes aborda el acto de transformación de sus criaturas, cuestionando posturas y decisiones, lo hace acercándose en primerísimo plano. El final del amor suele indicar que la horma no era digna de propios zapatos; el montaje sabrá compaginar los motivos acumulados de malos entendidos. Sanar para no volver a repetirnos.



Categorías:Rincón Cinéfilo

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