CONVERSACIONES SIETE ARTES: Lucía Vassallo, directora de «Cadáver Exquisito». Por MAXIMILIANO CURCIO

Nacida en Buenos Aires en 1976, Lucía Vassallo es realizadora audiovisual y se graduó como Directora de Fotografía en el ENERC. Vivió en Barcelona durante una década, en donde trabajó en numerosas producciones internacionales dentro del equipo de cámara. Es directora del documental «Transoceánicas» y acabar de estrenar el largometraje «Cadáver Exquisito».

Tu reciente película “Cadáver Exquisito” hace hincapié en el doble siniestro de profusa tradición, desde la incomodidad que nos suele generar lo siniestro. Lucía, contame cómo trabajaste este aspecto de la reconstrucción de un otro desde el influjo presente en la identidad literaria.

Me topé hace poco con un libro que pasó a ser una de mis novelas favoritas y se llama “Claus y Lucas” (un tríptico formado por “El gran cuaderno”, “La prueba” y “La tercera mentira”), autoría de Agota Kristof. La autora trabaja de una manera superlativa el mundo de lo siniestro, siendo la historia enmarcada en una guerra en Europa y sus protagonistas hermanos gemelos. 


-Observo y rastreo tu abordaje sobre temas como la vampirización y la posesión, en el formato de thriller psicológico que remiten, estética y conceptualmente, a influencias arraigadas en el cine vanguardista. Quizás algo de la etapa europea de Roman Polanski, la primera época de Brian De Palma, también algo de “Morgiana” (1974, Juraj Herz ) otro tanto del cine de los ‘80 de David Cronenberg. ¿Voy por buen camino?

Las influencias de “Cadáver Exquisito” provienen más desde el cine que de la literatura, películas relacionadas con el doble, con el espejo y la vampirización, son temáticas que me atraen mucho. Una obra de referencia fue “La Doble Vida de Verónica” (1991, Krzysztof Kieślowski). También podría mencionarte a “Psicosis” (1960, Alfred Hitchcock) y “El Inquilino” (1975, Roman Polanski). En cuanto a la literatura, Una referencia muy importante también es “Suspiria” (1977, Dario Argento). A nivel visual, la nueva versión de Luca Guadagnino (2019) es una presencia muy fuerte desde lo visual. David Cronenberg siempre fue un gran referente, desde películas como “Dead Ringers” (1988). No tanto Herz o De Palma.

-“Cadáver Exquisito” visibiliza un amor tóxico y allí aparece el deseo como motor de la búsqueda de su protagonista principal. Encontramos un terreno de fértil hallazgo. ¿Cómo trabajas este tipo de atmósferas?

Ese tema es algo que surgió mucho desde las entrevistas que le hicieron a Sofía y socialmente es un aspecto presente en la última época, en donde nos estamos repreguntando los vínculos y replanteando muchas cosas. No sé si lo llamaría ‘amor tóxico’ al tema de la película…en realidad, el personaje atraviesa una curva y se va psicotizando y se enferma, con lo cual todo su entorno y sus acciones pasan a estar trastocadas. Respecto a los climas generados, empiezo por contarte que antes de empezar a dirigir y escribir estudié dirección de fotografía y trabajé en cámara. También soy fotógrafa, aunque no lo practique tanto actualmente. Con lo cual, ante todas las referencias que tenía y te mencioné, entre las que cuento también “Hable con Ella” (2001, Pedro Almodóvar), trabajamos mucho con la dupla que hacen Fernando Marticorena y Mariel Rípodas (Director de Arte y Directora de Fotografía, respectivamente). Dos áreas técnicas muy importantes que complementan a la hora de dirigir. Con ellos, fuimos trabajando en la búsqueda de locaciones y en relación al presupuesto que teníamos. De hecho, la película tenía ciento veinte páginas y se filmaron ochenta, prescindiendo de la cuarenta que eran las más caras de filmar. Entonces, junto a todo mi bagaje y mis referencias, fue naciendo el guion que escribí en co-autoría con Sebastián Cortés. Nace esta idea de componer una pieza en grupo (el cadáver exquisito surrealista, comenzado por los dadaístas), a partir de la cual se fueron tramando estas atmósferas.

-¿Qué nos podés compartir acerca de tu trabajo junto a Sofía, protagonista de tu película y una de las actrices más destacadas de nuestro medio en la actualidad?

A Sofía la conocí gracias a la película “Todos Tenemos un Plan” (2010), dirigida por mi amiga Ana Piterberg. Nos hicimos muy unidas y ella fue leyendo las primeras versiones de este guion. Lo reescribimos muchas veces hasta que ganamos el concurso de ópera prima del INCAA y gracias a eso lo pudimos filmar. A Sofía le gustó mucho la primera idea, las primeras versiones, y pensé en ella como protagonista de inmediato; no se me ocurre otra actriz en Argentina que pudiera haber interpretado y atravesado ese papel. El trabajo con Sofía fue increíble, básicamente, porque tenía que trabajar también con Blanca Nieves Villalba, que es una actriz albina con discapacidad visual, que no tenía experiencia previa como actriz. Me apoyé mucho en las ganas que tenía Nieves de trabajar, y Sofía, al ser tan generosa, la ayudaba muchísimo. No solo en las escenas sexuales, sino también en las aquellas en donde ella tenía que hablar o interactuar -momentos en donde uno puede llegar a ver las falencias de una no actriz-, y esto suele ocurrir en función a cuando tenés en un set el trabajo dividido entre actores profesionales y no. De manera que pude trabajar con una no actriz principiante, gracias a que su coprotagonista era Sofía Gala. Ayudaba muchísimo a que Nieves se relaje, incluso colaborando desde su experiencia en la actuación, por ejemplo, cambiando el tono en determinada escena o generando un vínculo favorecedor. Para Sofía solo tengo agradecimiento; el hecho de no tener presupuesto y que se presente a participar desinteresadamente en los ensayos es algo que valoro. Sofía, a pesar de tener una de las agendas más apretadas que conozco, hizo los ensayos, las pruebas de vestuario y maquillaje. Había toda una transformación detrás, para la cual se preparó con muchos meses de anticipación.

-Venías de trabajar previamente en el género documental con “Línea 137” y “Transoceánicas”, ambas estrenadas en 2020. ¿Cuál fue el principal desafío o interés que encontraste al abordar el terreno de la ficción?

Mi primera película es “La Cárcel del Fin del Mundo” (2013). Luego, vinieron las dos últimas que mencionas. El primer desafío se relaciona directamente con esto que te comento, respecto a lo costoso que resulta realizar ficción. En un país tan complejo, en donde atravesamos la devaluación de la moneda y con un instituto de cine que en los últimos años no está funcionando como nos gustaría. Estuve casi a punto de devolver el premio, porque financieramente nos podíamos haber metido en problemas. Al recortar cuarenta páginas, el montaje se convirtió en ese embudo en donde se tuvieron que solucionar todos los problemas…fue muy difícil de sortear y duró más de lo que tenía que durar. Pero, gracias a eso, se pudo hacer la película y estoy super contenta de que pueda existir. En cuanto a dirigir ficción y documentales, son herramientas diferentes. Me cuesta comparar un documental de observación, como fue “Línea 137”, o incluso pensando en “Transoceánicas” -en donde jugué con mandarme cartas con una amiga de verdad, durante muchos años, sin pensar siquiera que estaba haciendo una película- con una película de ficción. Con “Cadáver Exquisito” también interviene el factor lúdico, juntándome con un amigo a escribir y luego llegando a ganar el concurso, casi milagrosamente. Cada película es un mundo y no hay diferencias marcadas en ese sentido, sino que cada proyecto te genera desafíos particulares.

-Como realizadora independiente atravesada por la realidad del país, ¿qué mirada tenés respecto a la actualidad de nuestro cine y sobre la posibilidad de exhibir en salas tu material luego del difícil trance que supuso el tiempo pandémico?

Estamos viviendo un momento crítico. El fondo de fomento para la cultura caduca en diciembre y, a estas alturas del año, no sabemos si vamos a tener ese fondo destinado a la cultura y,  por ende, al Instituto de Cine. Mas allá de eso y lamentablemente., la última gestión ha detenido casi todos los concursos. Prácticamente no hay. “Cadáver Exquisito” la hice gracias a que gane un concurso, y esto ocurre con personas que no tienen muchos antecedentes y no pueden aplicar de otra forma a los créditos. A la no haber concurso y funcionar de una manera tan lento el acceso a los créditos (una vez que lo ganás pasa mucho tiempo hasta que cobrás el dinero), la devaluación del país es tan grande que se come los presupuestos. Como no te actualizan el diseño de producción que hiciste, es así como tantas productoras están cerrando o la única salida posible es armar una coproducción con el extranjero, como es en el caso mío con España para un futuro proyecto. Pero, a su vez, por el valor de nuestra moneda, es imposible que la película sea de nacionalidad argentina, aunque este pensada en Argentina, con guionistas y directores de nuestro país. Porque la co-porducción termina poniendo más dinero en comparación con el costo medio que está dando el instituto; un monto irrisorio a la hora de hacer una película. La exhibición, más allá de la pandemia y la crisis que estamos atravesando, siempre fue un problema. Por eso, hace unos años, junto a algunas compañeras directoras, armamos un grupo que se llama “Cartelera Trans Feminista”, donde generamos circuitos de exhibición de todo tipo; algunos más alternativos, otros no tanto, como televisión, salas de cine, plataformas. En ese sentido, y más allá de la emergencia sanitaria, pude en este tiempo estrenar “Línea 137”, “Transoceánicas” y “Cadáver Exquisito”. A todas les fue muy bien porque cambió el modo de ver cine, la gente consume mucho más en plataformas. Por otro lado, las tres películas están teniendo mucho recorrido en festivales, están pudiendo llegar al público. “Cadáver” lleva doce semanas recorriendo pantallas grandes de Argentina (en este momento se puede ver en CINE AR y se exhibe en salas del Gran Buenos y Rosario).

-¿Podrías contarnos qué es MUA?

MUA es una plataforma de la que formo parte y que engloba a mujeres que trabajan en el ámbito audiovisual en todo el país. Uno espacio que se generó para encontrar allí a todas las trabajadoras del medio, desde una perspectiva de género y también federal, sorteando la concentración del gran Buenos Aires.

-Por último, ¿en qué proyectos te encontrás trabajando actualmente?

Actualmente me encuentro trabajando en un guion que se llama “Carrousel”, que es la historia de un grupo de adolescentes que en un inicio fue una anécdota, una historia que me contaron sobre un evento que sucedió en Bariloche. Hace años que llevo escribiendo este guion, que aún no pudimos presentar en el Instituto. Será co-producida por España y la idea es que se traspole y se filme en Málaga. Y en relación a lo documental, hace unos años que, junto a María Fernández Aramuburu, estamos relevando, entrevistando y siguiendo a todas las mujeres y disidencias que se encuentran generando cine en la actualidad en Argentina. Con ese material estamos llevando a cabo un documental que se llamará “Cineatxs”.



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