ESTRENOS: «Un Diario Para Jordan» (2021, Denzel Washington). Por MAXIMILIANO CURCIO

RETRATO (TRÁGICO) DE UNA FAMILIA (AFRO) AMERICANA

Puntaje: 5

Héroes anónimos. El cine de Denzel Washington se hace de héroes anónimos. Si rastreamos su debut detrás de cámaras, dos décadas atrás, con “Antowne Fisher” (2002), podemos comprobar el interés del ilustre actor, productor y realizador estadounidense, en trasladar a la gran pantalla historias de superación, de lucha, de tenacidad, de valores humanos. Historias reales, basadas en hechos verídicos, y llevadas a la gran pantalla. Héroes de carne y hueso. Frágiles, falibles. La esencia humana. No es poco, en tiempos de cine de superhéroes que atiborran la cartelera comercial. De aquella emotiva ópera prima a próximas incursiones, tal como hiciera, un lustro después, con “The Great Debaters” (2007). O lo que constituyera el punto cúlmine en su carrera como ascendente director, con “Fences” (2016), obra maestra que adapta la brillante pieza de dramaturgia de August Wilson. Allí está la sensibilidad de Washington, en cada uno de sus largometrajes, interesado en indagar en dinámicas sociales que pongan de manifiesto qué significa ser un ciudadano afroamericano. Un gran aprendiz de su buen amigo Spike Lee.

Así como su reciente regreso al mundo de William Shakespeare con “Macbeth” (2021, Joel Coen), la presente cinta tampoco tuvo su estreno local en salas, pudiéndose disfrutar en Argentina, directamente, desde la plataforma HBO. “Un Diario Para Jordan”, cuarto eslabón como director en la carrera del doble ganador del Premio Oscar, está adaptado del libro de memorias (best-seller publicado por Dana Canedy, co-protagonista de esta historia verídica). Traspuesto a la gran pantalla por Virgil Williams -nominada al galardón de la Academia en 2018 por su guion adaptado de “Mudbound” de Dee Rees-, podríamos encuadrar el presente film dentro de las coordenadas de un drama romántico.

Los ciento treinta minutos de metraje arrojan un saldo desparejo, de irregular identidad. El relato se vertebra, desdoblándose, entre el punto de vista de la protagonista (Dana, compañera sentimental de un soldado caído, a posteriori, en la Guerra de Irak) y las vivencias relatadas en el diario que funciona como leitmotiv, escrito por el hombre de la armada en cuestión (Charles King, quien plasma en dichas páginas enseñanzas de vida, en legado de paternidad para su hijo, nacido en el año 2006). Washington recurre al recurso del flashback y la elipsis temporal para reconstruir las piezas de una historia de afecciones y aflicciones que nace con el encuentro de la futura pareja, en 1998, y culmina en el año 2018, aunque su extensión cronológica surge bajo licencias propias de la adaptación (el libro fue publicado en 2009).

“Un Diario Para Jordan” se divide claramente en dos mitades que contrastan, y en cuya asimetría podemos apreciar sus más evidentes cualidades y falencias. Ambientada en New York, Washington se encarga de plasmar postales de una ciudad tan mágica como vertiginosa, en continua transformación. Desde locaciones cercanas al Central Park o el East End a las callecitas que forman parte del circuito teatral Off-Broadway. Desde los márgenes del Río Hudson a los inmensos rascacielos en Times Square, radiografiando el vibrante discurrir de una urbe cosmopolita que respira el béisbol de las grandes ligas (se menciona a los New York Mets). No menos el evidente resulta al espíritu de la ciudad que nunca duerme el epicentro bursátil destruido por el ataque terrorista en septiembre de 2001, aspecto que Denzel aborda, solapadamente en el film. La cámara se mueve rápidamente, persiguiendo ángulos, rostros y locaciones que traman una propuesta estética y conceptual que peca de cierta falta de creatividad, acaso de homogeneidad. Por momentos, la puesta en escena luce desordenada; la dirección de actores parece no sacar los mejores resultados de un reparto inconstante y, en determinados pasajes clave, resueltos en secuencias de plano y contraplano, se nos revelan descuidos de principiante. ¿Qué es lo que estamos viendo? Arduo resulta encontrar en el Planeta Hollywood una inteligencia tan aguda como la de Denzel, de manera que la ficha pareciera no encajar. Es como si el actor no hubiera estado presente en la sala de montaje. Hay detalles que al ojo entrenado (cinematográficamente, no en las milicias) no se le escapan. Pero a Mr. D parece que sí…

De todas maneras, no íbamos a darnos por vencidos tan pronto. ¿Estaba lo mejor aún por venir? Denzel persigue la luz en medio del dolor. Si la primera parte de esta historia se centra en el inocente encuentro romántico, diluyéndose entre diálogos edulcorados y forzados, prescindibles escenas cargadas de pseudo-erotismo, intrascendentes climas navideños o decisiones narrativas llenas de cliché, es la segunda mitad la que gana en interés, intensidad y sustento, consiguiendo sacar lo mejor de sendos intérpretes (Michael B. Jordan y Chanté Adams), mucho mejor predispuestos a llevar adelante la carga emocional de sendos roles que a fingir exigua química atravesados por la flecha de Cupido. “Un Diario Para Jordan” pareciera engendrarse bajo la fórmula de ‘dos caras opuestas de una misma moneda’ y en cierto sentido lo es. Se percibe la sensibilidad de Washington para abordar temas referentes a cuestiones constitutivas del ciudadano estadounidense. La formación bajo estrictas reglas militares, en donde valores como el honor, la lealtad, el sacrifico, el proteccionismo y el compromiso con sus semejantes, lleva a exponer la propia vida. El prototipo o estereotipo de un militar marcado a fuego, privado de instantes irrepetibles, como el nacimiento de un propio hijo.  La balanza se inclina por la pertenencia al ejército, el respeto de la democracia y la entrega de la propia vida por los colores patrios que relega y atenta, incluso, contra la estabilidad en el núcleo familiar.

Cuánto más interesante se vuelve el film cuando nos insta a reflexionar acerca de la segregación racial actualmente imperante o acerca de los vínculos afectivos disfuncionales, alcanzados por las consecuencias de la guerra, enfocándose en el deber que debe cumplir esta mujer bondadosa y mentora, llevando adelante la crianza de su hijo. Con paciencia, la auténtica naturaleza de una obra anclada en preceptos morales y espirituales muy sólidos, comienza a aflorar. Se nota la mano artesana de Washington en la concreción del logrado desenlace, desde el evento trágico ocurrido en el frente de batalla a la ceremonia familiar en el Cementerio de los Caídos, colocando el punto de atención en el despertar a la vida del joven Jordan (interpretado por el novel actor Jalon Christian). El vínculo entre madre e hijo se fortalece, y las palabras ayer escritas cobran peso específico.

“Un Diario Para Jordan”, proyecto al que Washington dedicó la última década de su trayectoria en gestar, va de menor a mayor, construyéndose entre interacciones prescindibles, retazos costumbristas a trazo grueso, crudas memorias de la guerra, sueños de prosperidad truncos y vínculos amorosos que trascienden el paso del tiempo. Es imposible no imaginar a un joven y carismático Denzel bajo la piel y los zapatos de un unidimensional Michael B. Jordan. Claro, habrá lágrimas a granel hacia los créditos de cierre. Es digno de reconocer el noble hecho de llevar al cine una historia real que rescata una vida espejada en miles de héroes anónimos y familias destrozadas por un enfrentamiento sinsentido. Allí, el abordaje adquiere una magnitud dramática evidente en la profundidad de ciertas líneas pronunciadas, portadoras de honestas enseñanzas de vida que no necesitan caer en el golpe bajo para conmover de modo genuino. Sabemos que la grandeza existente en el enorme corazón de Denzel, a fin de cuentas, nunca nos defraudaría.



Categorías:Miradas Secuenciales

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