
THOR: LOVE & THUNDER (2022) – Puntaje: 5 /// Cuarta entrega en solitario del ‘Dios del Trueno’, escrita esta vez por Jason Aaron. Un elenco poblado de estrellas (Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Russell Crowe, Tessa Thompson) se une aquí a un director afín a la comedia, Taika Waititi, conocido por el éxito de su subversivo film “Jo Jo Rabbit” (2020). El extraño abordaje emprendido apuesta aquí por una estética colorida, depurando la fórmula cómic de la forma más salvaje un futuro inesperado para una leyenda con nombre propio en el séptimo arte moderno. Con omnipresente música de los imperecederos Guns n’ Roses (<<Sweet Child O’ Mine>>, <<Welcome to the Jungle>>, <<Paradise City>>), el plato parece estar servido para garantizar entretenimiento: se nos presenta una sinfonía visual. Sin embargo, toda espectacularidad que asoma carece de sustento. Pareciera representarse, de manera más abstracta, a un universo Marvel regidor de leyes del cine comercial contemporáneo. No obstante, contaremos más balas gastadas que acertado potencial. El tono caricaturesco, aventurero y ligero se inclina por un estilo de adaptaciones cimentadas que innova en cuestiones de diversidad de género, aunque con poca profundidad por explorar; una superpoblación de subtramas acaban quedando insatisfactoriamente desarrolladas y un viraje hacia instancias serias no inciden en un desarrollo introspectivo favorecedor. El trayecto de «Thor» en la gran pantalla comprende tres películas previas de fantasía, superhéroes y ciencia ficción, pertenecientes al inagotable universo cinematográfico que Marvel ha tramado en paralelo: “Thor” (2011), “Thor: The Dark World” (2013) y “Thor: Ragnarok” (2017), cimentaron un sendero que ha involucrado a directores de gran talla, como Kenneth Branagh (dirigió la primera película), Alan Taylor (se hizo cargo de la segunda) y el citado Waititi (detrás de cámaras en la tercera y cuarta entrega). La trilogía inicial recaudó más de mil millones de dólares, duplicado el presupuesto con el que fuera rodada. Luego de un lustro de silencio, “Thor, Love & Thunder” ofrece el típico show fragmentario y relampagueante que supera las dos horas de metraje en anecdótica narración y rebosantes baldes de pochoclo.
UNA VILLA EN LA TOSCANA (2022) – Puntaje: 4 /// Liam Neeson lidera el reparto, acompañado de Michael Richardson, conformando así un inédito dúo de padre e hijo, tanto en la vida real como en la película. El actor irlandés interpreta a un artista caótico, bohemio y viudo, quien debe viajar desde Londres a Italia para reparar la casa de la Toscana que habitó con su difunta mujer. Una mansión derruida presta a ser restaurada albergará a personajes secundarios pintorescos, emplazándose en un entorno rural e idílico. El actor James D’Arcy debuta como guionista y director, en este drama de reconciliación en donde el vínculo paterno filial intenta sanar, cambiando el rumbo de su relación. Explorando terrenos dramáticos diametralmente opuestos al cine de acción de consumo masivo que nos acostumbra, poco puede hacer el bueno de Neeson, inmerso en un guión repleto de decisiones torpes y previsibles. Paisajes pictóricos que recuerdan a films como “Una Habitación con Vista” (1986, James Ivory) o “Bajo el Sol de Toscana” (Audrey Wells, 2004) son los que nos sumergen en la flamante “Made in Italy”. La pasión latina de sus habitantes, su vida y costumbres, sazonan la presente propuesta, hecha de encuentros fortuitos. “”Made in Italy” ejemplifica el tipo de cine edulcorado que pretende llegar a nuestro corazón del modo más genuino, pero se queda a mitad de camino. Anodino trazos se disipan en un lienzo vetusto, mientras una ejecución narrativa se atiborra de clichés. Prevemos una herida en la familia que lleva años sin cerrar, así como también la incidencia de personajes protagónicos unidimensionales. Sabor a poco.
RELOJ, SOLEDAD (2022) – Puntaje: 6 /// “Reloj, Soledad” es una película independiente que se hace de ideas que parten de premisas claras: el mundo del trabajo, el trabajo y el tiempo, el trabajo y la soledad. Una palabra clave pareciera orbitar alrededor del relato: trabajo. Somos testigos de la vida de una mujer de oficio en su ámbito más cotidiano. Punto de partida para una ficción que empatiza con el registro documental, o será que la ficción coquetea con este. Filmado en una fábrica en Villa Domínico, Cesar González regresa al ámbito que tan bien sabe abordar: el cine conurbano, esa frontera en donde miles de submundos que conviven. Esa reserva social, un territorio indómito a medio descubrir. González conoce como la palma de su mano espacios habita, transita y registra. Es un autor que saber tocar fibras sociales para repensar, revalorizar y redescubrir ideas que materializan tales inquietudes. Creyente de un cine de intervalos y contemplación, se decide aquí a narrar la soledad del personaje, inmerso en un universo rutinario, autómata. El realizador concibe el discurso audiovisual como un instrumento para visibilizar cierta mirada del mundo. La cámara, su aliada, abre ciertas percepciones. Con distancia prudente, ejerce un enfoque diametralmente opuesto al omnisciente. Examina a su protagonista y la estratificación social que la alberga, constata una caída que desencadena hechos subsiguientes. Así es como trabaja el concepto de culpa. Érica Rivas y Edgardo Castro son los rostros conocidos de un elenco en el que sobresale el revelador talento de Nadine Cifré.
TREN BALA (2022) – Puntaje: 1 /// Aquí tenemos una película de acción en donde el eternamente joven Brad Pitt no deja de repartir golpes. Pero, ¿a qué costo? A priori, el entretenimiento estaba garantizado en esta adaptación de una novela de Kotaro Isaka, autor japonés de gran éxito. La desilusión es mayúscula. El novel guionista Zak Olkewicz, responsable de la segunda parte de la trilogía “Fear Street” (Netflix) une fuerzas con David Leitch, antiguo coordinación de escenas y stuntman del propio Brad Pitt en “Troya” (2004), “El Club de la Pelea” (1999) y “Sr. y Sra. Smith” (2005). Extrañamente, así suele operar el destino, sus caminos vuelven a cruzarse para el presente proyecto. Autor de la secuela de “DeadPool” (2018), así como de “Atómica” (2019), Leitch atiborra la película de cameos (…desde Sandra Bullock a Bad Bunny, Ryan Reynolds, Michael Shannon o Channing Tatum), imprimiéndole un ritmo vertiginoso y una estética superficial. “Tren Bala” adquiere forma de comedia de acción hiperbólica, pretendiendo toques de humor y diálogos filosos que caen rápidamente en el absurdo absoluto. La lógica y la verosimilitud son dos variables que brillan por su ausencia, a lo largo de una narrativa porosa. En soporíferos ciento veinte minutos, el imperecedero galán -en otro papel a su medida- da vida a un canchero sicario sin suerte y con aspiraciones zen, que debe cumplir una última misión. ¿Les suena familiar? Una estación de Tokyo es el punto de partida y en el interior del tren se esconde un plan más grande (e incongruente) de lo que una premisa tan enredada como secreta sugiere. Aaron Taylor-Johnson otorga peso extra a un elenco desequilibrado pero funcional a esta concatenación de peleas coreografiadas sin mayor desafío que caer en el exceso. Estamos en presencia de una película de montaje más que de una que desarrolle su puesta en escena. El interior del vagón nos asfixia y el descarrilamiento final está filmado con un nivel de descaro que irrita. Puro efecto especial y vacuas líneas argumentales -bajo la recurrencia del flashback que todo lo explicita, ahorrándonos más profundos interrogantes-, en la conformación de un pretencioso relato puzzle que elige la aproximación sarcástica a un mundo descalabrado y ultra violento. Su salvajismo recuerda a Guy Ritchie, pero ni el carisma desbordante de Pitt paga el boleto de viaje. A la hora de subirte, ¿en qué pensabas, Brad?
Categorías:Rincón Cinéfilo
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