
TREPLEV – Puntaje: 7
Lautaro Delgado Tymruk y Esteban Perroud codirigen “Treplev”, recapitulando la gira por Francia que lleva a cabo el elenco de “Los Hijos se han Dormido”. La compañía que giró por el viejo continente estuvo integrada por -entre otros- María Figueras, María Onetto, Claudio Da Passano, Ernesto Claudio y el propio Lautaro Delgado Tymruk, quien interpretó a Treplev. La obra adapta la emblemática “La Gaviota” de Anton Chejov, maestro del relato corto y emparentado al naturalismo y realismo literario. Escrita y dirigida por Daniel Veronese, esta impar figura de nuestro medio teatral, actor, dramaturgo, titiritero y director, es un habitué a adaptar la obra del maestro del teatro ruso: de “Tres Hermanas” conocimos “Un Hombre que se Ahoga” y de “El Tío Vana” su versión denominada “Espía a una Mujer que se Mata”. Llevada al formato cinematográfico, se autodefine por naturaleza, bajo la afirmación de lo que no pretende ser: ni un homenaje del cine al teatro, ni viceversa. Partiendo desde los conceptos de potencialización y complementación, su intención es adivina en derriban el mito existente acerca de la pugna entre ambos formatos, el teatral y el audiovisual. El devenir de la compañía teatral nos llevará a inmiscuirnos de las peripecias que las rutas galas deparan, tramando una suerte de fábula del detrás de escena teatral, también un posible manifiesto acerca del arte de la representación. En este sentido, es interesante la mirada que la dupla de directores lleva a cabo acerca de la dirección actoral, ensayando una sentida declaración de amor al acto de la representación. A través de capítulos episódicos, “Treplev” aborda con profundidad y sensibilidad este diario lúdico musicalizado por el prolífico y versátil Daniel Melingo.

EL CASO COLLINI – Puntaje: 7
El subgénero de cine judicial que siempre nos resulta atractivo y tan profusa historia ha tramado. Aquí, la complejidad de un caso de asesinato esconde su verdadera naEl subgénero de cine judicial que siempre nos resulta atractivo y tan profusa historia ha tramado. Aquí, la complejidad de un caso de asesinato esconde su verdadera naturaleza. Esta premiada película es la más reciente adaptación de un best-seller autoría de Ferndinand von Schirach, abogado y nieto de las juventudes hitlerianas, publicado en 2011. Su responsable es un fenomenal hito de ventas: posee obra traducida a más de treinta idiomas. Escritor y jurista alemán, von Schirach es autor de los volúmenes de cuentos “Crimen y Culpa”. La inquietud fundamental que nos presenta “El Caso Collini” gira alrededor de la pregunta: ¿porqué lo hizo? ¿cuál fue el auténtico móvil del delito? Tensando la cuerda del suspenso bien entendido, logra interpelar, indagar y cuestionar ciertas circunstancias derivadas de la posguerra, esa porción de la historia a la que la nación germana está moramente obligada de confrontar. El olvido que suele maquillar la carencia de autocrítica no es, precisamente, un pecado cometido por el director Marco Kreuzpaintner («Tormenta de Verano»). La jerga legal y una narración en flashback cumplirá con los requisitos y convenciones de la vertiente genérica. Sabiendo que es pertinente inquietar, el film se aboca en desnudar cuestiones contingentes al proceso de enjuiciamiento que dará justo castigo a los culpables. Un ensayo acerca de la memoria.

BUSCANDO A TABERNERO – Puntaje: 7
Realizado por Eduardo Montes-Bradley, el presente ejercicio documental nos trae el viaje continental llevado a cabo por Pablo Tabernero, seudónimo de Peter Paul Weinschen, fotógrafo de cine que se formó junto a los pioneros de la disciplina en la Bahaus. Proveniente de una familia de judíos alemanes, llegó a Argentina en los años ’40. Fue un maestro del blanco y negro que dejó centenares de imágenes grabadas en la retina. Este influyente DF de la frondosa etapa clásica del cine nacional, es el responsable de la fotografía de películas como, por ejemplo, la esencial “Prisioneros de la Tierra”. Su arte iluminó visionarias trayectorias de directores como Hugo Del Carril, Luis Saslavsky y Hugo Christensen, entre muchos otros. Sin embargo, la mirada del director se encamina notoriamente hacia otra dirección. Y lo hace bajo el siguiente interrogante: ¿quién fue Tabernero antes de convertirse en el artista que todos conocimos? Los límites de la investigación son puestos a prueba por este documental. El proceso creativo adquiere dimensión de pesquisa policial. Montes-Bradley indaga en las penurias del siglo XX que le tocó vivir a este camarógrafo de películas españolas, durante su estancia en Barcelona. Reclutado durante la Guerra Civil, testimonió la confrontación mientras se maravillaba leyendo Don Quijote. Mil y un aventuras atestiguan su tránsito nómade, huyendo de Alemania a la llegada del nacionalsocialismo, en el vértice de dos guerras. Arribó a Buenos Aires como refugiado; décadas después emigraría a Estados Unidos. Un auténtico trotamundos. “Buscando a Tabernero” ilustra la perfecta paradoja de su hoja de ruta de vida, al exilio que comenzara con ‘la noche de los cristales rotos’ en Berlín y termina con ‘la noche de los bastones largos’ en el suelo nacional, trazando el destino una parábola que grafica la tumultuosa vida política de un siglo atravesado por el fascismo.

HABITACIÓN 212 – Puntaje: 7
“Habitación 212” nos ofrece una típica comedia adulta francesa, abordando personajes maduros en pleno acto reflexivo que los conduzcan a (re) encontrar una manera acertada de amar. Su tono desprejuiciado invita a un divertido, surrealista y estimulante viaje. Confronta el juicio ético de sus criaturas, evaluando vínculos pasados como ejercicio de liberación. Ejercita una mirada efervescente hacia escondidas infidelidades. Ensaya un retrato de viejos amantes que regresan como espectros fantasmales; acaso también en un intento de psicoanalizar el sexo. Christophe Honoré, realizador, guionista y escritor de novelas juveniles, suele abordar temáticas polémicas, en films como “Canciones de Amor” (2007) o “Les Bien-Aimés” (2011), dos de los más destacados de su abultada filmografía. Aquí, decide dar un drástico giro a sus anteriores largometrajes, prefiriendo cierta nostalgia cinematográfica que se filtra a través de la convención de esta variante de absurdos, fuertemente influida por clásicos hollywoodenses de la screwball comedy, autoría de George Cukor o Ernest Lubitsch. La protagonista -interpretada por la sutil Chiara Mastroianni, premiada en Cannes- es un frágil voyeur de su propia vida. Una decisión trascendental la aguarda. El dispositivo cinematográfico la coloca en el centro de esta escena teatralizada, convertida en necesario ritual de liberación. Honoré se decanta por un juego de espejos que se vale del artificio: “Habitación 212” sortea la oscuridad de su noche onírica bajo la visión de amor romántico desmontado. Un lúcido observarse a sí misma desde ‘el afuera’ detiene el tiempo a su alrededor. Pasado, presente y futuro parecen confluir. La eternidad se condensa en un instante repetido en bucle. Mastroianni reconstruye su esencia, propósito y sentido. Con ingenio e intensa intimidad, la película consuma su anárquica fantasía.
Categorías:Rincón Cinéfilo
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