
«The Dark Half» (1993), de George Romero
Es casi obligatorio hablar de La noche de los muertos vivientes (1968) cuando de George Romero se trata, pero; revisionar La mitad siniestra, también se puede comentar sobre otro gran maestro del terror: Stephen King. Dos al precio de uno.
Esta es una de esas obras en que la novela se complementa, se fusiona con el acabado fílmico, y el punto débil es que resulta obligatorio leer el texto. Claramente es algo que pasa con todas las adaptaciones llevadas a la pantalla grande. Sin embargo, en la película de Romero, el autor rescata las sensaciones, colores, ambientes del universo de King, en otras palabras: esta es una película para fanáticos del autor.
Otro dato no menor: la película se encuentra online y en alta definición. Si leyó la novela, querido lector, si usted es un nuevo seguidor del autor y desconocía de esta adaptación, anímese (si puede, con el libro en la mano), algún refrigerio y dele play.
El padre de los muertos
George Romero irrumpe en el año 1968, a los 28 años, con una película en blanco y negro: The night of the living dead. Inspirado en la novela de Richard Matheson, Soy leyenda, nos regala un sacudón de bajo presupuesto y una idea que marcará, perdurará y evolucionará con el paso del tiempo: el zombie. El canibalismo post mortem. El horror de que cualquiera puede ser mordido y ser un monstruo hambriento sin personalidad, el ambiente claustrofóbico y las miserias humanas. Si bien el concepto de zombie ya existía, él le daría la forma final. El subgénero de terror había nacido. Hoy en día hay miles de películas inspirados en esa premisa, homenajes, copias, reinventos, secuelas apócrifas, berretadas, obras de culto, y un largo etcétera donde se puede encontrar una película de muertos vivos para todos los gustos, desde comedias, historias de amor, dramas, acción… ¡OH George, no pares! Porque sí, es el padre de los zombies y los ama.
Contará sobre el tema cada diez años: Dawn of the dead (El amanecer de los muertos) en 1978, producida, nada más y nada menos; por el mismísimo Darío Argento. Tom Savini y Greg Nicotero en efectos especiales (sí, hoy se ocupa de The walking dead). Encerrados en un shopping y los muertos ¿afuera? Zack Snyder haría una remake en el 2004.
En 1985 llega Day of dead (El día de los muertos) y el asomo de la inteligencia de los muertos se hace más notoria. Siguen Savini y Nicotero. El encierro en el bunker militar se tornará inestable, los muertos son imparables. En los 90 llegaría una remake de la primera escrita por Romero pero dirigirá Savini, para ajustar, no sólo el color en la imagen si no algunos rasgos en el perfil de los personajes.
En el 2005 nos sorprende gratamente con Land of the dead (Tierra de los muertos), el apocalipsis está instaladísimo y Romero más político que nunca. Asia Argento, John Leguizamo, Simon Baker, y Dennis Hoper le ponen la piel a héroes y villanos. Aparecerá Savini interpretando un muerto de similar a su personaje de la versión del 78, ¿o será Sex Machine de Del crepúsculo al amanecer de Robert Rodríguez? Un presupuesto modesto y las entrelíneas.
El terror de Romero es un terror metafórico y reflexivo, además del gore, del encierro y la violencia gráfica hay una idea que preocupa al autor, una idea humana, una crítica a la sociedad y encontró en este subgénero y en sus otras obras, un medio para hacernos asustar y pensar. Le siguen dos films más: Diary of the dead (2007) y Survival of the dead (2009), un reinicio de la historia criticando a los medios masivos de comunicación, y la rivalidad de dos familias sobrevivientes del apocalipsis en una isla, respectivamente. Estas no se consideran canónicas.
Este año veremos un obra perdida del autor The amusement park (1973) y ya está en pre producción Twilight of the dead, obra póstuma; que su viuda Suzanne Romero continuó y busca director.
El maestro del terror
No hay un ser humano que no conozca las obras de Stephen King. Millones de copias, best seller absoluto. Durante años se lo tildó de ser un simple autor de superventas, hoy en día tiene el merecido respeto, porque hay que ser honestos; la creatividad y la originalidad deber ser reconocidas; sus obras están inmersas en la cultura popular; y aunque sea un entorno y una realidad yanqui; sus temas recurrentes como la infancia, el pueblo, la adolescencia, el abuso y un mundo sobrenatural forman parte ya de nuestro ideario fantástico. Sí, es cierto, es una prosa llana, voluminosa, construcciones sintácticas para nada complejas, directas, y a veces sus conclusiones son cuestionables; pero el final, es el final, el final que imagina el autor, y a veces (muchas) no estaremos de acuerdo.
“Las coplas me van brotando como agua de manantial”
King nos viene asustando desde 1973 con Carrie, la historia de una joven, víctima de bulling en la escuela, hostigada por su madre, una fanática religiosa; y para mayor sorpresa de todos y de ella misma, descubre en la pubertad que tiene poderes telekinéticos… La primera adaptación cinematográfica estaría a cargo de Brian De Palma, tres años más tarde, dándole a la historia del cine un drama terrorífico, excelentemente personificado por una jovencísima Sissy Spacek, John Travolta y Nancy Allen, entre otros grandes.
De ahí hasta nuestros días, el maestro se transformará en proveedor para la pantalla, incansable de ideas terroríficas y no tanto, (Mysery, Millagros inesperados, Sueños de libertad, El apocalipsis y tantos más), algunas sorprendentes, otras; olvidables. No es de las adaptaciones que vamos a hablar si no de lo prolífico y lo abundante de su escritura, que bien le viene el verso de Fierro. Stephen King es un grifo abierto y nadie lo puede cerrar.
Resulta que por contrato, su editorial sólo le dejaba publicar un libro por año y como las librerías estaban abarrotados de King, vio oportuno crear un alter ego: Richard Bachman, donde su prosa es más violenta y se burla de sí mismo. Un empleado de la Biblioteca del Congreso descubre la verdad del seudónimo y le sugiere a King contar la verdad, la respuesta a eso, justamente es La mitad siniestra…
Jugando con los dobles, la crítica
¿Qué pasaría si tu seudónimo que decides no utilizar más cobrara vida y se rehusara al retiro forzado? Para colmo de males, es un mal tipo. Esta es la premisa general que desarrollará George Romero, y hay que ser justos; con mucha maestría.
La película comienza con unas bellas imágenes de una bandada de gorriones, y con una música angelical de fondo. Estos segundos marcarán el tono general de la cinta. Nos trasladará al año 1968 (claramente, fecha muy significativa para el director) y nos presentará a un joven Thad Beaumont, escribiendo una historia a mano: “Miss Bird” recita… y un gorrión se posará en la ventana… En esta primera secuencia donde vemos al adolescente escribir, sufriendo unos dolores de cabeza, la siguiente extirpación de un tumor de su cerebro y la invasión de gorriones calca al pie cada palabra de King. Es increíble como en pocas imágenes rescató el prólogo del libro. Y seguirá haciendo exactamente lo mismo: cada plano se remitirá a algún capítulo de la novela, no hay ningún agregado, cada personaje, escena, personaje secundario, cualquier elemento, nada está al azar; mis queridos lectores; estamos en Castle Rock, y a los que somos fanáticos de King, nos emociona.
Veintitrés años más tarde vemos a un Thad adulto, interpretado Timothy Hutton; que lo volveremos a ver, actualmente en la pantalla chica, vía streaming en La maldición de Hill House de Mike Flanagan; es evidente que toma al pie de la letra las directivas de Romero, no aporta nada sobresaliente, sobrio. Su esposa Liz, una ruda Amy Madigan (esta actriz tiene una peli dirigida por Robert Altman, The laundromat, del 85, divina) que lee atentamente un manuscrito de su última novela, junto a sus bebés gemelos… el juego de pares ha comenzado.
Durante una clase de Literatura que imparte Thad, hablando a sus alumnos del doble (Stephen King fue profesor de la materia en su juventud) se le aparece un joven pidiéndole un autógrafo con el libro escrito por su seudónimo: George Stark, su alter ego de súper ventas de novelas violentas sobre gánsters y prostitutas. Nadie sabe que Thad es George, o al menos eso creía él. El joven tiene la intención de chantajearlo de que contará toda la verdad a menos que pague una buena suma de dinero por su silencio… ¿Pero qué haría George Stark con un soplón?
Para evitar el pago del chantaje Thad, su esposa, su editor, fotógrafos y periodistas organizan un falso funeral para George, “un tipo no muy agradable” dirá la falsa lápida que sepultará al seudónimo y así Thad podría escribir libremente, o al menos eso suponía.
Y en Maine, Castle Rock, nada permanece muerto. George Stark cobrará vida y como es un tipo jodido hará que los responsables de su muerte se arrepientan de tan patética pantomima. Para sumarle tensión, en cada escena del crimen aparecerán huellas idénticas a las de Thad Beaumont. Es en este punto donde aparecerá un personaje recurrente en las novelas, el comisario Alan Pagborn, interpretado con buenas intenciones por un joven Michael Rooker (The Walking dead). Incluso en la última obra indirecta para la tv, aparecerá más anciano, obviamente por otro actor, en la serie Castle Rock.
Romero exprimió cada hoja, condensó las quinientas páginas en dos horas, logró separar la acción, de las oleadas narrativas de King. Una tarea para nada sencilla.
Mezclando el policial, el misterio y la intriga donde el espectador se preguntará si estamos ante la presencia de un escritor loco que mata durante algún tipo de trance, o si realmente; hay algo más.
Una fotografía impecable, se ve un vestigio ochentero en una escena de pasillo, con un rojo y azul, furioso; una ambientación cuidada y puede sentirse el aroma de las páginas. Romero hizo la tarea en el momento de la adaptación que él mismo escribió. Una música acorde a las circunstancias, incluso algunas reminiscencias de jazz que dan un guiño a los policiales negros, pero no deja de lado lo sobrenatural. Habrá muertes, habrá carne podrida, y algún que otro zombie, o casi, del más allá.
En el desenlace, lo metafórico del otro yo, la batalla final entre autor y seudónimo se vuelve literal. Para quienes leímos el final, Romero lo recrea a la perfección, sin spoilear, para que lo disfruten. El enfrentamiento con uno mismo, lo bueno y lo malo, el director deja en claro que si los demonios nos acechan, debemos enfrentarlos.
Para finalizar, no esperemos asustarnos, no es la mejor película de George Romero, pero está hecha con amor al oficio. Mi querido lector; será una proyección exclusiva para quienes hayan leído dichas páginas, súmese al juego del doble, al doppelganger, doctor Jekill y el señor Hyde; George Stark y Thad Beaumont, Stephen King y Richard Bachman…
Categorías:Clásico y Moderno
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