
Película: “The Host” (Corea del Sur, 2006)
Dirección: Bong Joon-ho
Esta película trata sobre una criatura que surge del río con un hambre voraz. Hemos visto este argumento en muchas películas ya. El monstruo es en realidad una mutación creada gracias a los elementos tóxicos vertidos años antes en las aguas del río (esto está basado en hechos reales: En el año 2000, un funcionario norteamericano de la base que se encontraba en Seúl, ordenó tirar un centenar de botellas de formaldehído por una alcantarilla que desembocaba directamente en el río Han. Este funcionario fue juzgado en ausencia ya que los militares nunca dejaron que se presente en la corte).
El día en que la criatura decide hacer su aparición, deja tras su paso un camino de muertos y destrucción como la ciudad jamás había visto. En el medio de este ataque, una familia irá al rescate de su miembro más joven, raptada por el monstruo y escondida en su guarida.
A simple vista, podría tratarse de una película más sobre kaijus, pero esta película va más allá; tiene un mensaje de crítica social que se encuentra debajo de su estructura de película de monstruos. Este mensaje decide cómo contar la historia y de qué forma hacerlo. Hay una cuestión social detrás de todo esto, la familia en cuestión se tiene que enfrentar a dos monstruos: Al verdadero y a la sociedad y el sistema que los abandona (difícil saber que monstruo es más peligroso).
Probablemente, ningún film de monstruos puede ser considerada “realista” en ningún sentido, sólo dentro del género de película de monstruos. El espectador sabe que va a ver una película en la que las leyes de la verosimilitud que se encuentran atadas al realismo no van a respetarse. Pero, a contramano de lo anteriormente mencionado, “The Host” resulta inverosímil debido, justamente, a su verosimilitud. No es la típica película de monstruos; es otra cosa, un cruce de géneros.
El verdadero verosímil de esta película puede verse en la cruza y convivencia de todos los géneros que atraviesa para contar la historia. Se vale del suspenso, del terror, de la comedia y hasta de la crítica social (fueron los americanos quienes volcaron litros de producto tóxico al río Han y de esta imprudencia surgió la bestia que ahora aterroriza al pueblo; sin embargo, el gobierno y el ejército americano inventan la amenaza de un virus que no existe como excusa para rociar el «agente amarillo», un gas aún más peligroso que el propio problema, frente a movilizaciones de defensores de la ecología y manifestantes). Hasta uno de los integrantes de la familia principal es un conocido «revoltoso» social frente a uno de sus conocidos.
Esta convergencia de géneros (los que logran romper sus barreras y entremezclarse) crea la idea de que lo que se está viendo puede ser real, hace verdadero lo que se está contando. Todo lo que vemos nos parece posible, incluso, desde los efectos especiales, la escena en la que la criatura hace su primera estampida quita el aliento, no sólo por lo bien hecha, sino por lo real desde lo minimalista: no es el ataque masivo de Godzilla, es sólo una criatura hambrienta a plena luz del día y frente a cientos de testigos que logra la idea de que se puede encontrar en cualquier lado. Es una verosimilitud no sólo relacionada con las leyes del relato, sino con las de la realidad. En “The Host”, por supuesto, hay algo inverosímil: el monstruo mutante. Pero, una vez aceptado el monstruo, todo lo demás es razonable. «Lo Verosímil es algo que no es lo verdadero pero que no es demasiado diferente: es (únicamente) lo que se parece a lo verdadero sin serlo», como dice Christian Metz. Sabemos que en nuestra realidad lo que estamos viendo jamás podría pasar, que una criatura así no puede crearse por botellas de formaldehído vertido en un río; pero la construcción y conformación de esta película nos incluye en un mundo donde lo que plantea puede verse como posible. Cimienta una red de eventos que, atravesados por el mensaje que quiere contar y la forma que tiene de contarlo, se nos presentan como posibles y reales.
Incluso todos sus personajes, a pesar de lo alejados que se encuentran de la realidad y de lo que un grupo familiar realmente haría en una situación similar, crean el imaginario de que todo lo que se está viendo puede ser real. La familia no es perfecta, ni en su accionar ni en su conformación interna. Se llevan mal entre ellos, tienen fallas, actúan exageradamente pasando del drama al humor (la escena del velatorio es el más claro ejemplo, con toda la familia agitándose en el piso ante la mirada de los allí presentes). Los soldados y los científicos también son cercanos al absurdo (como el científico norteamericano con un ojo desviado y aires torpes); las acciones del gobierno son extrañas, pero no desentonan. Puede darse en la realidad que la «cura» para un virus que no existe sea algo peor que la situación actual.
Esto se aplica también a la criatura, la cual también presenta una personalidad vulnerable: a pesar de ser ágil en el agua, en tierra se tropieza y es torpe; sale a beber agua de lluvia quedando expuesta. O, como sucede en una escena en la que la familia se encuentra cenando, la niña raptada por la criatura entra en escena y cena junto a sus otros familiares cuando, en realidad, sigue raptada por el monstruo y encerrada en su guarida. Y, por la construcción de la película, eso no nos hace ruido ni nos preocupa. ¿Es una expresión de deseo de la familia, de la niña, una alucinación colectiva de la familia o está pasando realmente? La única respuesta que se puede esgrimir es que, realmente, no importa ni suma ni es inherente a la lógica interna o al verosímil de la película.
Esta película trata sobre una criatura que surge del río con un hambre voraz. Hemos visto este argumento en muchas películas ya. Pero, definitivamente, jamás hemos visto una película de monstruos así.
Categorías:Gran Acto
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