
Se abandonó a la desmemoria.
Se inmiscuyó en sus pasillos,
cubiertos de sombra.
El silencio,
terminó por devorarlo.
La noche,
llegó con fuerza decisiva,
con piel de estrellas
de fulgurantes brillos.
Siguen ahí.
Hay un instinto lúdico,
presente en una danza
de imágenes borrosas.
Es el simple juego de los sentidos,
con lo sentidos.
Un dibujar palabras anémicas
que el viento invernal
cubre de un halo nostálgico,
tan frío y brilloso
como un corazón
de obsidiana
iluminado por una luna
que rige el cielo lavado
por ríos plateados.
Categorías:Poesías al Margen
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