¿Cómo viviría el ser humano en la anarquía? ¿Cómo se reestructuraría una sociedad desde el caos? Esa es una de las premisas de base de las historias post-apocalípticas. Es el caso de la novela “Superficie”, de Héctor Álvarez Sánchez.
La obra “explora, casi en primera persona, la fácil transición entre la humanidad y la barbarie. Un pequeño detalle, un error… Cualquier cosa puede transformar a un ser humano en otra cosa”, dice en la sinopsis del libro. Esta novela tiene la particularidad de que está narrada desde la perspectiva del protagonista, que despierta sin memoria en un sitio extraño, desconociendo lo ocurrido. El lector sabe lo mismo que el personaje, por tanto, es bastante confuso y da la sensación de desorientación. Ello no es malo de por sí, hay lectores que les agrada y otros a los que no. Claro está que al final todo resulta comprensible. La historia es un poco sádica, lo que suma una pizca (o más que eso) de terror a la incertidumbre.

Entrevista con el autor:
-¿Cómo fue tu relación con la literatura en la juventud?
Empecé a leer bastante antes de lo habitual. Mi padre me leía comics y yo los miraba después inventándome las situaciones y riéndome solo… pero necesitaba entender lo que decían en realidad los personajes, hecho que me hizo esforzarme más de lo normal. También iba cada mañana en autobús al colegio y veía decenas de comercios sin saber qué decían realmente sus carteles, y eso me frustraba. Al final aprendí a leer por curiosidad. También empecé a escribir pronto, hacía cada día una “redacción”, que era una especie de diario con algunos “añadidos” inventados. No recuerdo la edad, pero fue temprano. En cuanto a los géneros literarios me gusta sobre todo terror (al principio Lovecraft y después S. King, aunque hay algún otro que no está nada mal) pero también algo de “realismo mágico” de Murakami, poesía del llamado “realismo sucio”, ciencia ficción de grandes maestros del siglo XX y algo de fantasía.
-¿Cómo surgió la idea de la historia de “Superficie”?
Imaginé a alguien despertándose en una sala iluminada, como recién salido de un coma y sin ningún tipo de recuerdos. Pensé en cómo sería escapar con él de ese lugar, de esa sala, y recuerdo que me pareció sensato que lo hiciera hacia arriba, subiendo. No sé por qué pensé así, lo asocié al instinto… Al menos yo lo haría, no huiría bajando una escalera interminable hacia el sótano, intentaría llegar, como pudiera, a la Superficie. Los personajes, por su parte, tienen algún nexo con otros relatos y novelas que he escrito y que estoy escribiendo.
-La brevedad es una de las características principales en esta obra. No solo el libro en sí es corto, sino que los capítulos están divididos en fragmentos que a su vez son muy cortos. ¿Cuál es la razón de elegir esta estructura y extensión?
Bueno… nunca había escrito nada largo, siempre habían sido relatos cortos. Hice un pequeño resumen y traté de ajustarme a él eliminando cualquier elemento innecesario, no quería adornar nada. Partía de la premisa de que, si el protagonista despierta como un recién nacido en el mundo, no puede ir añadiendo descripciones fantasiosas ni adjetivando lo que le rodea, porque no sabría esas palabras ni entendería el significado de nada. Debía ser directo, debía ser un despertar, una huida hacia adelante y un descenso a los infiernos.
Quería escribir algo corto y rápido, porque la extensión me producía cierto vértigo. Tenía miedo de no recordar, varios días después, las características de alguno de los personajes, tenía que ir tomando notas… fue una experiencia interesante. La novela la escribí en treinta días exactos.
-Deliberadamente la historia resulta sumamente confusa al inicio y demora hasta el final en aparecer la explicación de lo que acontece. Esto se debe a que se narra desde la perspectiva del protagonista cuya memoria fue alterada. ¿Qué te parece que aporta este modo de desarrollar la historia?
No quería contar más, quería vivir una experiencia parecida a ver una película que fuera, en ese contexto, el mundo real visto a través de los ojos del protagonista. No quería saber nada más que lo que él ya sabía, no quería saber qué había detrás de la siguiente esquina hasta que no lo viera él antes. Primero pasé yo por esa experiencia y así la intenté transmitírsela a los lectores.
-La novela podría enmarcarse en dos géneros literarios, terror y ciencia ficción, ¿lo pensaste como una fusión de ambos o consideras que pertenece más a uno de ellos?
Bueno, incluye varios géneros, es cierto. Intenté evitar que hubiera uno predominante. Podría ser, como dices, una fusión o, más bien, una suma. Como en cualquier día de cualquiera de nosotros hay una mezcla de comedia, drama, terror, ansiedad, esperanza… Creo que la ciencia ficción es el contexto, el decorado. Y el terror, el vehículo con el que lo vamos atravesando.
-Como subgénero aparece el gore (escenas sáficas y sangrientas). ¿Qué te llevó a incorporar estos hechos y describirlos del modo que resulten en primer plano?
El instinto. Si todos parten de un estado de consciencia tan inicial y primitiva, sus movimientos deberían obedecer a un instinto, a algo innato. Eso es lo que mueve a unos y a otros a comportarse como animales. O no. No todos tienen esos mismos impulsos básicos.
-La inteligencia artificial tiene en la historia un rol destacado, pero a su vez está marcado por la intervención del hombre. ¿Cuál es tu opinión respecto a los desarrollos tecnológicos en la realidad que intentaste reflejar en la novela?
Como se suele decir, una máquina no hace lo que queremos que haga, hace lo que le decimos que haga. Nuestros errores serán los suyos (de programación, de concepto, etc.). La IA (inteligencia artificial) de la novela se estaba enfrentando a algo no esperado, que nadie había supuesto con antelación. En realidad nadie tiene realmente la culpa de lo que sucede, es algo que pasa por que pasa y que no se puede evitar. Un error de cálculo, sin más. Aunque con un resultado extremo.
-¿Qué sentiste al terminar de escribir esta historia?
Recuerdo que al terminarlo respiré aliviado. Necesitaba poner el punto final porque se convirtió en una historia que leía a la vez que escribía. Tenía toda la novela corta resumida en varias hojas, con la idea ampliada de lo que buscaba y con el final desarrollado y cerrado pero… necesitaba verlo escrito como cuando necesitas terminar una novela que te tiene enganchado y quieres acabar cuanto antes.
Mi yo lector acabó empujando a mi yo escritor para poder llegar a la meta al mismo tiempo. Fue una buena primera experiencia con el mundo de la novela. En la actualidad estoy a mitad de otra, más larga y en la que mi yo escritor es capaz ya de retener el ansia de mi yo lector, aunque no por mucho tiempo.
Agradezco a Héctor Álvarez Sánchez por responder a mis preguntas.
Datos del libro: “Superficie”, de Héctor Álvarez Sánchez (2020, Edición independiente, Género: Novela post-apocalíptica, Págs. 120).
Categorías:Reseñas de Lápiz y Papel
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