Lejos de la mirada idílica que el cine de Woody Allen proveyera sobre la cosmopolita Nueva York de los años ’70 y más cercana al crudo revisionismo de Martin Scorsese en “Taxi Driver”, una de las urbes más populosas de Estados Unidos se había convertido en un lugar peligroso, caótico y desordenado; quebrado económicamente y preso de un abismo delictivo. Existía una campaña publicitaria en contra del gobierno de turno, por la cual un grupo de ciudadanos entregaban extraños panfletos -en bordes negros y una funesta calavera en su interior con la leyenda ‘Ciudad del Miedo’- acrecentando la crisis que atravesaba la ciudad, síntoma de un momento extraño, atestando sus calles de violencia y brutalidad.
Dos recientes series de Netflix, grafican el contexto policial y político en su resquebrajada fibra social, en sendos abordajes documentales que dimensionan dos leyendas urbanas que trazan el pulso de una ciudad en llamas.

CIUDAD DEL MIEDO: LA MAFIA VERSUS NEW YORK
Cinco familias mafiosas manejan los hilos del poder de Nueva York. Con total impunidad, sus bandos dominan las calles hasta que un operativo policial se decide a derribar uno de los imperios delictivos más aterradores del último medio siglo. La historia que presenta esta serie nos alerta acerca del palpable peligro, cuando la realidad supera a la ficción. Este excelente documental engrosa las filas del abultado género tan abordado por la plataforma de streaming. Tan entretenido como revelador, desnuda los intereses políticos y económicos del crimen organizado, las grietas de un sistema legal corrompido y el ascenso, auge y caída de estas infames familias italoamericanas, recurriendo a preciado material de archivo y a un magistral manejo del suspenso. Los sangrientos bajos fondos retratados y la incansable pesquisa policial llevada a cabo por el FBI, redescubren la no-ficción policial, recordándonos la preminencia de joyas cinematográficas como “El Padrino”, “Scarface” o “Buenos Muchachos”.
LOS HIJOS DE SAM
Esta miniserie de cuatro capítulos nos trae el célebre caso del Hijo de Sam, infausto apodo de David Richard Berkowitz, un asesino en serie estadounidense que cometía sus crímenes disparando a sus víctimas a quemarropa. Tan particular raid se convirtió en una razón de vida para el periodista Maury Terry, quien investigó la vinculación del sospechoso a un culto satánico y la auténtica implicancia de Berkowitz, considerado por cierto sector de poder como un chivo expiatorio. El fascinante rastreo, hacia lo profundo del cerebro criminal de una oscura organización, interesará especialmente a aquellos afectos a las teorías conspirativas y los misterios sin resolver. “Los Hijos de Sam” revela el impacto mediático de crímenes macabros, a través de los argumentos sensacionalistas vertidos por un periodista (en la narración en off adoptada por el actor Paul Giamatti), en obsesiva búsqueda directa ligazón emocional con el crimen que indagó hasta la extenuación. Fascinante, nos abruma conocer las verdaderas motivaciones y origen del mal, en consonancia con un estado de violencia generalizado que, hacia finales de los años ’60, comenzó a incrementarse la frecuencia de este tipo de crímenes, alcanzando su ápice en un mal endémico que direccionó las fuerzas del FBI a la persecución de un total de 200 asesinos en serie en EE.UU. durante la siguiente década.
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