
En el año 2003, la ascendente estrella de Los Ángeles Lakers, Kobe Bryant, afrontaba un presente turbulento que excedía los límites del básquet para internarse en el ámbito personal. Buscando silenciar a los críticos de aquel viciado entorno, Kobe creó un alter-ego con miras a conocerse mejor a sí mismo y crecer profesionalmente. Haciendo del perfeccionismo, la obsesión y el detalle milimétrico sus mayores virtudes, así es cómo surge el Black Mamba. Vale aclarar, que el apodo por el que todos conocimos al nativo de Filadelfia toma su nombre de una variante de serpiente africana caracterizada por su letal agresividad.
Colocar en perspectiva los logros profesionales obtenidos por Bryant, a lo largo de veinte años ininterrumpidos jugando al máximo nivel baloncelístico, mensura con justicia y elocuencia las reglas del ‘Mamba Mentality’ que el otrora discípulo de Michael Jordan patentara; no sólo para llevar su juego y ambición ganadora al estrato superior al que pertenece -el hito que marca la radical diferencia con el resto de los mortales-, sino también para llevarlo al núcleo de su esencia y a la cotidiana e incesante búsqueda auto-superadora. Dueño de una de las mentes más brillantes que la historia del básquet haya conocido, internarse en los laberintos intelectuales de Kobe nos lleva a conocer a una personalidad en extremo creativa, compleja y atractiva: superando las barreras del básquet, acaso eternizando aquella frase de “You’re not supposed to just shut up and dribble”, incitó a sus colegas a pronunciarse, alzando su voz por fuera de la estricta práctica deportiva.
Conocimos su estilo voraz por acaparar todo tipo de récords, inclaudicable en conquistar anillos de campeón junto a sus amados Lakers, pero más aún sorprendente resulta, fuera de su interminable cadena de hitos deportivos, vislumbrar las fronteras insondables que su inagotable curiosidad persiguió, luego de que su etapa como jugador haya llegado a su fin 2016. Por ello, el mentado Mamba Mentality excede los límites del rectángulo anaranjado, para convertirse en una imparable fuerza inspiradora de la que beben las generaciones que crecieron al mirando a Kobe alrededor del planeta. Cuando una filosofía se convierte en un estilo de vida -y uno no puede más que abrazar esos principios y ser leal a tales preceptos-, en tanto y en cuanto, estos nos ayuden buscar el resquicio de superación permanente, con la ferviente meta de ser mejores hoy de lo que fuimos ayer, y mañana mejor de lo que fuimos hoy, evidentemente, se nos revela la presencia de todo ser iluminado, quien, bajo su liderazgo, enseña el camino.
Haciendo de la capacidad de interrogar nuestros propios paradigmas un valioso aliado para incentivar la búsqueda deportiva, creativa o espiritual, el libro “Mamba Mentality: los secretos de mi éxito” se ofrece como resplandeciente guía conceptual y espiritual. Editado en 2019, se trata de una publicación que amantes del baloncesto sabrán degustar especialmente: dueña de un preciado bagaje técnico y unas fotografías a todo color obra del especialista Andrew Bernstein, también cuenta con un sentido prólogo a cargo del maestro zen Phil Jackson. Sus páginas traducen, de modo pormenorizado, las reglas auto impartidas por el inmortal Laker, cuyo legado y leitmotiv, acerca de una forma de ver la vida jamás pasiva -la calma y la quietud son dos palabras desconocidas en su vocabulario- y siempre inconformista -un parámetro de normalidad jamás estandarizado -, convertida en el mantra interior repetido en incesante bucle.
Coronado MVP de la Liga (2008), del All Star Game (2002, 2007, 2009, 2011) y de las Finales (2009, 2010), ganador del Torneo de Volcadas (1996) y máximo anotador de la campaña en dos ocasiones (2006-2007). Kobe Bryant siempre supo colocar la vara lo suficientemente alta. Ya sea para vencer a sus rivales dentro de la cancha, para motivar a sus propios compañeros en la práctica o para desafiarse a sí mismo, sorteando todo obstáculo habido y por haber, durante cada segundo de existencia. Tal actitud define el transcurrir de un atleta de otro planeta.
Categorías:Desayuno de Campeones
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