El arte es la única
huella de nuestro breve paso
por el mundo.
¿Entonces quién es el fantasma
que lleva mi nombre?
Cuáles son sus venas melancólicas
que arrastraron primaveras esquivas
hebras de un tiempo calcinado,
cubierto de joyas de ceniza.
El arte es la única
huella de nuestro breve paso
por el mundo.
Entonces:
¿Porqué los interrogantes
del amor?
¿Porqué la locura de pasión
y tristezas donde el vacío se viste
de nieblas infinitas?
El amor sólo está en viejas películas
ahogadas en los asientos
de un cine imposible,
náufrago de un tiempo
de rostros errantes,
definitivamente perdidos…
¿Y la piedra? La piedra siempre,
sus inscripciones rupestres,
su exilio de cuevas y edades,
su enigma esotérico
de pétreos laberintos
y pinturas simbólicas
rituales donde mi yo
quiere encontrarse,
y busca en otros cuerpos
su fragilidad deshecha
en los bordes de agua
de inasibles estrellas…
Acaso nuestro sueño de vida
sólo sea la Búsqueda.
En este caso:
El arte es la única
huella de nuestro breve paso
por el mundo…

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