
¡Oh Arcano indescifrable!
Por qué te llevas del alba la última estrella cual
deshonra del peregrino, si en el designio de este
trayecto también he sido espectador en la travesía
de mi espectáculo.
¡Oh Universo inmaculado!
Qué objetaron los astros cuando el hombre segmentó
con líneas la grandeza del planeta y en la más pura
yerba pisó el legado de las Eras, por asfalto sin
memorias en ciudades sordo mudas.
¡Oh Arquitecto de los soles!
Por qué reconozco mis gestos en los del hermano
distante; a ti te reconozco en el extremo de los días
cuando floreces en paisajes que fecundan la palabra.
Acepto los propósitos de esta estancia e imagino
las conquistas del mañana; el sol tropical, las
esencias australes, los vientos alisios.
¡Oh Amada inagotable!
Qué piensas en mi ausencia que me cuentan tus
silencios, acaso los asedios del camino en las
virtudes de las huellas.
He consumido cada sustrato de tu aroma para llevarte
en los perfumes de mis pasos, intentando en la epopeya
no olvidar ningún camino.
¡Oh escrito indefinido!
El amanecer, los desvelos, las matemáticas y el silencio;
nuestras respuestas, los acertijos:
[Es esto y nada, todo y tú.
Categorías:Poesías al Margen
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