
¿Hubo quijotes en nuestra Historia argentina?
Claro que los hubo. No lo fue por caso el glorioso San Martín que enfrentó a las terribles fuerzas españolas, hasta conseguir la libertad de Argentina, Chile y Perú. No lo fue por caso, El Chacho Peñaloza que enfrento a las tropas armadas del gobierno central, para luchar por los derechos de las provincias del interior.
Quiso el destino que desde nuestra provincia también surgiera un quijote, nacido en el pueblo, de Huaycama, vilipendiado, defenestrado, castigado con el peor de los destierro, como es el olvido. Calumniado por los escribas de la Academia de la Historia Liberal. Un hombre, valeroso, que enfrento la injusticia de los poderosos. Un hombre honesto y frontal para reconocer a quienes defendían los verdaderos intereses nacionales y sudamericanos.
Dos Ideales definen su derrotero ideológico.
Felipe Varela, abrazó con amor y lealtad la causa Federal, porque sufrió en carne propia la expoliación, y el olvido que hacia el gobierno central a las provincias. Porque entendió como retenía la coparticipación de las rentas aduaneras, obligando a mendigar, a los pueblos del interior. Porque denuncio la intromisión desde Bs. As., en la política y el quehacer interno de las provincias, imponiéndole gobernadores, invadiendo permanentemente los territorios con ejército al mando de mercenarios extranjeros, que no dudaron pasar por sables a los prisioneros capturados en combate.
Porque no dudó en incorporarse a la causa federal enarbolada por el Chacho Peñaloza, que estaba amenazado, desde Buenos Aires, por los ejércitos de Paunero para imponer su política liberal.
Felipe Varela, fue partidario de la Unión Americana, de los pueblos del sur. Porque concibió a los pueblos sudamericanos como hermanos e integrantes de la Patria Grande anhelada por San Martín y Bolívar.
Porque se opuso tenazmente a la Guerra del Paraguay, desatada por los gobiernos liberales de Argentina, Brasil y Uruguay. Por que entendía, que las verdaderas razones eran económicas, y que la floreciente industria del país agredido (Paraguay) era un difícil estorbo para los mercados agresores.
Porque no dudo en recriminar a Urquiza, a quien había servido durante muchos años, cuando en su carácter de gobernador no salio en defensa de los principios por los que tanto habían luchado.
Porque comprendía que el gobierno nacional dirigido por Mitre respondía fielmente al nuevo equilibrio económico de Europa deseosas de sacar mejores provechos económicos, creando el gran mercado mundial y adjudicando el rol a nuestro país ,como proveedor de materias primas, en donde jugarían un rol un fundamental las provincias productoras de esa materia, como la Pampa húmeda y el Litoral, en desmedro de las otras provincias del interior, que por carecer de las mismas sufrían la postergación y el desamparo.
Que auspicioso resulta este merecido homenaje a quien solamente ha sido recordado muy mal por la literatura liberal. Que auspicioso que el pueblo de Huaycama, Valle Viejo, y el pueblo de Catamarca, reunidos le rindan el homenaje justiciero, a un hombre, adelantado para su época. Que sentó el precedente de la protesta por la coparticipación federal, que desde este humilde pueblo concibió, que no se puede dejar pasar los ideales sin participar de ellos. Que pudiendo vivir tranquilo, con su hacienda y sus tierras, prefirió subir a su caballo a acometer a los gigantes. Que prefirió morir en la pobreza, con una enorme incapacidad respiratoria. Que prefirió morir triste y solo en la oscuridad de la expatriación.
Bendita sea el ejercicio de la memoria, para reindivicar a este paladín defensor de los derechos de los pueblos y testigo del monopolio y el autoritarismo del puerto. Que este pueblo se enorgullezca, de su héroe, y que los niños valoren su gesta. Que Catamarca defienda a los cuatros vientos, el pensamiento y los ideales de Felipe Varela, porque la marginación y la exclusión continúa y por que todos los caminos, aún, conducen a Buenos Aires.
Categorías:Historias Casi Olvidadas
Excelente reseña de los ideales de Felipe Varela, héroe de nuestra autonomía, defensor de nuestra soberanía, y como dice el autor del artículo, denostado por los mitristas que solo miraban a Europa con intereses de toda laya.
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