EL MONOPOLIO DEL STREAMING
La renovación de reglas y normas establecidas a la hora de seleccionar los nominados para los próximos Premios Oscar de la Academia se debió el profundo cambio que sufrió el mapa cinematográfico mundial, acusando impacto del cierre forzado de las salas por la emergencia sanitaria a nivel globalizado. Con la imperiosa necesidad de otorgar heterogeneidad y un amplio rango competitivo a las nóminas, paliando la masiva suspensión de los estrenos en salas denominados “tanques” o “blockbusters”, se incluyeron en la reciente lista de selección la competencia de películas estrenadas en formato streaming, sin antes pasar por las salas e incluso abarcando el incipiente calendario 2021; un hecho inédito en la historia del séptimo arte. Observamos de esta forma, como Netflix se posiciona en un notable grado de crecimiento respecto a plataformas similares: bajo su producción residen tres de las películas con mayor cantidad de nominaciones para la presente entrega de premios de la Academia.
Si en temporadas pasadas, sucesos aislados como “Roma” de Alfonso Cuarón o “El Irlandés” de Martin Scorsese se convertían en la excepción de la regla, en el presente la profunda transformación sufrida por la industria a merced del COVID-19, nos indica que un rotundo cambio ha llegado para quedarse. La proliferación del formato streaming nos brinda la posibilidad de profundizar en las razones de su permanencia temporal, considerando las modas imperantes y tendencias de producción que atraviesan al medio, situación pandémica mediante. Debemos considerar, que si en el cine asimilamos una película contemplando imágenes surgidas en la oscuridad de una sala, a lo largo de un par de horas, tal relación entre producto y destinatario cambia drásticamente a la hora de considerar nuestra forma de interactuar con un formato televisivo.
Resulta llamativo observar como la calidad narrativa y el nivel industrial del medio audiovisual ha evolucionado, paralelamente al desarrollo de las nuevas tecnologías y formas de visionado, durante su último decenio de existencia. Ofreciéndose como una alternativa de consumo audiovisual notable, celebramos el impacto radical del nuevo paradigma para la pantalla doméstica o portátil y su recepción en el siempre exigente espectador del nuevo milenio. Rompiendo moldes preestablecidos e instaurando sorprendentes fenómenos de culto que otorgan frescura a la hora de transmitir las producciones de los cineastas más relevantes a nivel mundial, la nueva tríada de productos generada por Netflix ratifica su incesante capacidad de renovación. Films como “La Madre del Blues”, “El Juicio a los 7 de Chicago” y “Mank” nos ilustran que el formato de estreno cinematográfico ha mutado, tal y como lo conocíamos, gracias al servicio en línea y su eminente rol a la hora de verificarse como una alternativa confiable en tiempos de tan extraño confinamiento.

EL JUICIO A LOS 7 DE CHICAGO: En 1969 se celebró uno de los juicios más populares de la Historia de Estados Unidos, en el que siete individuos detenidos durante una manifestación en contra de la guerra de Vietnam fueron juzgados tras ser acusados de conspirar en contra de la seguridad nacional. Arrestados luego de protagonizar disturbios ante la fuerza policial, el nuevo fiscal general impulsó un juicio con claro tinte político, dando lugar a una serie de conflictos -manifestaciones, movimientos ciudadanos, impulso de los derechos civiles- que pasarían a la posteridad en una época de grandes cambios a nivel social en los Estados Unidos. Este film obtuvo seis nominaciones al Premio Oscar, incluyendo Mejor Película y Guion Original, como justo palmarés a un relato potente que revisa el pasado y el presente de una sociedad estadounidense atravesada por divisiones políticas. El paso del tiempo otorga siempre cierta perspectiva a la hora de revisar los hechos que forjan el presente de una nación, lección social que este ejercicio cinematográfico intenta abrazar. Con agilidad, histrionismo interpretativo y dosis de ácido humor, el director Aaron Sorkin se vale de un elenco coral para brindar un mensaje de denuncia sobre la resquebrajada nación en aquellos turbios años ’60. Este drama judicial está relatado con inteligencia y cierto aire clasicista, remitiéndonos al costado ideológico de productos similares, como los de los especialistas en el género Alan J. Pakula y Sydney Pollack. “El Juicio de los 7 de Chicago” nos transmite el deseo de unos pocos marginales del sistema que buscaban torcer el rumbo de la historia, resultando un testimonio válido para un tiempo convulso; también un homenaje al espíritu revolucionario que luchaba contra las imposiciones del poder de turno.

MANK: Esta biopic sobre Herman Mankiewicz, guionista de la mítica película “Ciudadano Kane” (1941) y hermano menor del reconocido director de los años ’50 y ‘60 Joseph Mankiewicz, repasa el proceso de rodaje de la obra maestra de Orson Welles. La película toma como base un guión escrito por Jack Fincher, padre de David Fincher, y su éxito lo recompensa con diez nominaciones al Premio Oscar, incluyendo Mejor Película y Director. Filmada enteramente en blanco y negro, “Mank” muestra a Hollywood en el ápice de su era clásica: fascinante, evoca un tiempo de profundo romanticismo, que nos lleva de viaje hacia el corazón de la historia del cine. Plena de guiños y recovecos solo para entendidos cinéfilos, el creador de “La Red Social” elabora una compleja trama, tan ambigua y fragmentada, pensada para el espectador más nostálgico y atento, a la vez un homenaje al proceso creativo audiovisual. Estéticamente deslumbrante, se vale de la poderosa interpretación de Gary Oldman, en la piel del cínico y atribulado guionista, un personaje complejo de abordar, lleno de miserias y grandezas quien, además, participó en otros guiones, como la versión original de la mítica “Los caballeros las prefieren rubias”, siendo también productor en muchas películas de los Hermanos Marx. La carrera de Mankiewicz declinó a causa de sus adicciones y sobre cuya olvidada figura se reflexiona a través de un retrato provocativo, que nos inserta de lleno dentro de la industria del entretenimiento, a menudo influenciada y manipulada por el poder de la prensa y la política de turno.

LA MADRE DEL BLUES: Llevándonos hacia el año 1927, Ma Rainey se encuentra grabando una nueva producción discográfica en un estudio de Chicago. Inmersa en un tenso ambiente laboral y enfrentada a su representante y productor, la Reina del Blues pretende ejercer el control total sobre su música. Bajo esta premisa, la película nos trae la figura de una cantante de blues clásico estadounidense, una de las primeras en hacerlo con acompañamiento de piano y orquesta de jazz. Conocida por su labor de mentora generacional, sus grabaciones realizadas entre los años 1923 y 1929, y ejemplifican un tipo de blues urbano ya estandarizado. Influyó a grandes figuras como Ethel Waters y Billie Holiday. Este drama y musical dirigido por George C. Wolfe está basado en la obra homónima de 1982 escrita por el gran dramaturgo afroamericano August Wilson, el mismo de “Fences”, llevado al cine por Denzel Washington, aquí productor del film. Obtuvo 5 nominaciones a los Premios Oscar, incluidas Mejor Actriz (Viola Davis) y Actor (Chadwick Boseman), ratificándose como una película de profundo espíritu teatral y un estudio de la influencia de la cultura negra en la música popular americana. Boseman entrega una actuación dolorosa y apasionada, llena de matices emotivos; mientras que Viola Davis regala una clase magistral de interpretación: con su habitual energía toma por completo la pantalla. Es un válido retrato de la lucha por la dignidad de un grupo de artistas que buscaban su lugar en la industria, obteniendo un trato desigual y minoritario. De esta forma, “La Madre del Blues” desnuda las angustias y tensiones circundantes a aquella producción discográfica, revelándose como una trágica reflexión sobre las realidades que enfrenta hoy un país inmerso en la brutalidad y la segregación.
Categorías:Rincón Cinéfilo
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