
La esperanza es cosa del pasado.
Hombres desolados,
alertados por el silabario
de unos pájaros de lúgubre trinar.
Humedad salada de lágrimas
en rostros marcados por el dolor.
Sueños oxidados,
insomnio,
el hambre
y
el dolor no duermen.
Un naufragio total,
los puertos están vacíos,
solo cascos oxidados
lozas con epitafios
en un mar surrealista.
Metáforas en pugna,
todo sangra menos el viento.
Comenzamos a hundirnos
coletazos de furia
en una noche estéril
que no parió estrellas.
Categorías:Poesías al Margen
«Comenzamos a hundirnos…», dice el hablante lírico, y nos lleva con él a bordo de su nave ecfrástica y dantesca a desprendernos de nuestro último gramo de esperanza. ¿Aceptarlo dócilmente?, parece ser la pregunta. ¡No!, gritaremos muchos, ¡mejor rabiar contra ello!
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