
Lo lindo de la música es su capacidad para filtrarse en nuestras almas en los momentos menos esperados y con una perennidad sorprendente.
Estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano en la década del ´70 era una cuestión bastante engorrosa. Aparte de la situación político-social que se vivía, y que no voy a recordarles, hay que agregar también la falta de materiales para trabajar, la ausencia seguida de profesores con la consiguiente anulación de las clases y en no pocas oportunidades la visita inesperada de “ciertas autoridades” que interrumpían las clases con propósitos no del todo aclarados.
Las alternativas para compartir charlas y conocimientos entre alumnos se daban por lo general en algún bar próximo a la escuela, en casas particulares, en el atelier de algún pintor con trayectoria que nos brindaba su generosidad compartiendo saberes, y otras tantas veces en la misma aula en donde la ausencia de profesor nos hacía improvisar coloquios grupales. Fue en una de estas circunstancias, en el aula, uno de los alumnos (recuerdo que trabajaba de taxista y le decíamos Rolo) apareció una noche con una guitarra.
Recordemos que en esos años, por lo general, la música que escuchábamos los jóvenes era puro rocanrol (en sus diversas variantes). La cuestión es que alguien le insistió para que desenfundara la viola y tocara algo. Era de suponer que lo que escucharíamos sería alguna canción de esos tiempos (también estaba la llamada canción de protesta) o algo similar.
Pero no fue así. Lo que recuerdo es que ese muchachito comenzó a puntear en las cuerdas un sonido inesperado. Porque no era lo que escuchábamos y porque nadie pensó en este tipo de melodías. Obviamente el silencio y la sorpresa se apoderaron de los tres o cuatro futuros artistas que le brindábamos atención.
Al terminar el mini concierto solo me animé a preguntarle sobre el autor. Mientras volvía a enfundar la guitarra criolla, en medio de un silencio extraño, me dijo que era “no sé que estudio para guitarra de J. S. Bach”.
Desde ese día también comenzaron a llamarme la atención “otras músicas”.
Categorías:Crónicas de un Melómano
Deja una respuesta