
El gen Spinetta
Una noche de sábado, bajo el signo de capricornio, la melodía infinita interrumpió una espera sostenida más allá de lo prudencial, contando las horas en un cansino reloj de arena. Mientras, el mundo gira porque sí y uno lo mira. Y habita la ciudad que no duerme, si el sueño la hace más lenta, ni emprende vuelo porque no es la Tierra, ¿cómo lograríamos subsistir en la distancia atroz? Apenas flotamos si las luces del escenario se encienden y pedimos al viento que cante la canción del lugar. Sin ella, la inmensidad no sabe a nada.
Amalgama sensaciones mi escritura en la síntesis de un instante que abre sentidos. Antes un Jaguar herido, hoy un Jaguar ancestral. Siempre, el espíritu del Flaco bendiciendo este proyecto, que podría comprenderse como una natural continuación de Los Amigo….buscamos al hombre que nos mira hasta el fin. Jaguar fue la cita predilecta, volviendo a los escenarios luego de un prolongado paréntesis de diez meses para presentar en Rondeman de Abasto su flamante placa debut DETRÁS DEL RÍO. ¿Qué nos trae ese río, cuenca y delta, luz que cae, torrente incesante? El río de Heráclito, el agua de río spinetteana o el río de Jaguar como diamante de agua. Río como loco, río verdadero o real, que refleja, en sus dobleces, aquello que ver subyacente, bajo la metáfora incandescente. Sueño que proyecta nuestra fantasía, nunca es igual la percepción si la música en vivo vibra en sintonía. Ritual atemporal, fragmento de verdad inquietante que dialoga con el mundo y los objetos que lo habitan. Caja mágica sonora que contiene la ilusión y ojos que nos devuelven la mirada de todo regreso, adonde sin ellos ya, sabe Jazmín, no podremos volver.
Al comando de la voz y el bajo está Dhani Ferrón. Quien, con suma sensibilidad y capacidad captura, en su calor vocal, la esencia del querido Luis Alberto. Su estirpe de enorme artista no sorprende a quienes disfrutamos su fenomenal banda 4to Espacio o su aporte a la formación actual de David Lebón. Ilustre nombre de nuestro rock, allí está el capitán Rodolfo García comandando la batería, eterno emblema de Almendra cuya presencia sobre el escenario siempre nos conmueve. También el héroe de la guitarra Lito Epumer, de quien recordamos, entre lo diverso de su prolífica trayectoria, su etapa junto a Spinetta en Jade. En los teclados, el joven y talentoso Julián Gancberg, columna vertebral sonora de este faro y oasis musical, en donde en lo colectivo confluye la suma de las partes del talento personal con una precisión notable, fusionando rock y jazz con belleza y fiereza en equitativas dosis. El calificativo de supergrupo no es, en absoluto, exagerado…menos aun en estos tiempos. Ruge el Jaguar…
Una primera atenta escucha por las canciones del disco (que fue tocado en vivo casi en su totalidad) nos invita a descubrir una imaginería surrealista preciosa. Devela fina poesía etérea, encumbrada y sutil, como antídoto para todo mal imperante en un mundo adormecido…poesía para venir, mirar y sentir. Para reconstruirse, si abrimos la ventana de nuestra mente, allí donde nada es preciso para verse. La correspondencia perfecta a tal vuelo literario podemos encontrarla en el librito interno del disco: el relato LA CANCIÓN DEL JAGUAR del periodista y escritor Juan Carlos Diez nos deleita en senderos metafóricos.
La intención mística-metafísica de toda lírica simbolista resuena en DETRÁS DEL RÍO como un disco eterno, inundado de las marcas indelebles de nuestro amado Luis. «India» nos sumerge en su fragilidad, buscando nuevos rumbos si no te buscas ya en este umbral…Luego, una contagiosa reversión de «Río Como Loco» (Los Amigo) y el eterno homenaje a la querida María Gabriela («Señorita Corazón»). Como una caricia al alma, la huella de Almendra se nos brinda en el inédito «Para qué me Sigas» y en «Caminata» (perteneciente a la ópera que no fue). Dando título al álbum, «Detrás del Rio», esplendorosa, como brillo en el cristal, transmuta en su cauce profundas verdades jamás reposadas a la orilla.
Los bises del show reservan «Las Habladurías del Mundo» para asegurarnos (si alguna duda quedaba) que Luis nos habló desde el futuro con clarividencia profética. Se galvanizará el tiempo y traspapelará la historia advierte «Camafeo», pero tu don, Flaco, piedra preciosa, hombre de luz y organismo espacial, permanecerá en el aire. Las influencias spinetteanas nos convocan, de modo irreductible, como chamánica guía: desde el color robado a la dulce muchacha al color que traerá las notas de marfil robadas a la eternidad. Nos inquieta quien dirá la forma para descifrar al águila en vuelo sobre pleamar, solo dinos la forma águila amarilla…de trueno. Como noble canto a la madreselva, esa diosa salvaje, Jaguar ensaya su canción para los días de la vida y eleva el espíritu que alumbra la sombra que oscurece. Para seguir la estrella, sin dejarnos ya descansar…
Categorías:Alta Fidelidad
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