NOVEDADES LITERARIAS: MAXIMILIANO CURCIO PRESENTA LA SERIE DE LIBROS «ROCKEROS»

“El autor no sólo realiza aquí un trabajo bibliográfico e histórico acerca del rock y algunas de sus figuras más reconocidas, sino que también da a conocer las emociones que esta música fue despertando a lo largo de su vida. Melómano o no, creo que difícilmente alguien pueda negar que alguna vez haya sido tocado en las profundidades desu espíritu y en la fibra más íntima de su cuerpo por la música. Animo al lector a sumergirse en “Rockeros”, donde podrá reavivar su fiebre y pasión por la música, con tintes nostálgicos que acompañen el recorrido de estos grandes artistas, como bien dice el autor. De la mano de la hábil pluma de Maximiliano Curcio, un melómano y periodista cultural atravesado por la música y la escritura, podrán ustedes recorrer y reencontrarse con estas grandes trayectorias. Desde Luis Alberto Spinetta a Charly García. Desde Enrique Bunbury a Guns N’ Roses. Visiten con placer, a través de las siguientes páginas, el fascinante mundo creativo de grandes figuras del rock nacional e internacional”
María Nieves Gorosito – Escritora, autora de “El Fenómeno Queen
desde la mirada del psicoanálisis vincular”

ROCK EN ALTA FIDELIDAD

Maximiliano Curcio, desde la riqueza de sus esquemas interpretativos y competencias transversales, escribió la serie “Rockeros”: una edición conformada por nueve volúmenes que recorren las trayectorias artísticas de músicos emblemáticos de la escena nacional e internacional. Su amor por el Rock, especialmente por la música de los artistas que marcaron su vida, dejando huellas indisolubles, se traduce, a lo largo de esta obra, en diversas miradas que recuperan imperdibles mundos creativos. Sin lugar a dudas, los fans de las figuras abordadas se sentirán fuertemente identificados, en el sentido de que se rescatan, desde contextos de significaciones comunes, referencias íntimas y emotivas de sus identidades personales y culturales. Navegar en la serie “Rockeros” es una experiencia que recomiendo intensamente. Es muy gratificante encontrar sinceros reconocimientos a las vidas de artistas que llevan al Rock en el alma. Que la música nos encuentre siempre, Maximiliano. Lic. Jimena A. Coltrinari

EL ACTO DE ESCRITURA

En mi búsqueda de recrearme y combustionar el propio fuego que se alimenta por la escritura, voy descubriendo nuevas facetas de mí y eso me parece maravilloso. Preferir la versatilidad y el desafío es regla, elegir el camino más duro y arduo a la común convención de crear sobre el territorio ya establecido y conquistado. Vivimos persuadiendo nuevos espacios, no obstante, sabemos que nos movemos dentro de una actividad bastante delirante e incierta. En cierta forma, me considero un investigador cultural y es fundamental la formación teórica que he recibido. Por supuesto que eso no es todo, también está la intuición y cierto caos donde habitan las expectativas creativas…seguimos escribiendo; urgentemente…hoy, mañana y ayer. Solo así encuentro el equilibrio necesario con mi forma de estar en el mundo. Diría que escribir es un acto de supervivencia, también una obligación moral. Pero, por sobre todas las cosas, es el impulso inconsciente y el deseo de viajar profundo hacia el centro de tu propia cosmovisión lo que motiva el viaje. La misión no es la meta, sino hacer camino.

«ROCKEROS» EN PRIMERA PERSONA

La idea de “Rockeros” surge como una cuenta pendiente y postergada de mi carrera como escritor. Dejada en suspenso un tiempo más que prudencial, luego de haber trabajado, de forma incesante, durante dos años, con la antología de cine “The End”, editada el pasado año. Y, curiosamente, encuentro en ambos trabajos una misma raíz: sentí la imperiosa necesidad de realizar un proceso de recopilación, reescritura, puesta en valor y puesta en presente de mis escritos -ensayos, columnas de opinión, artículos varios, análisis de discos y cobertura de shows de rock- que realizará en los últimos quince años de mi trayectoria como periodista cultural; y, así, es como la serie va cobrando vida, abriéndose como un prisma. De esta manera es como puedo poner en perspectiva mi trabajo como escritor, colocando mi mirada sobre un fenómeno como el rock y pronunciándome al respecto de trazar valores conceptuales que otorgan a cada libro una entidad individual y a la serie un vuelo estético y una consecuencia de homogeneidad. Fue una aventura exhaustiva, demandante, exigente, sumamente perfeccionista y desmesurada, y para ello es fundamental inundar esta tarea de pasión. Te diría que la inspiración primordial radica en el amor y en la admiración que siento por cada uno de los artistas que abordo en la serie.

COMO CONCEPTUALIZAR LA SERIE

Si ven cada libro, notarán un hilo individual que fuertemente los une: el camino de búsqueda biográfica sobre cada artista, en cada uno de ellos, se espeja notablemente: podrán encontrar allí exploraciones para determinar el impacto de tal o cual artista en otras facetas y expresiones, llevando el análisis hacia otras fronteras creativas. Las nueve luminarias que aborda la serie “Rockeros” poseen una intención conceptual que tiene un guiño bastante amigable: si miramos la colección, vamos a ver que posee un estricto orden cronológico, es decir los primeros tres volúmenes están destinados a analizar a la primera generación de nuestro rock nacional -años ’60 y ’70- los siguientes cuatro volúmenes se centran en la llamada segunda generación -surgida en los años ’80- y, podrían considerarse los volúmenes VIII y IX, si se quiere, bonus tracks que tienen en su intención el riesgo necesario como para ampliar el punto de vista y llevar el juego a terrenos internacionales: si pensamos en Enrique Bunbury como elegante estandarte del rock hispanoparlante en todo el mundo y a Guns n’ Roses como el epítome de mega banda internacional, desde fines de los ochenta hasta nuestros tiempos.

LA BÚSQUEDA DE LA MELODÍA INTERIOR

Intento, a través del análisis del lenguaje musical, descubrir sentidos y ampliar perspectivas; bucear en la lírica de cada canción y en el núcleo de cada disco analizado. Hacer de la crítica de rock un acto poético, un rescate histórico y un testamento emotivo. Tratando, por medio del ejercicio literario, de llegar a la esencia creativa de cada artista que abordo. Pensar en Luis Alberto Spinetta como la melodía infinita en sus acordes dorados, en la poesía deliciosa y abstracta que nos muestra el camino. Contemplar a Charly García como la rabia salvaje y la brújula indómita, el testimonio de un artista que nos contó el pulso de la historia. Evaluar a Indio Solari como la poesía marginal en la voz popular y en el misterio de un encanto que posee una masividad inexplicable. Rescatar a Gustavo Cerati como el vanguardismo estético, la experimentación sonora…como la elegancia hecha canción y la seducción sublime. Descubrir a Fito Páez en la síntesis del canon que marcó a la segunda generación de nuestro rock, esa banda sonora de nuestras vidas en eterna búsqueda de la libertad. Valorizar a Andrés Calamaro como un manual de rimas perfectas: es la incorrección política, es el poeta de las espinas clavadas y la provocación a flor de piel. Qué decir de Pedro Aznar, un exquisito paladar de líricas y sonidos; es el perfeccionismo y el virtuosismo de un incesante creador. En el plano del rock hispano parlante de nivel mundial, Enrique Bunbury puede considerarse como la mutación artística permanente; es la voz, el carisma y la actitud arrolladora, disidente e inconformista. Y, por último, en el ámbito internacional, Guns N´ Roses sigue siendo Axl Rose y viceversa: es el rock entendido como una poderosa maquinaria, como pasión de multitudes que encarna la rebeldía y los excesos.

UN TESTAMENTO MELÓMANO

Más allá de los saberes teóricos, valoro siempre a la curiosidad como una aliada indispensable. Siempre existen mundos por descubrir en los caminos del arte. Considero que todo destinatario de la obra podrá comprender que “Rockeros” surge, en su génesis, de la profunda pasión por la música. Y de la necesidad de comunicar esta maravillosa forma de expresión. De las historias que sus protagonistas han tejido, contándonos el mundo cambiante y vertiginoso que se abría camino en el ecuador del siglo XX. También, resume parte de la historia de mi oficio como escritor. Por ello, a través de la presente serie, mi deseo radica en compartir miradas, anécdotas y momentos sobre gustos musicales y sucesos que hacen a la historia del rock, con todo aquel lector sensible, ferviente, memorioso y melómano en igual medida. Más allá de la cultura rock que se posea, aspiro a descubrir sentidos. Allí estará la mirada juvenil fascinada. También, resume la conciencia madura y experimentada que vuelve la vista atrás y reconoce, en esas entrañables melodías, la banda sonora de su vida. Esta colección invita a cada melómano a perderse en sus profundidades, a identificar sonidos que lo estimulen, a descubrir gemas musicales y a reconocerse, en definitiva, en este camino que transitamos todos quienes amamos la música… comunicadores culturales, fieles escuchas, bohemios navegantes, compradores compulsivos de discos, habitantes de miles de noches de recitales o lectores voraces de crónicas musicales. Allí está la canción para los días de la vida, esperándonos en su brisa inmensa de libertad.

UN ESTADO DEL ROCK CONTEMPORÁNEO

Pese a como se ha fragmentado el panorama musical mundial, el rock internacional goza de excelente salud, se ampara en la vigencia de bandas históricas, y aún en permanente actividad e ingenio creativo – como The Rolling Stones, Aerosmith o AC/DC-. Lo mismo podría decirse de artistas solistas fundamentales, que fueron auténticos precursores el rock and roll -como Paul McCartney, Roger Waters y Bob Dylan-. Por supuesto que, a nivel internacional, y acerca de un fenómeno tan global como el rock, se complejiza aún más la ecuación: el género sigue siendo lo suficientemente masivo y contundente como para transmitir su mensaje de autenticidad y de inconformismo. Y el planeta sigue siendo un fértil laboratorio en donde germinan bandas eminentes de la actualidad, como Muse y Arctic Monkeys, entre otras, también trazando un puente generacional con esa bisagra del fin de siglo que fue el movimiento emergente y contracultural proveniente de la ciudad de Seattle, que nos entregara bandas aún hoy en activo, como Pearl Jam y Alice in Chains. Por otra parte, pensemos en el eco que tendrá este formato rock en las nuevas generaciones. ¿De qué hablamos cuando hablamos de rock? Reflexionemos acerca de donde están direccionadas las inquietudes y el papel que juegan los medios de comunicación…los artistas cuentan su peso en calidad de oro por la reproducción que tienen en Spotify. Y no es una valoración justa ni equitativa. Sabemos que la trascendencia no pasa por ahí, pero, al fin, es parte de la coyuntura en la que estamos metidos: valores muy llanos y una superficialidad pasmosa a nivel comercial. Pensemos cómo cambió la industria discográfica; hoy cualquiera puede sacar un disco (el formato físico apenas sobrevive y la idea homogénea de un disco parece algo utópico de tiempos más románticos) o una canción aislada, aún sin el mínimo de artesanía o disponibilidad tecnológica. Pienso en las etiquetas que rigen el mercado, músicos de moda que están grabando, que están componiendo, a merced de los parámetros marketineros que rellenan la identidad de la industria del espectáculo y el entretenimiento. No descubro nada si digo que se están haciendo hits con muy poco ingenio y, por ende, eso también habla de una construcción social, cultural, y un adormecimiento preocupante. O sea, hay una gran parte del público que se deslumbra con poquito y nada. Habría que ver como medimos la vara de nuestras aspiraciones como oyentes y consumidores.

LA ESENCIA DEL ROCK NACIONAL

Nuestro rock nacional continúa sustentado en el legado de aquellos pilares fundacionales que marcaron fuertemente tendencia del género en las generaciones que lo vieron nacer, crecer y mutar -en los años ’60, ‘70 y ’80-. También, considero que Fito Páez es el músico de rock más destacado de nuestro país en el presente, congeniando un nivel de popularidad enorme y un talento creativo perpetuo, vigente lo primero en las convocatorias de sus shows solistas y, lo segundo, evidente en la preciosa arquitectura sonora de su último disco: “La conquista del espacio”. Un álbum plagado de canciones cuyas letras reflexionan sobre el estado del mundo actual, una faceta que también pone en perspectiva el compromiso del artista con el tiempo en el que le toca vivir. Algo imprescindible. Por supuesto que tenemos referentes fundamentales de la gloriosa época que antes mencioné, aún activos y prestos a sorprendernos, como Andrés Calamaro y su incesante búsqueda por reformular el canon de la canción rock, Indio Solari haciendo cada vez más gigante su mitológico legado popular y Pedro Aznar demostrando que es un músico que tiene mucha genialidad todavía para descubrir ante nuestros ojos. Cada uno de ellos, engendran, con absoluta personalidad y belleza, sus propias concepciones musicales, por darte tres ejemplos que integran la serie. A su manera, son fenómenos imperecederos, producto de aquel rock insurgente que mira con orgullo a los músicos que nacieron profesionalmente en el nuevo siglo y que encuentran en grupos, como
Eruca Sativa o en proyectos solistas como Lisandro Aristimuño la permanente e inteligente búsqueda de la recreación estética y conceptual del género en nuestros tiempos. Por cierto, afortunadamente, al gen Spinetta me alegra de encontrarlo vivo en bandas actuales como a Amel
y Jaguar, sintetizando esas influencias de nuestro entrañable Flaco y resignificándolas con absoluta dignidad y honestidad. No obstante, creo que es sensato admitir que el panorama ha cambiado a nivel mundial. Y la batalla está perdida, en cierto punto. En una reciente canción, Fito Páez dice que ‘los cantores de protesta perdieron la apuesta, al final reggaetón mueve el mundo’. En este sentido, también hay que hacerse cargo que el rock como lo conocimos o también trayendo a conversación la canción de protesta independizada del género; si hablamos de rock como instrumento de protesta, como síntoma y símbolo de la liberación. O sea, hoy el mapa, el mosaico musical latino, está dominado por otros ritmos, por otra realidad y por conceptos mucho más superfluos a la hora de embellecer una canción (hablamos de ritmos, de melodías, de líricas) y el mensaje no va un poquitito más allá del mero confort. Pienso en la realidad que en su momento debieron sortear Luis, Charly y Litto, adalides que llevaron adelante la tribu, este relato en boca a boca generacional y que se pronunciaron en un tiempo muy complicado, dónde era necesario forjar esos monumentos, esas figuras heroicas, ¿no? Porque había algo muy complejo contra la cual pronunciarse y a lo cual vencer…el poder de turno…entonces después de eso, ¿qué? O sea, si vemos el desarrollo del mapa político social latinoamericano en el último medio siglo, plagado de dictaduras, es más sencillo entender como la música empieza a ser ese instrumento, comienza a haber una necesidad de generar belleza en medio de todo ese horror. La incomodidad motoriza todo acto artístico. Y la alegoría fue una gran herramienta para que el rock sobreviviera a la maldita censura.

ROCKEROS Y DESPUÉS…

Al momento de realizar la recopilación del material y llevar a cabo un proceso de reescritura de textos para adaptarlos al formato libro, esta tarea demandó casi un año de trabajo. Me encontré con una importante cantidad de material generado por mí a lo largo de estos últimos quince años como
periodista cultural, transitando la escena rock y me vi en la difícil tarea de desechar una gran porción del mismo, que abarcaba otra serie de artistas que no forman parte de la presente serie. Fue imperioso centrar la atención en estos nueves artistas, por eso es que, junto con la editorial, combinamos en reunir todo ese material que no se ajustó a los criterios conceptuales de esta colección y editarlo de forma independiente, bajo un formato de libro en dos volúmenes -pensé en un posible ‘lado A y lado B’, símil al formato del antiguo y siempre querido vinilo- que incluirá crónicas melómanas en primera persona, acerca de artistas, bandas, shows y canciones de rock, tanto nacional como internacional, de todos los tiempos. Estoy muy entusiasmado con que este material salga a la luz. Completamente inédito, se llamará “Rock de mi Vida” y será publicado, si todo marcha bien, en febrero de 2021.

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“Imagino, mejor dicho, leo (es imposible que a un rockero no se le cuele esa palabra, Imagine) a Maximiliano Curcio haciendo ese equilibrio geométrico para ir desde un punto de partida hasta las entrañas, propias y ajenas, y luego dispararse adonde luce el cielo con diamantes. Ese lugar inmarcesible, desde donde se pinta el universo y la aldea para contar sus vivencias sin nostalgia de sí mismo, para decirnos quién es quién, que es lo mismo que decir quiénes somos, después que todo esto pasó y nos cambió la vida. Al autor la música le ha entrado por todos los sentidos, pero fue el mito, ése que cada uno suele inventarse, el que creó la magia. Ingresar así al papel para descubrir y enseñar historias, personas y personajes, es un acto trascendente. Es como para aquel músico ir detrás del objeto de deseo que en este caso se torna límpido y cristalino porque, aunque el rock haya sido asociado a feos, sucios y malos, su belleza inclasificable lo exime de cualquier diatriba. Esta obra cumple a rajatabla con los cánones de ese territorio abierto y contestatario, es decir que jura fidelidad a un movimiento más que a un sonido, a una epopeya más que a un canto. Al decidirse a trazar este rigor geométrico, el del principio sin final, el melómano se cruza la cantimplora, ata sus alforjas y emprende esta gira mágica y misteriosa, para que al transitarla podamos encontrar los oasis que nos ha venido deparando el R&R, haciendo que estas tierras y esta existencia no sean tan inhóspitas. Aunque nosotros, mortales y rockeros al fin, hayamos nacido para ser salvajes”
Julio Varela, Periodista, melómano y gestor cultural tandilense

¡GRACIAS POR VENIR!

Me gustaría rescatar profundamente el apoyo de las personas que hicieron de esta real quimera algo concretamente real. A la editorial Vuelta a Casa, un pilar fundamental a lo largo de este proceso de edición, que tomó casi un año de trabajo. Fue un intenso periplo de corrección y reescritura, en búsqueda de concretar el mejor producto posible. Fue agotador en igual medida que reconfortante, y, una vez más, fue vital el apoyo incondicional de su editor Sergio Sánchez y del diseñador visual Nicolás Soldo. A ambos les agradezco infinitamente por la confianza que depositaron en mí, para juntos conseguir este nivel de detalle con tanta puntillosidad, en este segundo proyecto juntos. Sin esa sincronicidad, hubiera sido inviable realizar esta serie. En otro orden, no quiero dejar de mencionar a los prologuistas. Amor y afectos de la vida quienes, con tanta generosidad, entrega y sensibilidad, dejaron sus lúcidas plumas en los comentarios introductorios de la serie: Jimena Coltrinari, María Nieves Gorosito y Julio Varela.

PALABRAS DEL AUTOR:

Quiero agradecer especialmente a mi amigo y colega Carlos Avalle. Compañero de aventuras en el arte y en la radio. Con Carlos compartimos, desde hace ya dos años y gracias a su gentil convocatoria, el espacio llamado LA CULTURA DEL PAYASO (NTV Radio – Tortuguitas // FM 104.5 Mhz). Su generosidad lo llevó a dedicar un programa completo a la serie de libros que aquí les presento. Los fragmentos de audio que pueden escuchar a continuación, disponibles en el CANAL SIETE ARTES (www.reverbnation.com) en la voz del experto melómano Avalle, resumen las intenciones estéticas principales de ROCKEROS.



Categorías:La Biblioteca de Babel

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