ENTREVISTA – Mariángeles Bonello: «Poner el cuerpo para actuar me salva». Por Maximiliano Curcio

Llegando al final de nuestro ciclo 2020 para el espacio “Conversaciones Siete Artes”, nos encontramos en la grata compañía de una actriz, productora y docente, nativa de Trenque Lauquen. Cuando vi actuar por primera vez a Mariángeles Bonello, supe que estaba delante de un talento especial. Cuando pude conocer más a fondo su arte, comprendí que ella es de aquellas actrices que utilizan el cuerpo, sabiendo que, en la sutileza de cada gesto, se revela la esencia de la magia interpretativa. Porque el cuerpo, en Mariángeles, es un medio de comunicación utilizado para transmitir la sensorialidad con una mutabilidad notable.

En cierta ocasión, leí a Pedro Almodóvar hablar acerca de la conciencia de la pasión y de la irracionalidad en el deseo, ambos puestos a la hora de actuar. Me animo a adivinar que, si Pedro le dedicara unas líneas como prólogo a este encuentro entre actriz y entrevistador, diría que hallar el sentido de la búsqueda interior en el llamado de la vocación puede ser un auténtico laberinto de pasiones. Tal vez coincidirían conmigo, ella y Pedro, diciendo que se actúa bajo la irremediable ley del deseo. Agregaría, por mi parte, que una actriz nace y se hace bajo la piel que habita. Y que, pretendiendo alcanzar aquello que algunos llaman destino, el camino a recorrer puede ofrecer equitativas dosis de dolor y gloria. La parábola almodovariana no es al azar, en absoluto. Hablamos de influencias, referencias e inspiración. Quizás, ella imagine ser su próxima mujer al borde de un ataque de nervios. O, él, simplemente, hable con ella.

Lo que van a leer a continuación es la entrevista que hicimos junto a Mariángeles para la Revista Siete Artes, en una charla profunda que nos llevó por los caminos del arte, el lenguaje interpretativo, la creación, el descubrimiento del oficio, los desafíos de hacer cultura desde la independencia y el compromiso de una voz que se pronuncia en un tiempo concreto. Recomiendo a nuestros lectoras y lectores que presten atención a su volumen de trabajo. Espero que esta charla les resulte, tanto como a mí, una puerta de entrada hacia un lúcido y sensible universo intelectual y emocional.

PH: Sol Schiller

Maximiliano Curcio: Angie, contale a nuestros lectores cómo fue el descubrimiento de tu vocación. ¿Cuándo sentiste por primera vez que querías ser actriz? ¿En qué momento sentiste que encontraste tu voz como intérprete?

Mariángeles Bonello: Hola Maxi, en primer lugar, muchas gracias por este espacio, hermoso ser parte. Respecto a mi vocación, es difícil precisar el momento exacto…Creo que fue algo que siempre supe. Tengo recuerdos de niña imaginando mi vida como actriz. Siempre me gustó armar relatos, tomaba clases de pintura y, mientras dibujaba, armaba la historia. Algo había que hacer con esa imaginación. El tema es que necesitaba también poner el cuerpo porque siempre fui muy inquieta, el primer escenario fue a los 6 años haciendo danzas clásicas. Y finalmente a los 10 empecé teatro con Pancho Rossi, las clases eran los sábados por la mañana, me acuerdo estaba toda la semana esperando que llegue ese día, de la ansiedad casi ni desayunaba. Con respecto a mi “voz” como intérprete creo que es una búsqueda de toda la vida, pero siento que en los últimos años se afianzó cuando empecé a entender que actuar para mí es una necesidad casi básica; que va más allá del exitismo…La actuación es una filosofía de vida que me permite poner en juego el deseo, poner el cuerpo a través del arte me salva. Ahí dejé de enojarme con el sistema y con las dificultades que a veces trae la profesión y me encontré con el verdadero sentido del hacer para mí, entonces todo lo que hago lo disfruto mucho. Ahí es cuando me siento más libre y aparece “mi voz”.

MC: ¿Cómo fue tu formación? ¿Quiénes fueron los referentes que te marcaron y a quiénes de tus colegas admiras en la profesión?

MB: Un poco como te comentaba en la pregunta anterior mi formación empieza de muy chica a través de la pintura, la danza, el patinaje artístico y claro que el teatro. Mi familia me acompañó mucho en esa búsqueda artística. Si bien ellos no vienen directamente del Arte son espíritus libres y creativos. Además era  de leer, mirar películas y novelas, amaba los escenarios de producciones  nacionales como “Más allá del horizonte” que era de época y por otro lado me encantaba jugar a ser Bette Davis peleando con Joan Crawford. Más tarde en mi búsqueda actoral me enamoraron directores como Ingmar Bergman y Pedro Almodóvar. Siempre trabajé mucho en teatro inspirada en personajes del cine. Me apasionan ambos lenguajes por igual y mi formación tiene que ver con eso. Pero retomando el orden cronológico, te contaba que a los 10 años hice teatro por primera vez, al año siguiente la escuela de Arte cerró y busqué canalizar por otro lado. Hasta que a los 16 años empecé en C.E.A.R.T.E, en  Trenque Lauquen, fueron años en que hicimos muchas obras, viajamos y aprendí de luces y armados, ahí conocí el oficio. Luego  me vine a vivir a Capital Federal, atravesando toda la crisis del 2001 y con mucho esfuerzo me empapé de obras, cursos, espacios y talleres. Fueron años de intensa búsqueda artística hasta que me decidí a hacer la carrera de Arte dramático. Esos tiempos fueron complejos en lo particular, Sol -mi amiga de toda la vida-fue  un pilar fundamental y una de las personas que más me acompañó a tomar la decisión de ir a fondo con esto, porque en principio hacia otra carrera que no tenía nada que ver. Una vez  en la facultad conocí a un grupo de personas que me inspiraron mucho en este viaje,  hoy son amigas y amigos a los que quiero y admiro mucho. También me pasó que el  primer año de la carrera conocí a Andrea Martínez, quien me dio mi primer trabajo como actriz en los circuitos porteños del teatro independiente  y con quien hoy sigo trabajando. “Flash en mi mente” rompió con muchas de mis estructuras y abrió puertas, hace casi quince años de aquel momento y nunca más me bajé de las tablas. Respecto a mis colegas te podría nombrar a varias personas y espacios que me marcaron más allá de los mencionados como el Estudio de Alejandro Catalán, el  “Sportivo Cultural”, las clases con Lorena Vega y el “Taller del Ángel”. Y quiero mencionar especialmente a Gastón Santos, Yanina Gruden y Andrea Martínez, amigas y amigos que hoy pisan las tablas con decisión y deseo.

MC: ¿Cómo definirías, desde tu mirada personal, lo que significa actuar? ¿Qué rol juega la pasión en tu trabajo y de qué influencias o bagaje cultural nutrís tus composiciones para aportar al ejercicio de tu arte esa identidad personal?

MB: La pasión es todo en mi vida, no puedo trabajar sin ella. Para mí, actuar tiene que ver con una búsqueda muy profunda acerca de “ser y estar”. Actuar te pone en contacto con líneas inconscientes que te permiten vincularte con el otro de una manera especial. Además, te invita a conocerte en profundidad, incluso a aceptar la zonas oscuras que nos habitan. Desde mi mirada es difícil crear un personaje si no nos conocemos a fondo y entendemos que todos tenemos un poco de todo, si esas sombras las llevamos a los seres que creamos es muy probable que no se metan en la vida, la sublimación es un mecanismo maravilloso. Soy de dialogar mucho con los personajes que llegan a mi vida, aprendo de ellos y también les doy parte de mí, es un diálogo permanente.

MC: ¿Qué lugar ocupa la docencia dentro de tus ocupaciones y pasiones profesionales?

MB: La docencia es otra de mis pasiones definitivamente, cuando empecé a dar clases tenía muchas dudas debido a la diversidad de escuelas y estilos que hay en mí. Soy tan poco ortodoxa que tenía miedo en tanto a no ser clara. Pero en la grupalidad el proceso se fue armando, es hermoso observar que cada grupo tiene búsquedas y maneras de “ser y estar” diferentes. Claro que hay una estructura que se debe respetar pero en ese camino hay muchas alternativas y la pasión siempre se transmite. Trabajo hace muchos años dando clases para adultos, tercera edad y adolescentes. Este año con el tema de la pandemia se dio la posibilidad de abrir las clases de La Odisea a todo el país y fue una experiencia que enriqueció mucho al grupo. En La Odisea (NdR: Escuela de formación integral para el actor, ubicada en Capital Federal) trabajo con adolescentes, es una edad en donde la búsqueda es enorme y el cuerpo tiene la necesidad de expresarse y generar vínculo con el otro/otra, así que el teatro acompaña mucho este momento en donde tanto las emociones como las inhibiciones están a flor de piel, digamos que le da un cauce a todo eso. Además, los adolescentes de hoy vienen con cuerpos más deconstruidos, vienen a enseñarnos mucho.

PH: Sol Schiller

MC: Siendo una artista el circuito de teatro independiente, ¿cuáles son los obstáculos y las dificultades que se deben sortear a la hora de buscar trascender en la vocación, para hacer de ella una forma de vida?

MB: Creo que es muy particular, en mi caso es fundamental hacer, hacer y no parar de hacer. Muchas veces me sumo a proyectos que me interesan y otras tantas autogestiono. Creo que es importante no quedarse esperando. Al menos esa es mi forma de vida y sobre todo una Resistencia. Recuerdo que Patricia Palmer, una gran maestra de actuación, decía que la energía que perdemos enojándonos con el sistema, es energía que no usamos en hacer y crear…Llevo eso siempre conmigo.

MC: El arte ha servido como gran motor de cambio para movilizar el sentido de urgencia social y pronunciarse, a favor o en contra, acerca de aquello que está sucediendo en el mundo, convirtiéndose la expresión artística en un instrumento de denuncia y compromiso. ¿Cómo lo percibís desde tu lugar en el arte, en cuanto al papel que deben cumplir el artista inmerso en el mundo de hoy?

MB: Creo que a través del arte se puede visibilizar todo lo que está latente, el arte tiene mayor acceso a los arquetipos inconscientes por lo que también revela cosas, capas que están ahí pujando por salir. Creo que tiene que llegar a todas partes y no quedarse solo en museos y teatros conocidos, en ese sentido nuestro país tiene mucho de esa búsqueda. Me interesa mucho trabajar en materiales que tenga un entrecruzamiento con social. Con “Machada una obra combinada” trabajamos por la equidad de género.

MC: A la hora de evaluar un proyecto y elegir participar en él, ¿qué variables tomás en cuenta o deben ser indispensables? Si pudieras colocarlo en perspectiva, ¿qué rol cumple el guión, la persona que te dirija o el elenco que te rodea?

MB: Cada vez le doy más lugar a la gente con la que trabajo, siento que actuar es una fiesta y que cuando esa energía se comparte con el equipo suceden otras cosas y todo se potencia. Así que sí, te diría que el elenco y la dirección son claves a la hora de elegir los materiales y claro que el relato, texto o guión son fundamentales, no trabajaría en cosas que no me representan o que van en contra de lo que pienso y siento. Por otro lado, también me sumerjo muchas veces en proyectos en donde el texto no está cerrado o incluso se crea a través de la investigación de universos, son procesos que si bien llevan más tiempo generan todo un viaje.

MC: Comentanos acerca de las producciones en las que has formado parte durante este último año y que rescatás de cada una de ellas. ¿En qué grado estimás el impacto de la situación de emergencia sanitaria en el desarrollo habitual del teatro bajo circunstancias normales y cómo te adaptaste a los nuevos cambios y formatos implementados?

MB: Este año fue tan complejo para todas y todos que creo que una de las cosas que me permitió llevarlo adelante fue seguir actuando y reinventando nuevos formatos. Fue en pleno contexto de pandemia que tuvimos, gracias a la plataforma de Teatro Uaifai, la posibilidad de hacer la obra «La brisa de las ramblas» por streaming en vivo junto a Pamela Rodriguez. La obra es una  co producción argentina- catalana dirigida por Raimundo Morte y Flor Solari Larrarte, que íbamos a estrenar en marzo. Quisimos probar un nuevo formato que sea una mezcla entre cine y teatro, con la espontaneidad del vivo y a su vez mechando con varios planos, en ese sentido más audiovisual, así que fue una locura actuar, manejar cámara y luces. Una experiencia de casi tres meses en donde fue fundamental confiar en el equipo y en los lazos que armamos incluso a través de la virtualidad. Por otro lado, con un subsidio del I.N.T filmamos » Machada, una obra combinada», de Úrsula Tripel, una obra dirigida por Andrea Martínez sobre textos de Federico García Lorca. Es un material  que nació en una casa y que luego fuimos adaptando a Bibliotecas, Museos y Teatros. Nuestro lema es que la puesta se deconstruye al igual que el concepto de «La Mujer» y cuando sucedió todo esto pensamos que teníamos que hacer también una versión para pasar vía streaming. Buscamos  visibilizar estructuras patriarcales que nos oprimen tanto a hombres como a mujeres y la violencia en este contexto se acrecentó. Además estuve en ciclos de lectura de obra e investigando cosas con   la cámara por mi cuenta. Como ya dije en otras oportunidades “actuar es un acto fe”, en este momento eso se potenció, ya que confiamos ciegamente en el encuentro con el otro a pesar de la no presencialidad.

MC: ¿Te gustaría explorar otros medios como la televisión y el cine en un futuro? Si fuera así, ¿qué desafíos sentís que estos pudieran brindarte en tu crecimiento en la profesión?

MB: Claro, si bien mi profesión estuvo muy enfocada  en el teatro los últimos años empecé a entusiasmarme con el lenguaje audiovisual y este año directamente me enamoré de la cámara,  logré tomarla como aliada y  eso me cambió mucho la manera de  posicionarme en la búsqueda. Así que con muchas ganas de ahondar en ello. Ya hay algunos proyectos dando vuelta.

MC: Desde tu experiencia, ¿De qué manera considerás que esta ‘nueva normalidad’ altera la dinámica de interacción en posibles diferentes modos de llegar al público? Y, al respecto de esto último, ¿qué opinión podrías dar acerca del rol que juega hoy la virtualidad para que los artistas puedan mostrar su arte? ¿Pensás que hay ciertas tendencias que llegaron para quedarse y cambiar, definitivamente el paradigma?

MB: Es difícil saberlo hoy pero creo que la virtualidad llegó para quedarse y que hay mucho  para indagar. Cuando empezamos a ensayar “La brisa de las ramblas” fantaseábamos mucho con la posibilidad de que surja “el cine en vivo”. Es una locura por la infraestructura que necesitaría, pero me parece que podría ser otra forma de Arte que no es ni cine ni teatro. Tuve la posibilidad de seguir haciendo teatro durante estos meses y la conexión con la gente se siente igual, pero claro, que se extrañan los escenarios y el calor de la sala, un ámbito que se vio tan damnificado con todo esto. A propósito de lo cual, la Cultura merece un mejor respaldo. Una Cultura que se encuentra relegada desde hace tiempo, encontraremos ejemplos si pensamos en el teatro o el cine nacional. Faltan políticas que apoyen la cultura independiente, y, lo que ha hecho la pandemia, en este sentido, es exacerbar y visibilizar la falta de apoyo y valoración para con el medio. Y, por otro lado, paradójicamente, observo que el arte fue utilizado muy positivamente a lo largo de este período. La creatividad fue clave para poder subsistir durante el confinamiento, en el lapso donde la gente, sin mayor posibilidad de contacto con el mundo exterior, consumía las propuestas que los artistas ofrecían. Y en estas nuevas formas de llegar vía streaming, incluso desde la independencia total y sin ningún tipo de apoyo económico, los artistas no dejaron de crear y el esfuerzo se valora doblemente. Me da la sensación que, como sociedad, no siempre tomamos justa dimensión y conciencia acerca de la importancia del arte, a menudo subvalorado desde el lugar de bienestar psíquico que brinda. Y desde ya, el armado de redes es fundamental, estoy convencida de que la salida es colectiva y trabajo mucho para eso.

MC: ¿Planes para 2021? ¿Qué nos podés adelantar?

MB: Hay varias cosas dando vueltas, una obra y una serie que está en confirmación por lo que aún mucho no puedo contar. Pero por lo pronto, la idea en febrero es retomar “Machada, una obra combinada” al aire libre. Con el equipo de “La brisa de las ramblas” también  estamos en un proyecto de investigación audiovisual. Además hay dos pelis que posiblemente salgan en 2021, una es “Res” dirigida por Cindy Amquie y escrita por Nicolás Dieter. Otra es “El miedo a la deriva” dirigida por Gonzalo Zapico. Y desde ya voy a seguir dando clases, trabajando como docente en La Odisea.

PH: Sol Schiller

ACERCA DE MARIÁNGELES BONELLO

Mariángeles Bonello es actriz, docente de teatro,  instructora de Yoga y estudiante de Psicología. Actualmente trabaja en “La Brisa de las Ramblas” dirigida por Raimundo Morte y  “Machada, una obra combinada”, unipersonal dirigido por Andrea Martínez. Se recibe de Licenciada en Arte dramático en el año 2009 y se forma actoralmente con los siguientes profesores: Alejandro Catalán, Ricardo Bartis, Lorena Vega, Mariano Saba, Marcelo Savignone, Claudio Ferrari, Patricia Palmer, Rosario Zubeldía, Luis Cabrera, Pancho Rosii, entre otros. Además toma clases de canto con Silvina Fernández y de dramaturgia con Beatriz Putzlinik. Como actriz de teatro, desarrolla su labor en diferentes obras, entre otras: “Laboratorio de Un Hombre que se ahoga”, dirigida por Daniel Veronese, “El Vuelo de la mosca” de Mariano Saba, “Quiero decir te amo” dirigida por Mariano Tenconi Blanco , Rosa Borkman de Gastón Santos, “Turbia” dirigida por Lorena Vega, “Barrilete Cósmico” de Rubén de la Torre y “Flash en mi mente” de Andrea Martinez y “Descaradas” de Rosario Zubeldía. En cine trabaja en diversas series Web entre las que se destacan “El Caso Q”, “La Mesa de al Lado” de Guido Simonetti, “Las últimas diez preguntas” y  “Res” de Cindy Amquie  y Nicolás Dieter, también trabaja con directores como Gonzalo Zapico y Lucas Turturro. Como docente de actuación trabaja con adultos y adolescentes tanto en una búsqueda teatral como audiovisual. Tanto en la actuación como en la docencia la búsqueda artística está orientada a visibilizar estructuras y formas de control que atraviesan los cuerpos; así como en romper formatos que encapsulan y limitan.

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Categorías:Conversaciones Siete Artes

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