
Nos hablan de la adolescencia como un periodo de transición, entre el niño y el adulto. Ese intermedio donde de todo se adolece y carece. El espacio de tiempo donde el individuo va construyendo su identidad, el control de sus impulsos, el juicio, la búsqueda de nuevas experiencias. Periodo donde en nuestro cerebro desarrollamos la memoria selectiva. Los recuerdos vívidos los creamos en ese intervalo de tiempo, las vivencias juveniles, la atención y memorización. Es en la adolescencia cuando el sistema límbico madura y se pasa de ser niño a adulto, por decir de alguna manera, son los cimientos y bases para el edificio que luego será llamado hombre.
Algunos en ese proceso se construirán con varios elementos, como el cemento, roble o bambú, que formarán su carácter y el desenvolvimiento en la sociedad. Allí encontrarás a tu primer amigo, te vas a enamorar por primera vez y tu primer beso será almacenado en tu cerebro como único e irrepetible, escucharás mucha música a través de tus conocidos y familiares. Pero es allí donde tú escoges tu estilo musical, al igual que tu forma de vestir, no tendrás muchos cuestionamientos, porque todos somos como exploradores que vamos aprendiendo del camino hasta llegar a la cima. Almacenando vivencias y algunas permanecerán con nosotros toda la vida.
Algunos, con suerte, conocen en ese período a figuras que marcan con fuego su identidad por el resto de la vida adulta. Mi caso es parte de una historia que muchos encontrarán con afinidad. Porque es parte de mi memoria selectiva y lo atesoro como un diamante.
Una de mis primeras figuras fue la de un profesor de castellano y literatura en cuarto año, que era tan amado como odiado por igual. Era la primera vez que iba a su materia y nadie me informó cómo era su proceder académico. Recuerdo mi primera clase un martes temprano, yo una alumna mediocre, estaba acostumbrada a copiar lo que cualquier profesor escribía en la pizarra y durante cuarenta y cinco minutos este personaje jamás sacó una tiza ni escribió nada, yo era nueva en ese colegio y el bullyng no es de esta década para sincerar las cosas. Todos se reían de mí, porque yo parecía un pajarito en rama, los veía copiando y no entendía nada, a mí alrededor todos estaban con los ojos puestos en el cuaderno y no paraban de escribir.
El profesor se acercó a mí y me dijo: “¿Usted es nueva, su apellido cuál es?”
Y como si nada prosiguió con su clase, al finalizar en el pasillo una compañera me dijo: “tienes que copiar lo que él diga, este profesor no usa la pizarra”.
El jueves, al entrar al salón allí estaba él, con su mirada fría. Su figura era amenazante, media más de metro ochenta, corpulento, de rasgos toscos, su voz era fuerte pero dulce y así empezó a hablar de historia, dio media vuelta, me miro y me dijo:
“¿Y usted no piensa escribir? Sepa bien, yo no copio, dicto. Ustedes no tienen nombre sólo apellidos, sus nombres son Chino o China”, -“término usado para los niños afectuosamente en el Estado Mérida”- “en su caso Usted es China Ceruso”
Su metodología era distinta y yo me hice su alumna aprendiendo a escribir de manera taquigráfica. A medida que el año escolar avanzaba yo iba progresando, escribía hasta cuando hacía los sonidos de su respiración.
Era un Profesor distinto, miraba a cada uno como si tuviera un escáner infrarrojo, veía por dentro las almas de esos jóvenes en formación. Era también un profesor de la gloriosa Universidad de los Andes que enseñaba entre otras materias “Introducción al Arte”
Cuando las mañana eran templadas, llevaba al grupo de alumnos a un parque que quedaba frente del Colegio y allí también nos daba clases, sobre el césped, respirando aire puro, viendo el cielo azul y la cordillera andina, nos llenaba de impresiones de la naturaleza, intentaba que amaramos a los árboles, los bichos, el viento, el sol, hacía que nuestros cinco sentidos también aprehendieran, no sólo enseñaba la parte académica, nos daba herramientas para ser seres humanos sensibles.
POETAS Y POEMAS
En medio de ese año en el pensum se empezaba a hablar de los poetas más influyentes del siglo XX y entre su extraño método, daba puntos extras si los alumnos aprendían de memoria algún poema.
Y me dijo: “China Ceruso escoja alguno de Benedetti y haga la investigación”
Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugio, mejor conocido como Mario Benedetti, nació el 14 de Septiembre de 1920 (Tacuarembó, Uruguay). Fue poeta, dramaturgo y periodista es considerado como uno de los poetas más extraordinarios del siglo XX por su estilo narrativo, dramático y poético, era un escritor que hacía de lo simple algo grandioso, sus versos veían la belleza en lo cotidiano, sus ideas eran claras lo que lo hace contundente, un poeta no menor.
Don Mario Benedetti, uruguayo de signo Virgo, dedicado y organizado, valorado y querido por el mundo, su obra ha sido traducida a más de veinticinco lenguas. Ciudadano ilustre del Uruguay que dio con su obra maravillas a la humanidad.
Con su: “inventario Uno”, “Poemas de Oficina”, “La Tregua”, entre otros muchos más.
Vivió un exilio por la dictadura militar en Uruguay y estuvo en varios países de América y Europa, luego volvió a su país y escribió hasta casi su muerte el 17 de Mayo del 2009. Su sepelio fue en el Palacio Legislativo en el salón de los pasos perdidos y el pueblo lo acompañó hasta su última morada. Donó al Estado su fortuna, bienes y toda su literatura.
Fue interesante que este Profesor me hiciera vincular a Benedetti, porque de alguna manera me conectó con las raíces uruguayas de mi madre y que por herencia sanguínea también son mías, dándome una identidad que tenía y que por ser tan joven yo no veía.
El muy querido Mario Benedetti quedó en mi memoria selectiva por un poema llamado Corazón Coraza. Proclamado por mí en un aula a los dieciséis años.
De mi profesor de castellano y literatura puedo decir que solo tendré agradecimiento por hacerme amar nuestra lengua y las palabras. Su narrativa potente hizo que la historia no fuera tan aburrida.
Después de nuestra graduación lo volví a ver un día cualquiera en una plaza de aquella nuestra ciudad, habían pasado algo más de diez años y el encuentro fue igual que antes, entre la alumna y el profesor, me motivó a seguir escribiendo, a no dejar callar mi voz y dedicarme al oficio de las palabras. Le conté que era publicista y guionista para radio, que seguía haciendo teatro y que había viajado a Uruguay buscando a Benedetti, que era todavía una exploradora que no había llegado a la cima, se reía a carcajadas con mis historias, se reía mirando al cielo.
Era ese tipo de humano que innatamente tiene en su ADN el poder de motivar e impulsar a los que buscan, quizás fue un gran explorador y su cima era llevar hasta allí a otros para que vieran el firmamento.
En aquella época del bachillerato él promovió a un grupo de jóvenes a hacer música y fueron por varios años en la ciudad nuestro vínculo. Hoy día los integrantes de ese grupo son reconocidos talentos en múltiples áreas.
Les dejo la mejor versión de Benedetti a cargo del “Grupo Lutania” que como siempre decía mi Profesor: “Lutania es una flor blanca en medio de un pantano”
Pero el tiempo es inclemente y duro con algunas almas, mi Profesor Freddy Vicente Sosa Guerrero, poeta, dramaturgo, catedrático, guionista, músico hoy no está en este mundo, se fue a escribir junto a Benedetti, y otros tantos, al infinito. Hasta siempre mi Querido Profesor, no pude darle una flor blanca el día de su muerte, pero creé una casa con cemento firme, con ventanas de roble y puertas de bambú. Todavía no sé escribir pero lo intento.
Corazón coraza.
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
amor si no te miro
porque tú siempre existes
dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y no te tenga
y no
y aunque la noche.
Categorías:Pensamientos Encontrados
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