
Achinas los ojos mirando el cielo y la plegaria te sale del pecho instantánea:
Padre nuestro que estás en los cielos
santificado sea tu nombre Sol
venga a nosotros tu reino de Luz;
hágase tu voluntad de Amor
en la tierra como en el cielo.
Tomás dos mates y doblas por el callejón del Algarrobo camino al oeste en busca del otro alimento. Te vas cantando la Canción de Walsh con agradecimiento a ese corazón de madre de tantos niños.
Canción del jardinero
Mírenme, soy feliz entre las hojas que cantan
cuando atraviesa el jardín, el viento en monopatín.
Cuando voy a dormir, cierro los ojos y sueño
con el olor de un país, florecido para mí.
Yo no soy un bailarín porque me gusta quedarme
quieto en la tierra y sentir que mis pies tienen raíz.
Una vez estudié en un librito de yuyo
cosas que solo yo sé y que nunca olvidaré.
Aprendí que una nuez es arrugada y viejita
pero que puede ofrecer mucha, mucha, mucha miel.
Del jardín, soy duende fiel, cuando una flor está triste
la pinto con un pincel y le toco el cascabel.
Soy guardián y doctor de una pandilla de flores
que juegan al dominó y después les da la tos.
Por aquí, anda Dios con regadera de lluvia
o disfrazado de sol, asomando a su balcón.
Yo no soy un gran señor pero en mi cielo de tierra
cuido el tesoro mejor, mucho, mucho, mucho amor
Maria Elena Walsh
Categorías:El Susurro de las Gárgolas
Felicitaciones, hermoso escrito👏👏👏👏👏📖✍🇦🇷
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Gracias Zuzy por leer y comentar!
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