UNA VENTANA AL PSICOANÁLISIS: “Música y Dictadura”. Por MARÍA NIEVES GOROSITO

Para desarrollar la temática elegida para esta ocasión, voy a partir de una idea que trabajo en mi ensayo “El fenómeno Queen desde la mirada del psicoanálisis vincular”: El rol vincular del sufrimiento y el arte como medio de elaboración de situaciones traumáticas. Puesto que los músicos argentinos con su arte honraron la vida, contagiaron lucha y esperanza a sus seguidores; con la poesía de sus canciones imprimían vida, pelea por la libertad y contaban su verdad en un escenario desbordado de dolor, castigo y muerte.

Fue la época de la dictadura militar Argentina, un tiempo de mucho sufrimiento social. Los militares bajo la bandera de los derechos humanos y valores cristianos, bajo una figura paternal protectora y disciplinante,  pero que, a su vez, no admitían ninguna disidencia y  aplicaba el castigo con rigor a todos quiénes cuestionaran sus ideas. Los artistas tenían la mirada de la censura y la amenaza a cada paso, por no compartir los modos del “proceso de reorganización” llevado a cabo por la junta militar; nuestro artículo hará un recorte para trabajar a una parte de ellos, los músicos.

Mara Favoretto trabajó en su investigación cómo fue para el rock nacional la dictadura militar un proceso en el que a diferencia de lo esperado: sucumbir ante la censura, logró con su música no sólo sobreponerse sino crecer.

La autora explica que el rock queda ligado a la figura del joven subversivo considerado el enemigo a combatir por el régimen militar. En éste y su música que “corroe y aparta a la juventud del bien” se instala el aparato persecutorio. Sin embargo, desde este trabajo queremos extender el rol denunciante y desafiante de la música en general en esta época. Según las propias palabras de los militares su enemigo a vencer tenía la habilidad de camuflarse, disfrazarse y penetrar en las escuelas, universidades e incluso en los medios de comunicación con el objetivo de confundir y guiar a los jóvenes por el mal camino. Ante tamaña habilidad del enemigo sólo cabe la intervención de una fuerza especializada y altamente entrenada en la detección de tan potente amenaza. Esta ideología daba a los militares los justificativos para tomar bajo su mando el control de la educación, la cultura y los medios. Puesto que se presentaban a sí mismo como los únicos capaces de llevar esta misión con éxito.

Fueron así que las faltas de certezas y la información confusa llevaba a una autocensura y al terror paranoico, lo que condujo a un individualismo en el que la gente se encerraba en sus cuatro paredes o en la frase “algo habrán hecho”; de este modo generaban una atmósfera perfecta para la desunión social que su ejercicio del poder requería. Se confiscaban libros que según ellos contenían ideas marxistas,  o contenido sobre psicoanálisis, así como también se inspeccionaban  las escuelas y bibliotecas públicas constantemente; lo que Beatriz Sarlo llama como “medidas ejemplares”  cuya efectividad no sólo depende de los militares sino genera su vez una censura por la acción publicista de  bibliotecarios, libreros, editores y la gente en general, en su mayoría guiados por el miedo apoyaban el régimen represivo del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”.

Pero los músicos como Mercedes Sosa, Charly García y Víctor Heredia, entre otros, aún coartados en su libertad, encontraron un nuevo modo con su creatividad para disentir y saltar la censura. El corazón del arte es la capacidad que tiene para unir y conectar al creador y el receptor de su obra. Varias son las canciones que funcionaron como mensajes disidentes y le generaban un dolor de cabeza al régimen; efectos que sólo obras de un gran valor artístico podrían lograr. A partir de allí las persecuciones y exilios a estos grandes artistas.

Mercedes Sosa cuenta, luego de su regreso de Madrid donde transcurrió su exilio, como fue la noche del viernes 20 de octubre de 1978 en el Almacén San José, de la ciudad de La Plata. Las autoridades militares tomaron como desafío la conducta de la cantora de dar un concierto para 300 personas, porque estaban prohibidos los recitales con mucha gente. Cuando Mercedes pide abran las ventanas para que escuchen las personas que habían quedado afuera, en breve se presenta la policía y la arrestan junto a varios asistentes. Las causas que los voceros dieron a conocer de su arresto es que en el show hubo canciones que estaban prohibidas. Luego de ese incidente y por las amenazas que sufría constantemente decide dejar el país para refugiarse en Europa. Sin embargo, su lucha continua desde allí en los conciertos que daba en el viejo continente. La canción de lucha más destacada y bajo la cual muchos de los exiliados pusieron su voz y dolor fue: “Como la cigarra” de María Elene Walsh.

Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí resucitando
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
Porque me mató tan mal
Y seguí cantando

Cantando al sol como la cigarra
Después de un año bajo la tierra
Igual que sobreviviente
Que vuelve de la guerra

Tantas veces me borraron
Tantas desaparecí
A mi propio entierro fui sola y llorando
Hice un nudo del pañuelo pero me olvidé después
Que no era la única vez
Y seguí cantando

Cantando al sol como la cigarra
Después de un año bajo la tierra
Igual que sobreviviente
Que vuelve de la guerra

Tantas veces te mataron…

Por su lado, Charly García también fue un músico reconocido en la lucha por la libertad de los argentinos. Se sumaba con su arte al grupo de los llamados, por la junta militar, como los subversivos; no sólo por su contenido en las letras sino también por su actitud desafiante.

Los discursos oficiales eran de estilo mesiánicos y cargados de amor familiar y cristiano.  Iban de la mano al consumismo y la superficialidad de la televisión y el cine de la época. Pero por otra parte sacaban leyes como la del 15 de septiembre de 1980 “Ley de Radiodifusión”, en la que pedían a las emisoras contribuir para establecer la unidad nacional, fortalecer la fe y la esperanza en los destinos de la Nación Argentina, y junto a este pedido anexaban una lista de 242 temas musicales prohibidos. Aunque esto en los músicos tuvo repercusiones en su acceso a las discográficas o cambios en sus repertorios y letras; ellos no se cansaban de dar pelea contra los que querían silenciarlos. A medida que crecía la censura, crecía la creatividad metafórica de los artistas que los unía en complicidad para exigir paz y libertad.

“Desarma y Sangre” de Serú Girán, fue otro de los ejemplos que reflejaban el hartazgo a la censura del “ángel vigía”, manera en que denomina en la canción al régimen militar. Puesto que pretendían posicionarse como cuidadores y protectores de la sociedad mientras, con sus manos no dejaban de asfixiarla.

Tu tiempo es un vidrio
Tu amor un faquir, mi cuerpo una aguja
Tu mente un tapiz.
Si las sanguijuelas no pueden herirte

No existe una escuela que enseñe a vivir.
El ángel vigía descubre al ladrón
Le corta las manos,
Le quita la voz,

La gente se esconde
O apenas existe,
Se olvida del hombre, se olvida de Dios.
Miro alrededor,

Heridas que vienen, sospechas que van
Y aquí estoy
Pensando en el alma que piensa
Y por pensar no es alma,
Desarma y sangra

“Podemos pesquisar que el dolor (pulsión de muerte) también nos une, cumpliendo un rol vincular. Y allí dónde el sufrimiento nos une, el arte nos brinda una herramienta para hacer algo con este dolor transformándolo en pulsión de vida. Pero a su vez, luego de esta transformación interna lograda podemos producir una transmisión que genere en el otro el mismo circuito transformador de pulsión de muerte a pulsión de vida. Y de este modo podríamos cambiarle la cara al rol vincular del dolor hacia un vínculo de mutuo soporte, apuntalamiento y reestructuración” (Gorosito. 2019, p.66 )

Melómanos o no, creemos que difícilmente alguien pueda negar que alguna vez fue tocado en las profundidades de su espíritu y en la fibra más íntima de su cuerpo por la música. Dos procesos suceden para que esto ocurra, uno es aquél que en psicoanálisis llamamos “sublimación”; por medio de ella el sujeto transforma sus pulsiones libidinosas encontrando un modo más acorde y aceptado en su vida en sociedad, canalizando allí toda su desmesura y dando lugar a algo nuevo y creativo. Existen varias actividades que le permiten al individuo sublimar: el trabajo, el juego y la más conocida por su excelencia es el arte, en la que incluimos la música.

El otro proceso del que hablábamos lo tomamos del psicoanalista rosarino Juan David Nasio, y es la “transmisión”. Hace referencia al efecto que provoca el trabajo del artista en las personas, en su público. Como logra mediante su “ars poética”, término utilizado por Sigmund Freud, generar un estado de hipnosis y pasión, similar al vivido por el artista en el momento de su creación. Si asistimos a un concierto musical podemos dar cuenta de la siguiente imagen: el artista desplegando su arte no sólo por medio de su música sino mediante la expresión corporal. El espectáculo se completa gracias a la interacción con los espectadores, y éstos respondiendo ante ello mediante conductas de lo más disímiles que reflejan cómo éste ha calado hondo en sus emociones.

El cantante, adueñándose del escenario, arrasa con la realidad del momento e implanta lo “simbólico” construyendo un universo, su mundo de fantasías; al que construye con sus propias leyes y deseos. Adopta en él un rol de anfitrión, invitando a su público a revivir y sentir en su mundo de fantasías las propias, aquellas que cada espectador lleva consigo. De este modo la música en ese momento en las gargantas del artista y su pública proclamaban la libertad que le habían rebatado.

Es así, que el músico y su público, mediante la proyección y la identificación de sus emociones logran un vínculo de intercambio tan básico y primitivo que provoca un mundo de ensueños. Ambos se habilitan, en esta realidad paralela del “como si real”, a gozar de sus fantasías, sin remordimientos, sin vergüenza e incluso pueden tramitar experiencias dolorosas – sufrimiento – y convertirlas en pulsión de vida, o como en este caso motor de lucha para la libertad.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Nasio, J.D (2015). Arte y psicoanálisis. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós.
  • Gorosito, M.N. (2019). El fenómeno Queen- Desde la mirada del psicoanálisis vincular. Córdoba: Alción Editora.

 



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