CONVERSACIONES CON ESCRITORES: Entrevista a Gabriel Jiménez Emán, Segunda Parte. Por ANA ANKA

Gabriel Jiménez Emán

Premio Nacional de Literatura 2019 Venezuela

Fondo Editorial Vuelta y Vuelta.  Colectivo Editorial TinteMoriche

Fundación Cultural Neoana para la integración de las Artes

  Poeta, narrador, ensayista, traductor, investigador, antologista,  compilador y director de la Revista Latinoamericana Imagen; nace en Caracas el 21 de Junio de 1950 y actualmente reside en Coro (Estado Falcón). Mantiene una fructífera producción literaria en diversos géneros literarios.  Se inicia a los veintitrés años con la publicación del libro de microrrelatos ‘’ Los dientes de Raquel’’ del año 1973, y con  más cuentos breves como: ‘’ Los 1001 cuentos de 1 línea (1980), ‘’Saltos sobre la soga’’(1975), ‘’Relatos de otro mundo’’ (1988), ‘’Tramas imaginarias (1990), ‘’Biografías grotescas’’ (1997), ‘’La gran jaqueca y otros cuentos crueles’’ (2002), ‘’El hombre de los pies perdidos’’(2005), y ótros y en Narrativa les mostramos algunas:’’La isla del ótro’’ (1979), “Mercurial’’(1994), ‘’Averno’’(2007), ‘’Hombre mirando al sur. Tributo al jazz (2014); Ensayos: Diálogos con la página’’ (1984), ‘’Provincias de la palabra’’ (1995) y en Poesía: ‘’Narración del doble’’(1978), ‘’Materias de sombra´´ ( Premio de Poesía de Monte Ávila, 1983), Baladas profanas (1993), Historias de Nairamá ( 2007),  Balada del bohemio místico.  Obra poética 1973-2006 ( Monte Ávila Editores, Caracas, 2010.

  • Ana Anka: Felicitaciones Poeta por su merecido Premio Nacional y reconocimiento a su larga trayectoria literaria. ¿Ud se lo esperaba?, y, ¿qué piensa en torno a los premios y por qué dice que son al azar?

Gabriel Jiménez: –No he dicho que los premios literarios sean al azar, sino que un premio casi siempre es un azar para un escritor, una casualidad afortunada que le toca a uno en determinado momento.

  • A.A: ¿Podrías contarnos cómo ha sido el proceso creativo en las diferentes etapas de tu vida y específicamente en la madurez cómo te sientes?

G. J: –En la juventud y la adolescencia todo es una efervescencia, un fuego en estado puro, algo maravilloso descubrir la literatura, un mundo otro, un mundo mágico que se oculta (y a la vez se abre) en las paginas de los libros, y uno aspira a que ese fuego siga así toda la vida, porque la literatura encierra como un ideal, algo en lo cual la vida se realiza y a la vez se perpetúa, uno desea que eso dure siempre, que cambie con la vida y a la vez permanezca, pues con cada escritor que nos apasiona el fuego va creciendo y va tomando formas distintas, pero uno tiene que seguir ahí, porque la madurez en literatura es muy relativa, pues uno siente que hay nuevas cosas por descubrir y mientras las esté descubriendo uno percibe una sensación de infinitud.

  •  A.A: ¿Cómo equilibra la pulsiones de Eros y Thanos, el ánima y animus en su creación literaria?  ¿Ha sido ‘secuestrado’ por estados de arrobamientos o extáticos?

G.J:–El impulso destructivo y el impulso creativo siempre han sido constantes en el ser humano, ahi está una fuerza generadora pero que también se compone de una pulsión negativa, de una carencia o de una culpa original, pero que a la vez se regenera y nos permite continuar, es algo inexplicable que tiene sus raíces en el origen de las especies tal vez, es algo que a veces escapa de la explicación racional. Las obras literarias tampoco pueden escapar a ello, pues ellas traducen la vida, esencialmente.

  • A.A: ¿Usted piensa que  la idea de la muerte o suicidio  nos ayuda a valorar más la vida? 

G.J:–Muerte es una cosa y suicidio es otra. La muerte forma parte de la vida, es inseparable de ella; en cambio el suicidio es una cuestion filosófica, o quizas el mas importante de los problemas filosóficos, como bien expuso Albert Camus. Unamuno decía que después de tanta lucha por vivir para terminar muriendo era una idea terrible. En este sentido, la vida puede parecernos absurda, sin sentido. Todos estamos aquí de paso, pero habría que esforzarnos mas en colectivo para que no parezca tan absurda. Recuerda aquel poema de César Vallejo, «Masa», donde un hombre que ha muerto resucitaba porque todos los hombres de la tierra se acercan a su cadáver y este se levanta porque ellos se lo piden, es una idea maravillosa, conmovedora.

  •  A.A: ¿Cómo se podría desmitificar la muerte de nuestras conciencias binarias?           

G.J:–La conciencia es otra cosa. La conciencia es el fundamento del filosofar, la conciencia nos permite la lucidez y mediante esa lucidez podemos construir cosas, mundos, teorías, principios, leyes, medir, razonar, pensar. Y construir ciudades, artefactos, aparatos, objetos para prodigarnos bienestar, comodidad. Sin la conciencia somos menos que animales. Mi opinión es que la muerte no se puede desmiticar nunca porque, como le dije, forma parte sustantiva de la vida, que también es a su vez un gran mito, pues si no somos mito no somos nada tampoco.

  •  A.A: ¿Son necesarios y fundamentales nuestros padres y madres literarios y qué piensas con el corte psicológico y parricidio simbólico?

G.J:–Bueno, siempre hay padres y madres en la literatura, eso es inevitable. En mi caso, mi padre biológico también fue un padre literario, Elisio Jiménez Sierra, que me estimuló mucho, pues mi casa estaba llena de libros y él vivía una intensa vida como poeta; y están también los mentores, los guías, los maestros, aquellos que uno imita en la manera de vivir y de los cuales también en algún momento uno desea diferenciarse, y eso cuesta mucho, creemelo, ese es un proceso muy difícil porque uno los tiene siempre como modelos literarios y humanos a la vez, y en mi caso son muchos: Garmendia, Sanchez Peláez, Palomares, Gerbasi, Valera Mora, Baica Davalos, Ludovico Silva, y también otros que uno no conocía personalmente pero admiraba como Garcia Marquez, Cortazar, Vallejo, Neruda. Entonces uno los admira por todo lo que pueden expresar como escritores, pero también los admira por su humanidad, por su rectitud moral o su simpatía, por su capacidad de conectarse también con otras realidades que rodean al escritor, como son las realidades sociales o políticas.

  • A.A: Nuestra actitud racional cargada de prejuicios nos angustia y neurotiza con ‘yoes’, el egocentrismo y narcisismo y no comprendemos que la vida se extiende más allá de lo conocido; ¿qué piensas de retomar las cosmovisiones ancestrales o del ‘volver a la normalidad’?

G.J:–Si, entiendo muy bien lo que dices. En la sociedad en que vivimos lo mas fácil es presentarse como triunfador, como persona exitosa, de acuerdo a los parámetros de triunfo que esta sociedad te ofrece, pero que no son mas que espejismos del ego, formas del narcisismo social que a larga ni nos sirven de mucho. Fíjate tú en este momento, de qué nos sirve tanto narcisismo cuando lo que necesitamos es solidaridad, comprensión mutua, humanidad, cuando tenemos que revisar tantas nociones vacías de éxito y triunfo, y lo que necesitamos es comprensión, amor, honestidad, sacrificio y desprendimiento para ayudarnos entre todos a construir una sociedad mejor. Por otro lado pienso que aquí no ha habido nunca ninguna normalidad ni nada que se le parezca, aquí casi todos hemos estado viviendo en una especie de enfermedad estructural mantenida en frágiles soportes ideológicos, pues carecemos de una verdadera ética y de una verdadera filosofia social, de un pensamiento vuelto praxis que nos ofrezca mejores ideales de vida, no tanto basados en el crecimiento, el progreso o la riqueza, hemos vivido inmersos dentro de un falso positivismo, dentro de un universo de ficciones ideológicas donde la economía se nos presenta siempre como la protagonista de la película, todo gira en torno de ella y entonces cuando ella falla todo falla también, y ésto se convierte como en una especie de juego absurdo que nunca conduce hacia una solución real, justamente porque carece de una filosofía, de un pensamiento profundo acerca de lo humano y su relación con la naturaleza, y ahí estoy de acuerdo contigo en que nos hace falta aprender varias lecciones de las sociedades ancestrales. Aquí lo que tenemos que volver es a la sensatez, a la equidad, a la justicia, porque aquí nunca ha habido ninguna normalidad.

  • A.A: Qué nos puedes decir acerca de si te has sentido algunas veces poseído por los designios del destino o si eres el dueño de tu destino o no?                                                                                                      

G.J: –¿El destino?  Casi no pienso en eso. Que estemos predestinados para algo, que tengamos un fatum es una idea fuertemente hermosa. Creo que esa idea en el fondo es el fundamento de la idea de Dios. Que dios nos creó para algo, para cumplir una misión en este mundo o en el otro, es una idea grandiosa, monumental.

  • A.A: Poeta, ¿puede explicarnos cuando ud respondió a una entrevista reciente de ‘expulsar sus demonios con la escritura le ha dado una lucidez en aras de una felicidad inexistente’.

G.J:–Siempre he pensado que los demonios estarán alli siempre, pero pueden ser controlados. Las religiones se inventaron para eso, para controlar a los demonios, pero la verdad no se si lo han logrado. Dentro de nosotros habita el alma animal y el alma vegetal y solemos devorar animales y vegetales para poder mantenernos, pues pertenecemos a ciclos de vida que giran y se mueven con el planeta, no te olvides de eso.

  • A.A:  ¿Qué nos puedes decir a la máxima del escritor Cioran?: ‘La vida solo es posible si hay olvido’. G.J:–No me gusta esa frase de Cioran, no la veo dentro de su anti filosofía, que es más fuerte. Creo que mas bien vivimos con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
  • A.A: Parodiando al poeta Dante, ¿será necesario pasar por los infiernos, sombras y diluirse para escribir poesía?                                                                                                                                         

G.J:–Si. La idea o la sensación de un infierno es algo sencillamente extraordinaria por la simple razón de que atravesamos a diario incontables infiernos. Nos hallamos rodeados de infiernos cotidianos, además de los infiernos interiores que son aún más fuertes. Esa obra del Dante es una puesta en escena del tránsito de la vida por el paraíso, la niñez, el amor, el sexo, la pasión, el averno, el purgatorio, el infierno, donde se casan el infierno y él paraíso, todo en un solo poema dramático que es la joya del Renacimiento europeo. Hasta ahora en Occidente no ha habido nada que supere al Renacimiento, excepto quizá el Romanticismo. Pero con el romanticismo ha habido demasiados equívocos, mientras que el Renacimiento se mantiene casi incólume en el tiempo. La Comedia del Dante es al mismo tiempo una épica, una lírica y una dramática, creo yo. Escribí una novela «Averno» donde intenté actualizar la imagen del infierno en la ciudad de Caracas, donde yo nací, a través de personajes quise dar una ia idea de un mundo futurista donde nos estaban esperando una serie de plagas inventadas por nosotros mismos, los seres humanos, que cuando nos lo proponemos podemos hacer mas daño que cualquier otra bestia infernal. Cuando sólo pensamos en poder, en dinero, en placer o en posesión nos llevamos por delante cualquier ideal social o colectivo. En lo futuro tiene que haber movimientos sociales de relevo para cambiar el estado actual de las cosas, pues vamos por un despeñadero.             

  • A.A: Poeta, ¿cómo se te dio usar el humor en tu obra literaria?, y, eso de ligar el humor con la ternura…¿qué te parece si la empleas con la compasión?

G.J:–Lo que ocurre es que el humor nos salva de tanta gravedad, de tanta seriedad. La sonrisa, la risa, la burla, la carcajada, la sátira nos elevan por momentos por encima de toda la tragedia humana, pues en verdad, como pensaban los griegos, nuestra vida se mueve entre esos dos polos, y eso es inevitable.



Categorías:Conversaciones Siete Artes

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