
Cómo Violeta Parra presentía lo que pasaría con este genocida Pinochet? Ella toda cultura, poeta y profeta, que recuperó el saber popular de nuestros pueblos aborígenes y vivió el desprecio, al ser invisibilizada. Recuerdo a la cantora Violeta en mi infancia de Lima en sus cantos de amor y libertad y con ese lema que hizo suyo: ‘’¡El pueblo unido, jamás será vencido!’’. Cómo viví el teatro de calle del rico Perú y de la retamita amarilla del Sendero Luminoso; tiempos de mi padre comunero, de la Tierra es de quien las trabaja, pero los terratenientes, ‘’mistis’’ eran hasta dueños de los ríos, cerros y del pueblo. ¡cuánto nos enseñó a rebelarnos la poeta! Con su voz dulce y vibrátil.
Mientras en casa se recibía al escritor José María Arguedas, su paisano de Andahuaylas de mi padre, el poeta indigenista, Profesor de la universidad Mayor de San Marcos. Con conciencia de clase ayudaba a los campesinos. En casa sonaba el charango, la zampoña, la quena, la antara, el violín y los saxofones con fiestas de amanecida de jaranas chileno -peruana, a pesar de la xenofobia ‘normal’ fronteriza, provocadas por el imperialismo en la guerra del Pacífico, y casi nunca nunca hubo separación en el pueblo con los bailes de la marinera, cueca y de la zamacueca, a pesar de un odio bombardeado entre ambas naciones.
Ella, quien fue torturada en la dictadura de Pinochet y testigo del desmembramiento de patrimonios culturales y asesinatos de artistas, perseguidos, torturados y desaparecidos músicos, poetas, artistas plásticos, bastando solo como ejemplo de barbarie lo ocurrido con Víctor Jara, quien fue detenido, junto a otros profesores y alumnos. Lo llevaron al Estadio Nacional de Chile, donde permaneció detenido durante cuatro días…Violeta del Carmen Parra Sandoval, ya presentía en sus canciones de protesta , en su Arte la tragedia que se avecinaba. Ella nacía un 4 de octubre de 1917, en San Fabián de Chile y avizoró estas terribles realidades en sus denuncias y sueños de una Universidad popular.
Nos explica en una carta sus motivos, que salen a la luz pública cincuenta años después, pues, la misiva fue dirigida a su hermano Nicanor, el anti-poeta. Revelada por la periodista Sabine Drysdale, dice: ’’ Mi madre es una Reina mañosa. La Carmen Luisa despertará frente al vacío que deja su madre.- me cago en los discursos de despedida.(…) – los revolucionarios clandestinos le han quitado una luchadora al país.-no tuve nada. Lo dí todo. Quise dar, no encontré quien recibiera.- Angel está prisionero. Isabel también. Carmen luisa también, pero de la nebulosa. Y no como los anteriores huevoncitos grandes. Los deslumbran los encerados.- pucha que gran tipo Nicanor. Sin él no habría Violeta Parra. Pero al pobre yo le escondo todo porque le rompe el corazón.- el presidente Frei es un farsante . Fidel es un romántico. Lenin se equivocó.- No quiero que mis hijos sean más cobardes ‘’ ( Extremas, Ediciones UPDS, 2019)
Apenas con 49 años te fuiste con las estaciones del Pacífico, 49 años al fondo marino ensangrentado de espumas. Violenta bipolar de lúcida locura nos embriagas de lucidez, al canto de las golondrinas y alcatraces, quien en la cabaña al lado de la Carpa Reina, silenciosa aprieta el gatillo un domingo, cinco de febrero 1967, se dispara y nos dice: “yo no me suicidio por amor, lo hago por el orgullo que rebalsa a los mediocres’’

Arauco tiene una pena
Arauco tiene una pena
Que no la puedo callar,
Son injusticias de siglos
Que todos ven aplicar,
Nadie le ha puesto remedio
Pudiéndolo remediar.
Levántate, huenchullán.
Un día llega de lejos
Huescufe conquistador,
Buscando montañas de oro,
Que el indio nunca buscó,
Al indio le basta el oro
Que le relumbra del sol.
Levántate, curimón.
Entonces corre la sangre,
No sabe el indio qué hacer,
Le van a quitar su tierra,
La tiene que defender,
El indio se cae muerto.
Y el afuerino de pie.
Levántate, manquilef
(…..)
Arauco tiene una pena
Más negra que su chamal,
Ya no son los españoles
Los que les hacen llorar,
Hoy son los propios chilenos
Los que les quitan su pan.
Levántate, pailahuán.
Ya rugen las votaciones,
Se escuchan por no dejar,
Pero el quejido del indio
¿ por qué no se escuchará?
Aunque resuene en la tumba
La voz de caupolicán,
Levántate, huenchullán.
Categorías:Latinoamérica Arde
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