
Un buen libro de terror
El género de terror es uno de los más prolíferos y con grandes autores como referentes internacionales desde hace mucho tiempo. La literatura es una disciplina que nos permite vivir emociones con la seguridad de saber que no es real, poder disfrutar de las sensaciones de miedo, expectación y ansiedad. Sin embargo, poder generar esas reacciones en los lectores no es un trabajo sencillo y cuando hay una pluma capaz de hacerlo con exquisitez es de agradecer.
Uno de los libros de terror que cumple su propósito y más, es “Oasis Diner”, de M.A. Vegara. Una novela que uno no puede soltar hasta llegar al final, que genera la necesidad de seguir leyendo para saber qué ocurrirá, quiénes se salvaran y quiénes no. Una obra que logra dejar una sensación de incertidumbre incluso horas después de llegar al final, que hace que cuando debemos apagar la luz para dormir nos surja ese escalofrió que te dejan los buenos libros de terror.
Sinopsis del libro:
En algún lugar entre Albuquerque y la pequeña localidad de Grants, en pleno desierto de Nuevo México, existe un extraño bar de carretera llamado «Oasis Diner», donde habita una oscura presencia que atrae a los viajeros que se desplazan a lo largo de la interestatal 40. Sin embargo, no todos podrán sentir la misteriosa atracción de este lugar; solo aquellos a los que el “Oasis Diner” elija serán capaces de percibir su siniestra y tenebrosa llamada. Un lugar perdido en mitad de ninguna parte, donde el tiempo se detiene y en el que el terror no tiene rostro. Un terrible lugar del que no podrás escapar si los extraños seres que lo habitan deciden pronunciar tu nombre, el cual dejará de pertenecerte para permanecer eternamente escrito entre las fantasmagóricas sombras del más allá.
Según el autor el libro tiene similitudes con Expediente X (The X Files), una serie que él considera como una de las mejores del género fantástico.
A continuación podemos leer sus respuestas a una entrevista realizada en torno a este
libro:
Contame un poco de tu relación con la literatura y la escritura.
Pues la verdad, mi relación con la lectura se pierde en la noche de los tiempos, aunque,
en realidad, te podría decir que, aparte de los típicos libros que leía de pequeño en el
colegio, será sobre los trece años, cuando comencé a tener una relación sólida con la
literatura, entendida ésta como el gusto por determinados géneros y autores.
Mis primeras lecturas, digamos “sólidas”, se movieron en el terreno de los clásicos de la
literatura española, siendo El Quijote y El Guzmán de Alfarache mis obras de referencia de
aquellos años. Quizá por ello, siempre me ha gustado la novela en la que, sea cual sea su
género, inserta ciertos toques de humor en la trama.
Además de los clásicos, me encanta sobre todo el género fantástico, especialmente el
terror. Obviamente, mi autor de cabecera es Stephen King, sobre todo por lo que apuntaba
más arriba: sabe salpicar sus historias con esos toques de humor y de cotidianeidad a que
me refería como nadie, lo cual es una virtud que muy pocos tienen. Sin duda, en la cúspide
de autores de referencia se encuentra Edgar Alan Poe y H. P. Lovecraft.
También me encanta la novela negra, con autores indispensables como Dashiell
Hammett y Jim Thompson, siendo de este género la detallada descripción de las
atmósferas, personajes y escenarios lo que me atrapa.
Aunque mi primera novela la publiqué el año pasado, desde muy joven me gustó eso de
escribir. Ya en el instituto escribí mi primera novela corta en un taller de novela que
nuestro profesor montó. Desde entonces, siempre tuve el gusanillo de publicar mis escritos.
¿Cómo surgió la idea de esta historia?
Pues la idea me vino una noche, mirando a las estrellas. Su inmensidad y, a sabiendas de
lo insignificantes que somos, decidí encuadrar la historia en uno de esos lugares inhóspitos
que, precisamente bajo las estrellas, lo son aún más; y que mejor lugar que el desierto de
Nuevo México.
¿Cuál fue la razón para elegir un restaurante de carretera como punto de
encuentro entre estas diversas historias?
Los restaurantes de carretera son de esos lugares a los que, con absoluta confianza,
entregamos toda nuestra seguridad cuando estamos de viaje. Sí, se trata de lugares
aparentemente “inocentes”, en los que buscamos atención y servicio, lo cual presuponemos
que vamos a encontrar sin más; sin embargo, nunca nos paramos a pensar que, quizá,
alguna vez podemos encontrarnos en su interior con algo más y, desde luego, más aterrador
que una taza de café aguado.
Estas criaturas extrañas, ¿esconden algún simbolismo o metáfora?
Probablemente encierren bastante más de nosotros de lo que imaginamos. En realidad, el
ser humano es un animal gregario (que vive en grupos sociales) por naturaleza, que necesita
siempre de la seguridad de un líder, de una comunidad en la que obtener reconocimiento
social y acomodo. Estos seres (ficticios) no serían más que otra sociedad, otra comunidad,
digamos “diferente”, pero no muy distinta de las comunidades en las que nos
desenvolvemos de forma cotidiana. Cierto es que son “raros”, pero no son muy distintos de
nosotros y lo que buscan es ampliar su grupo con aquellos individuos que responden a
determinadas características. Podría decirse que viven a caballo entre dos mundos
paralelos: el suyo y el nuestro.
En principio el autor no tenía pensado continuarlo como una saga o conjunto de historias
con estas mismas criaturas. Sin embargo, dado el interés de los lectores está considerando
hacerlo. Agradezco a M.A. Vegara por responder a mis preguntas.
Datos del libro: “Oasis Diner”, de M.A. Vegara (2019, Edición independiente, Género:
Novela de terror, Págs. 246).
Categorías:Reseñas de Lápiz y Papel
Deja una respuesta