
Mi interés por el dibujo comenzó en la temprana infancia y lejos de ser solo un mero entretenimiento o actividad recreativa se fue convirtiendo en una necesidad que terminó por revelarse como algo primordial. En búsqueda de ampliar mi conocimiento en la disciplina llegué a la escuela de Bellas Artes con mayor trayectoria en Córdoba luego de haber transitado años atrás la carrera de Diseño Textil y de Indumentaria.
Participé en diferentes muestras colectivas e individuales, formé parte de equipo de restauradores del Teatro Libertador General San Martin, participé con dos personajes del desafío online “Batman day” y en el último año, colaboré en la restauración de las esculturas de Unquillo y realicé prácticas de conservación en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa.

En el año 2019 desarrollé una serie de pinturas que unifican el valor de los materiales desechados, mi carácter ilustrativo, la curiosidad por la literatura de ficción y mi inclinación por la música. A pesar de que mi relación con la pintura se encontraba en deterioro, me arriesgué a un procedimiento más instintivo y desprovisto de métodos y técnica.

Una pintura con su lienzo rasgado encontrada en la calle, una porción de fenólico resto de alguna construcción, los estantes de algún placar viejo, la tapa de algún tacho de pintura, un fragmento de machimbre, las hojas de un libro arrojado a un contenedor y láminas de una revista de arte depositada en la puerta de un edificio, fueron algunos de los materiales que pasaron de ser descartados y olvidados, para renacer en soportes y convertirse en los escenarios de personajes que salieron de un libro de ciencia ficción.

De visita por una tienda de revistas usadas, conseguí a muy bajo costo el libro “Freedom: Todo Está Bajo Control. Todo”, sin poder alejar mi pensamiento de los protagonistas, tuve la necesidad de contar sobre sus historias, ellos tenían algo que me provocaba admiración, cada figura, asume la lucha contra las desigualdades sociales y económicas y los privilegios políticos al tomar partido por un revolucionario programador de video juegos, que además de crear un virus, para infectar los sistemas informáticos de empresas y del gobierno, intenta instaurar un nuevo orden mundial a través de un sistema de comunicación denominado “la red oscura”.

Para construir cada personaje me basé en la descripción de la novela y además utilicé la música como un medio para configurar su identidad. Realice para cada uno, una serie de bocetos, incentivada por bandas de rock de tipo instrumental, psicodélico, experimental y progresivo y elegí para poder interpretar a cada actor, una canción que me ayude a explorar sus características y a reinterpretar su figura, como si fuera el espíritu de cada personalidad y me contara sobre cómo se sintió en determinado momento de la historia. Escuché cada canción por horas mientras dibujaba, y a veces, durante días, de alguna manera mientras duró el proceso, se creó un lazo en el que ya no podía distinguir el límite entre la canción el personaje y la pintura.
La Red Oscura es el nombre que titula la seria de nueve pinturas donde conviven música plástica y literatura.
Categorías:Cultura Interior
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