
Tendrían que existir las palabras
Palabras que digan cuando hablo
¿O acaso se me ocurre un nombre?
No.
Se ahuecan ante tanto
el sentido se escurre cojeando su poco
es pálida referencia del espanto,
mi triste rodeo
O mejor, derrumbar a martillazos el dique
-continente falaz de algunos términos-
y que desborde la realidad de todos los tiempos
Tendríamos un océano de voces
Eso sí.
Murmullo feroz devenido aullido
como pasa cuando a fuerza de presión
se enmudecen las bocas
¿Cómo nombro a esos pequeños pies sobre el cemento
no por placer sino por olvido?
¿O a esos ojos que perdieron la mirada tras el hambre?
¿Los ves?
Ellos no, y sin embargo
sus panzas chillan
aún.
👍
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