
El psicoanálisis se entrelaza con la literatura de ficción y el arte de las letras en cualquiera de sus formas para articular saberes y promover la circulación de la palabra de un modo especial: vehiculizando las inquietudes emergentes. La literatura y el psicoanálisis son disciplinas que piensan la condición humana recurriendo al mismo método: ambas trabajan con las palabras. A partir de allí, más de una analogía puede trazarse al respecto. Por caso, tanto la literatura como el psicoanálisis son narraciones (de ficción o clínicas) que construyen un relato que va tejiendo cierta trama.
Las palabras, tan efímeras, tan laxas, tan subjetivas, tan llevadas por el viento, tan devueltas por el mismo…su permeabilidad nos da cuenta de la subjetividad del ser humano a la hora de articular la palabra. La mirada extrañada de la literatura sobre el sujeto y el mundo que éste habita es el punto de partida para obtener herramientas que habiliten una nueva forma de leernos a nosotros mismos. Una vez más, diversas disciplinas del arte y el intelecto se nutren en perfecta simbiosis y los nexos entre ambas pueden proveer un rico territorio de análisis.
Partimos de la base de que somos seres culturales, en tensión permanente. Es por ello que, desnaturalizar la mirada que se tiene sobre algunos mandatos que nos definen y rotulan nos abre las puertas de un válido auto-cuestionamiento. Conocer el entramado de la mente humana puede resultar una aventura apasionante en obras como “El Extranjero de Albert Camus, “Demian” de Herman Hesse, “La Paloma” de Patrick Suskind, “Psicosis” de Robert Bloch, “De Entre los Muertos” de Boileau/Narcejac, “Delirio” de Laura Restrepo y “El Psicoanalista” de John Katzenbach.
Estos disparadores que surgen a través de la lectura y la articulación con el psicoanálisis nos permite abordar los textos con una lógica diferente, habilitando un recorrido que intente construir respuestas acerca del hombre de nuestro tiempo.
Categorías:El Buscón
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