
Abrir la puerta a los vínculos
¿Es quizás en la creencia de la muerte inminente donde descubrimos la vida? En El largo funeral del señor White, de Eugenio Prados, un hombre mayor, de fortuna, busca quien lo acompañe en sus días finales para registrar sus últimas palabras por escrito. El relato plantea que lo que buscamos no es lo que en verdad buscamos. ¿Será que hay que dejar una puerta abierta, como se dice coloquialmente, a lo que depare el destino?
En la biblioteca de Eugenio Prados hay relatos de Cortázar, Guy de Maupassant, Ambroce Bierce y Edgar Allan Poe, entre otros. Y sin ellos no hubiera podido escribir esta historia. La recopilación existente de las supuestas últimas palabras que han dicho personajes célebres antes de morir, como Edgar Allan Poe, Oscar Wilde y Mozart, le generó al autor el interés de pensar qué pasaría si alguien se las tomara en serio y dedicara en exclusiva los últimos años de su vida a crear la frase perfecta antes de irse de este mundo. Algo que fuera recordado por futuras generaciones. De ahí nace el personaje del señor White.
Cuando escribe, Eugenio Prados nunca tiene un final claro y preciso. Se deja guiar por la sensación de hacia dónde va la historia, dónde son más importantes los personajes y cómo piensan. No le interesa un final prefijado que no sea lógico a los comportamientos de los personajes. Está abierto a que la historia lo sorprenda y lo lleve por caminos que no había pensando en un principio.
El largo funeral del señor White habla de algunas preguntas sobre la muerte que desde siempre han rondado al autor. El ansia de ser recordados, la imposibilidad de la inmortalidad, lo poco que pensamos en la muerte, y a la vez lo poco que pensamos en la vida y la rapidez con la que transcurre. Para representar esta dualidad surgieron los personajes del señor White, un hombre mayor obsesionado con que pronto la muerte lo va a atrapar, y el criado, una persona más joven e ingenuo que vive de una manera sencilla. Ese choque entre los dos, en el que cada posición tiene ventajas e inconvenientes, era lo que más le interesaba.
El autor piensa que el señor White tiene más que él de cualquier otra persona real. Sobre todo cuando ve el lado negativo de las cosas, o no aprecia lo que tiene de bueno el presente y se refugia en el pasado o se agobia por el futuro. El relato es, en algún punto, un diálogo consigo mismo que le permite disfrutar de otros puntos de vista.
El tema de la familia, presente en el libro, es algo que surgió al escribir. La relación entre el señor White y su criado, sus maneras tan opuestas de ver la vida, es lo que más orgullece al escritor respecto a esta historia. Esa mezcla entre seres extraños y familiares, que al principio son dos desconocidos y luego parecen un padre y su hijo, o un abuelo y su nieto.
Si bien este libro no intenta dejar una moraleja, genera que uno reflexione sobre ciertas cuestiones al terminar de leerlo. A lo largo de la historia, los dos personajes principales entablarán un vínculo que no esperamos y nos lleva a hacernos preguntas sobre las cosas importantes de la vida. Y sobre lo dispuestos o negados que estamos a permitir que el destino tome su propio camino, que no era el planeado.
Eugenio Prados considera que hacer de este relato una novela de quinientas páginas no tenía sentido para él. Prefiere que sea algo corto y potente. “Un cuento que se lea en poco más de una hora, pero que te acompañe en el corazón durante meses”, dice.
Otro de los elementos presentes en el libro es el humor, algo que el autor considera fundamental. El hecho de que el señor White sea un cascarrabias le permite tocar temas que hubiera sido aburrido desde una perspectiva más seria.
El impulso de escribir surgió, en este autor, desde joven, pero no fue hasta después de los treinta años que escribió su primera novela: Los Crímenes Mudos. Ésta tuvo una secuela: Jazz Letal. Luego surgieron relatos como El largo funeral del señor White y la saga de libros que más ha llegado al público: La Tienda Secreta, de la que hasta ahora ha escrito tres partes.
A Eugenio Prados le gusta saber la opinión de sus lectores. “No hay nada que me dé más satisfacción que charlar con un lector”, dice. Interesante esta idea. En una época donde el foco esta en el capitalismo, donde muchas veces se piensa en los libros como un producto equivalente a cualquier otro, hay que valorar a los escritores que ven la literatura como la posibilidad de entablar un vinculo real con el otro.
Agradezco a Eugenio Prados por responder a mis preguntas (digitalmente desde España), lo que hizo posible escribir este artículo.
Datos del libro: El largo funeral del señor White, de Eugenio Prados (2012). Edición digital independiente en Amazon.
Género: Relato extenso realista, Págs.: 53).
Categorías:Reseñas de Lápiz y Papel
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