RINCÓN CINÉFILO – «CINE Y TECNOLOGÍAS: LA NUEVA DIMENSIÓN DE LA IMAGEN EN TIEMPOS VIRTUALES» por Maximiliano Curcio

En un cine donde el factor tecnológico gana terreno cada vez más y más, y donde el componente humano queda relegado a expensas de ceder protagonismo, podemos ver como actores de carne y hueso son piezas de ajedrez en un tablero donde la tecnología decide el destino de los mismos. Hoy en día ha cobrado fundamental preponderancia la imagen virtual, en cuanto al aspecto que cobran en pantalla los efectos especiales, la manipulación de imágenes y el alcance de lo virtual. Solemos prestar excesiva atención a como se fragmenta lo humano y lo mecánico cada vez más, haciéndose por momentos prescindible la labor del primer factor. Sin dudas, problemáticas contemporáneas que van desde los programas de animación computarizada hasta el uso de la cámara digital, dos innovaciones que -por nombrar entre tantas- dictaminan las nuevas reglas en cuanto al desempeño de la estética. Normas aplicadas a causa dela manipulación tecnológica, por parte de una o por el nulo uso de efectos especiales por parte de la otra. Pensemos, por ejemplo, el gran impacto estético que resultó para el cine el surgimiento del Dogma 95, entendido como un auténtico regreso a las fuentes primigenias del séptimo arte.

En otras palabras, ante el agotamiento de las formas, suele elegirse el despojoabsoluto como respuesta ante el necesario cambio.Está claro que el “nuevo cine de blockbuster” imperante desde los ’80 y posibilitado por enormes presupuestos, mega producciones, innovaciones en el sonido y la utilización de técnicas digitales, ha favorecido un cine de la sensación. Se ha creado, entonces, un cine del espectáculo, incrementado en los últimos años por la irrupción y rápida propagación de los films en 3D. Y he aquí otro aspecto negativo a analizar: en detrimento muchas veces del guión, al que -para llenar huecos narrativos- lo inundan de efectos especiales de absoluta nimiedad. Este juego es parte de lo que ciertos teóricos denominaron la estética de la repetición, vale decir, una sucesión de imágenes tal que haceque la misma se construya en relación con otra, y así sucesivamente. Como resultado, prolifera hoy en día la multiplicidad de lenguajes, alejándonos cada vez más del romanticismo de la individualidad de la teoría de autor, propuesta por los primeros estudiosos del cine a comienzos del siglo XX.

En ese sentido, verificamos la tendencia más y más frecuente de hacer films animados con actores caracterizados en una computadora destinados para consumo infanto-juvenil, pero con temáticas adultas. La apuesta, puede comprobarse, termina distanciándose de la tradicional tendencia de hacer films animados con personajes animados para chicos, género inobjetable y necesario. Por el lado de la tecnología, el género animado y la ciencia ficción, Hollywood ha avanzado acorde a los avances de estos tiempos: vertiginosamente. A comienzos del nuevo siglo y de forma novedosa, dos grandes como Tom Hanks y Robert Zemeckis se unieron para dar forma a «El Expreso Polar», mientras Tim Burton y Johhny Depp coincidieron por enésima vez en el años 2005 pararodar «El Cadáver de la Novia». Antes de que estas dos películas vieran la luz ya podían evidenciarse estas tendencias visuales, ya sea para la realización de ciertos personajes en la saga de «El Señor de los Anillos» de Peter Jackson o para la implementación visual en «Matrix», film que impuso una tendencia a seguir. Poco tiempo más tarde, la entera concepción en base a efectos especiales de «A Scanner Darkly» se convertía en una apuesta aún más osada. Por otra parte, el avance tecnológico nos permite como cinéfilos y les permite a los amantes de la ciencia ficción disfrutar de películas como las revisionadas «Star Wars» o «La Guerra de los Mundos», por solo mencionar dos buenos exponentes recientes de la pasada década. Al fin, toda herramienta de progreso tecnológico también encuentra su exceso por el camino inverso y consigue ganar terreno, desplazando así al factor humano quien ya no resulta tan esencial delante de la cámara.

De esta manera, el instrumento tecnológico ya no resulta un vehículo para contar una historia, sino el pretexto en sí para que dicho componente sea el centro del relato. Para muestra basta un ejemplo: en el año 2005, en el Festival Internacional de Cine de Venecia se creó un apartado especial para mostrar films del género animado, acontecimiento que se da por primera vez en su historial. No es que este acontecimiento resulte una novedad a nivel mundial, sucede que su lado negativo resulta en ver que para tal implementación -entre otros cambios- la exhibición de films se redujo notablemente con respecto a la muestra anterior. Queda más que claro quién pierde en este sentido y el signo inconfundible de los tiempos que corren.Reflexionemos sobre el soporte digital a la hora de rodar, el cual baja ostensiblemente los costos de la producción. Del otro lado de la ecuación pensemos en Internet, plataforma que posibilita una distribución múltipley a gran escala.

Respecto de este punto, otra vez nos enfrentamos al tema de quién ostentará el poder económico para poder hacer frente a esta situación. Si evaluamos las nuevas posibilidades que generarían para el cine estas nuevas tecnologías, observamos que hay concepciones contrapuestas: por un lado las nuevas tecnologías soportan una fuerte carga ideológica. Algunos sostienen que los nuevos medios estimulan de forma inherente el comportamiento colaborativo y suprimen los efectos de la estratificación condicionados por nuestra identidad y en consecuencia la pérdida del individualismo. Partiendo del punto de vista renacentista y la gramática tradicional clásica, el mundo actual dista bastante en su tesitura del que conocimos en el Hollywood de la Edad de Oro. Es cierto mencionar que, aunque muchas voces hablan apocalípticamente del fin del cine, la situación actual recuerda a los inicios del cine como medio y su paso transitivo del mudo al sonoro y del blanco y negro al color. Esto se relaciona con los debates que se originan en torno a esta nueva situación que rescatan temas como: la especificidad, el papel del autor, el espectador, el realismo, la estética.

Así, el cine y la teoría del cine se ven transformados por los nuevos medios de comunicación. Dentro de lo hegemónico que puede resultar hoy en día el factor tecnológico en el cine, irrealidad y realidad virtual se mezclan con cierto escepticismo al tiempo en que la imagen y el valor de verdad que le atribuimos cambia rotundamente en la forma en que la percibimos y la definimos como tal. Dado el predominio de imágenes, cuando el enunciador de la imagen ya no necesita un molde del mundo real para otorgar forma visible a sus ideas más abstractas e improbables, el valor de verdad experimenta una profunda transformación.Por otra parte, cabe destacar que la irrupción casi desenfrenada de la tecnología en el cine a comienzos del nuevo siglo -ya sea para bien o para mal- no solo ha modificado los modos de producción de las películas sino también su estética y la filosofía del cine en sí misma. Y va mucho más alláde los efectos especiales que se realizan por computadora, que incluso a veces hacen llegar a prescindir de los actores mismos. Este tipo de películas que abundan en efectos especiales tienen su espacio hoy en día en lo que se llama el múltiplex, con las posibilidades técnicas que brindan el tipo de formato conocido como Imax.

En nuestros días la discusión respecto del terreno audiovisual ha ganado importancia y la reflexión se ha extendido a distintos soportes sean éstos fotográficos, electrónicos o cibernéticos. En este sentido el cine debe compartir su espacio con la televisión, los video juegos, los ordenadores de pc y la realidad virtual. Esta proliferación de nuevos soportes se observa en la producción cinematográfica misma que se presenta, muchas veces, como un espacio de diálogo con el digital, lo virtual y la televisión mostrándose como un entretejido que entrecruza todos estos soportes.

Tomando la cara negativade esta moneda, la proliferación de Internet como medio masivo y otros soportes como el DVD/Blue-Ray, han acrecentado la piratería a lo largo de las últimas décadas, como recurso en construir un circuito de comunicación cada vez más abarcativo. Con lo cual se desvirtúa la esencia del cine, perdiéndose, en todo caso, cierta dosis de su magia innata, sin necesidad de que un estreno llegue a la gran pantalla para poder disfrutarlo. El cine como arte siempre fue objetivo de revisionismo y redefinición, a pesar de ser un arte «nuevo», con «apenas» un siglo de existencia. Muchos artistas hoy en día intentan redescubrirlo como arte propio y está en su preocupación redefinirlo como tal. A menudo, influye en la concepción de cine de hoy día los avances tecnológicos antes mencionados. Puntos de inflexión que, sin dudas, van de la mano de las innovaciones estéticas que enriquecen el lenguaje y lo hacen variable a lo largo de los años. Así, la tecnología no solo ha generado nuevos espacios de visionado de films como los aviones, los aeropuertos, los bares, Internet; sino también ha generado un nuevo cine y un nuevo espectador. Se trata de la revolución cultural del nuevo milenio.Hoy en día, el amplio abanico de recursos que presenta la tecnología nos hace disponer de infinidad de variantes visuales que nos despliegan un aluvión de imágenes que llevan al espectador a un viaje vertiginoso de, definido según ciertos autores como “películas concierto” de montaje fluido y eufórico de imágenes (otros autores las llaman “películas de inmersión” o “películas high concept”) que logran resultados sorprendentes. Tienen poco diálogo y mucho efecto especial y, como dicho anteriormente poco factor humano. Una vez más, el instrumento para el relato se convierte en el centro del mismo y la forma termina fagocitando al contenido.

Visto desde otra perspectiva, la industria cultural trabaja los objetos culturales de los objetos mismos que están en el centro de dicha industria,que es parte de lo que la gente consume. Hoy en día es frecuente ver la cartelera repleta de remakes y secuelas donde la originalidad brilla por su ausencia y un círculo vicioso tiende a alimentar esa reiteración cada vez más monótona. Este ejemplo puede verse también, aún con un dejo de fatalismo, como una especie de correspondencia entre la teoría contemporánea y las nuevas tecnologías mediáticas, porque han cambiado los procesos de lectura de un film. Para justificar dicha teoría, latercera dimensión es el ejemplo más paradigmático al respecto. Si bien sea todavía prematuro teorizar sobre lo que se está desarrollando históricamente y nos atraviesa, considerado como hecho cultural en plenoproceso, se pueden percibir aspectos negativos y positivos del alcance y la relevancia de la tecnología hoy en día. Es una tarea difícil analizar el cine contemporáneo desde la perspectiva con la que vemos el del pasado, ya que la presente y constante cadena evolutiva no detiene su marcha. El cine se transforma y avanza a pasos agigantados y sobre la marcha, el propio espectador descubre todo lo bueno y todo lo malo al respecto, es inevitable.

Como vemos, el boom digital ofrece ventajas y limitaciones sobre un medio de las cuales se puede discutir ambos aspectos, pero teniendo en cuenta el contexto desde donde hacemos nuestro análisis, sin absolutismos. La imagen siempre es permeable al ámbito tecnológico desde donde se la elabore y el hombre sujeto a las circunstancias del medio como forma artística, sin dejar de tratarse-en definitiva- del negocio de una gran industria. La ley de oferta y demanda tampoco excluye a los terrenos cinematográficos en estos aspectos del análisis.La mencionada piratería, paradójicamente, avanzó a pasos agigantados a lo largo de las últimas dos décadas. Es por ello que, durante los comienzos del 2000, el mercado del DVD, los formatos de reproducción vía home theater o las descargas on-line alejaron al segmento más joven – y de más atractivo para los productores- de la concurrencia a las salas. Como un indudable efecto dominó, la cartelera cinematográfica de estos tiempos bien podría servir para escenificar en un contexto el periodo de crisis que sume al cine comercial del último tiempo. Y más aún si tenemos en cuentael impacto de las nuevas plataformas de streaming. La reflexión lleva a concluir que el espacio que estos films poseen hoy en día y la forma en que se los comercializa se debe a que, en última instancia, son consumidos masivamente por una audiencia que, mayormente, se adapta fácilmente a las nuevas modas tecnológicas. Cómo olvidar el quiebre profundo que viviera el sistema de estudios de Hollywood en los años ’50 producido por -entre otros motivos- el novedoso desembarco de la TV.Como puede verificarse a lo largo de este artículo, nos enfrentamos a un fenómeno social que excede las barreras de la representación artística y se convierte en un complejo estudio de la conducta humana inserta en lo social. Finalmente, el destino del cine y su sustento como arte no estará gobernado por las suculentas chequeras de los productores más poderosos ni de sus intenciones más comerciales, sino por el espectador del siglo XXI y donde éste decida situar su mirada.



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