
¿Qué de él la sacude del sueño que eterniza las noches para convertirla en manantial? ¿Qué de ella lo convoca para dejarse asir sediento de vertical u horizontal? ¿Qué son ellos cuándo son? Su mano en ella, su mano en él, deslizan cielo sobre el suelo arropados en abrazos. Se arrojan uno en el otro para temblar sin frío la desnudez del amor. Moldean su barro como si siempre fuese la última vez. Aliento vertido a las sombras despojadas, amanece en este cielo para dos. Y todo basta para llamarse y nada alcanza para nombrar. Sereno rocío que los habita despliega su potencia y echan a andar.
Que se deja, que la deja
que lo toma, que la espera
que se miran, que se dicen
que se amasan, que se tallan
que se enlazan, que se extienden
que se despiertan, que se sueñan
que se hurtan, que se prestan
que se ocupan, que se pueblan
que se mezclan, que se ofrecen,
que se convidan el universo
para beberse de un trago.
Categorías:Poesías al Margen
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